Avistan güiña en área suburbana de Concepción
La güiña (Leopardus guigna), como casi todos los felinos nativos, es muy esquiva y difícil de observar en estado salvaje. Dos organizaciones de investigadores han logrado captar imágenes de un ejemplar de esta especie en áreas periurbanas de Concepción por medio de cámaras trampa instaladas durante el verado en zonas montañosas cercanas a la ciudad. El avistamiento ha sorprendido, porque demuestra la resiliencia de la fauna nativa, presente aún en áreas cercanas a desarrollos urbanos, pero también porque incentiva mayores esfuerzos en restauración y conservación de hábitats naturales.
Un ejemplar de güiña ha sido captado en imágenes registradas por cámaras trampa en zonas montañosas cercanas a Concepción. Las cámaras habían sido instaladas durante el verano como parte de una iniciativa de las organizaciones Vida Silvestre Investigadores (@vidasilvestre.inv) y Motaraz (@motaraz.naturaleza) que buscaban entender mejor la vida silvestre en áreas fragmentadas de bosque mixto en los bordes de la ciudad. El propósito principal de este esfuerzo era intentar comprender mejor los ecosistemas, compuesto principalmente por plantaciones forestales y bosques exóticos, alternados por quebradas, zonas de vegetación nativa con especies que son de importancia para la conservación.
En total se instalaron tres cámaras a menos de 10 minutos a pie de la ciudad de Concepción, específicamente en un sector de bosque mixto cercano a Pedro de Valdivia, conectado al cerro Caracol, un parque semiurbano de gran tamaño. De las tres cámaras puestas, fue notable la diferencia en los resultados dependiendo del microhábitat.
Dos de las cámaras fueron puestas en zonas planas cercanas al bosque, mientras que la última fue puesta en la zona con mayor pendiente, entre quilas (Chusquea sp.). En esta última fue la que captó mayor diversidad, incluyendo el registro de un ejemplar de leopardus güiña, además de varias especies de aves nativas, como el Chucao (Scelorchilus rubecula) y el Huet-Huet (Pteroptochos tarnii), ambas presas potenciales de este depredador (Delibes-Mateos 2014; Galuppo 2014; Figueroa et al. 2018). En cambio, en las cámaras de las zonas más planas predominaron los registros de perros domésticos.
Estos registros son muestra de la gran resiliencia de la fauna nativa, que a pesar de las fuertes presiones antrópicas, en este caso a través del cambio de uso de suelo y las especies introducidas, aún subsiste en esta zona. “Esto es esperanzador cuando se une a los esfuerzos de restauración y regeneración, con la creación del reciente Parque Nacional Nonguén, en las cercanías de la ciudad y los constantes esfuerzos del Parque Cerro Caracol, donde se han realizado restauraciones ecológicas con especies nativas”, han indicado ambas organizaciones en un comunicado.
La presencia de animales como la güiña y el pudú —que también se ha registrado en esta zona— son registros especialmente importantes, pues estas especies requieren de grandes áreas de hábitat para vivir, lo que da esperanza en la funcionalidad ecosistémica de estos territorios. Los registros también vienen a respaldar los esfuerzos por restaurar ecológicamente estos sectores, apuntando a la regeneración integral de los bosques ancestrales.