Se trata de un estudio que fue publicado en la revista científica Journal of the Lepidopterists’ Society, y que utilizó diversas herramientas para poder analizar en detalle aspectos físicos y de comportamiento de las larvas y huevos de la mariposa nativa Battus polydamas archidamas, de la que poco se sabe a nivel nacional. Esta mariposa es el único miembro de su familia presente en Chile y es la segunda más grande del país. “Puede polinizar plantas que normalmente no pueden polinizar otros insectos como una abeja o mosca. Para entender sobre ella, analizamos la oruga de esta mariposa”, explica la investigadora Valeria Palma, académica de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC). De esta manera, a través de observaciones, se describió qué ocurría en cada fase o estadio larval.

Uno de los datos que más llamaron la atención fue el gran tamaño de las larvas encontradas de la mariposa, puesto que si bien esta especie es grande, aún su tamaño es considerable en comparación a otros individuos en Chile. “Además, la mariposa tiene un osmetéreo o una especie de cachitos que expone al sentirse atacada, estos poseen una sustancia muy tóxica. Al interior de la larva prepondera un color amarillo, lo que indica parte de su toxicidad, ya que se alimenta de una planta muy tóxica de la cual absorbe sus toxinas. Esta oruga es resistente a los agentes cancerígenos de esta planta”, declara la Dra. Valeria Palma.

Oruga analizada en el estudio ©Gentileza UCSC
Oruga analizada en el estudio ©Gentileza UCSC
Huevos de la especie investigada
Huevos de la especie investigada

La oruga de esta mariposa se alimenta de una planta muy tóxica del género Aristolochia. “Los huevos estaban bañados de una secreción amarilla, que también son parte de estos agentes cancerígenos que la oruga consume de la planta. A la oruga no le pasa nada y conserva estas toxinas en su cuerpo incluso en su estado de mariposa, las hembras también transmiten a sus huevos parte de estas sustancias”, enfatiza la investigadora.

La planta del género Aristolochia de la que se alimenta esta oruga, antiguamente se utilizaba con fines médicos, a través de infusiones para combatir diferentes dolores. Hace algunos años se descubrió su toxicidad y que producía cáncer en los seres humanos. “Es interesante ya que ni a la mariposa ni a la oruga les ocurre algo al alimentarse de esta planta tan tóxica. Es importante analizarla para luego usarla como modelo de estudio para investigaciones del cáncer, por ejemplo”, sostiene Valeria Palma respecto de la importancia de este estudio para futuras investigaciones.

Battus polydamas ventral ©Wingsfromsouth
Battus polydamas ventral ©Wingsfromsouth
Oruga investigada ©Gentileza UCSC
Oruga investigada ©Gentileza UCSC

Es de vital importancia conocer la interacción de este insecto y de la planta, de los cuales no abundan estudios en Chile. “Tristemente, en Chile existen escasos estudios en insectos nativos, corriendo gran parte de ellos el riesgo de caer en la extinción. A la fecha, solo una mariposa se encuentra protegida por la ley de caza y ninguna se encuentra en estado de protección. Desde el punto de vista de la conservación, cabe destacar que esta mariposa es un insecto nativo, es un polinizador único y posee una estrecha relación con una planta también nativa. Además, esta investigación es de ciencia básica, lo que significa una inversión en conocimiento y el conocimiento repercute en la sociedad y contribuye al progreso. Con esta mariposa pueden surgir investigaciones aledañas y medidas de protección que promuevan la conservación del único miembro de la familia Papilionidae en Chile”, finaliza la investigadora de la UCSC.

La investigación lleva el título de “Descripción morfológica de los estadios larvales de Battus polydamas archidamas, incluyendo notas sobre sus huevos y glándulas defensivas”. El estudio fue realizado por el trabajo conjunto de la investigadora postdoctoral de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), Dra. Valeria Palma junto a la académica de la misma casa de estudios Dra. Marcia González y el Dr. Luis Parra de la Universidad de Concepción.

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