Chile, un país único para ver aves en el mundo
En Chile existen alrededor de 500 especies de aves, distribuidas a lo largo y ancho del territorio. La amplia variedad de hábitats y paisajes, que van desde la montaña y el altiplano hasta los volcanes y ríos, ofrecen una enorme ventaja para la observación de aves en el país. A esto se suma la diversa riqueza cultural de las distintas comunidades, lo que es de gran interés para los turistas chilenos y extranjeros. Así lo destacaron expertos en un reciente seminario sobre el aviturismo y su potencial para el desarrollo económico nacional. Para los expositores, tenemos el desafío de integrar la observación de la naturaleza no solo con el resguardo de los ecosistemas, sino también con la preservación de nuestra identidad y el desarrollo local.
Se estima que existen 78 millones de observadores de aves en el mundo, interés que resulta interesante en un país como Chile, en donde existen alrededor de 500 especies de aves, distribuidas a lo largo y ancho del territorio. “Encontramos desde aves altoandinas, hasta aves playeras, migratorias y residentes, pelágicas u oceánicas, rapaces, por mencionar algunas. Una diversidad de características y hábitats, que transforman a nuestro país en un destino de interés para estos observadores, siendo una gran oportunidad para el desarrollo del avisturismo en el país”, señaló Juan José Donoso, jefe de la División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente, en el seminario “Aviturismo y su potencial de desarrollo económico en Chile”, realizado el pasado jueves 8 de octubre.
Uno de los invitados, Álvaro Jaramillo, ornitólogo, explorador y autor del libro “Aves de Chile”, entregó detalles del aviturismo en Chile y el mundo: “El aviturismo no solo es observación, si no también recopilación de información, lo que permite ir entendiendo más sobre las aves, y con ello hacer conservación en distintos lugares del país”.
Para el ornitólogo, el aviturismo está creciendo más que cualquier otra actividad: “En los últimos años, el avistamiento de aves ha experimentado un crecimiento mayor al del golf, a la pesca, entre otras. Incluso con la pandemia, ya que se han vendido más binoculares e implementos de observación”. Así también lo aseguró Sebastian Herzog, director del Programa de Alianzas Internacionales de la ONG Audubon International: “Hay un mercado cada vez más creciente. Lo que antes era un nicho chiquito, hoy es una gran oportunidad”.
Las ventajas de Chile
Nuestro país posee muchas ventajas para la observación de aves. “Tiene paisajes increíbles a nivel internacional, de montaña, altiplano, volcanes, ríos. Su mar, además de ser extenso, es frío producto de la presencia de la corriente de Humboldt, haciéndolo más rico en biodiversidad, tipos de climas y hábitats. Podemos encontrar desde climas templados hasta el desierto más árido del mundo”, explicó Jaramillo. Todo esto permite que Chile posea una gran diversidad de aves marinas, algunas muy especiales como la fardela de Juan Fenández o la pincoya, y otras endémicas, únicas en el mundo, como la chiricoca, rinocríptidos o la turca. “Estas características hacen de Chile un país único para ver aves y ecosistemas en el mundo. Y no sólo eso, también somos un país relativamente seguro en el contexto latinoamericano, tal vez el más seguro junto a Uruguay. Ante un mercado que crece, hay que diferenciarse, y Chile tiene un tremendo potencial”, agregó Jaramillo.
Otra ventaja de Chile mencionada por los expertos es su riqueza cultural. “Tenemos la oportunidad de involucrar la cultura mapuche, rapa nui, del gaucho o del huaso, en los recorridos del observador de aves, porque tanto en el turista extranjero como en el nacional, existe un alto interés en nuestra historia, cultura y gastronomía”, señaló Jaramillo.
Lo interesante de este mercado, es que el observador de aves es un turista “con un nivel económico alto, al que le sobra el dinero para gastar”, dijo Herzog. Según datos de Trip Advisor, basados en una encuesta a 44.000 turistas a nivel global en 2016, un 69% de los viajeros busca experiencias nuevas y un 15% aventuras; un 33% está dispuesto a gastar más “porque es importante para su bienestar”, y un 47% de los viajeros quiere conocer la cultura y la gente del lugar.
Los desafíos del mercado nacional
Existen 3 tipos de observadores de aves: uno más dedicado y competitivo, otro medianamente especializado y uno causal y/o principiante. “En esta escala, el observador medio es el nicho más interesante de promover, ya que representa el 50% de los avituristas en el mundo. Se trata de conocedores y amantes de la naturaleza, de entre 50 y 70 años, mayoritariamente mujeres, que no son tan exigentes, les interesan otras actividades de naturaleza y culturales, su satisfacción proviene también de socializar con otras personas, y demandan guía, alojamiento y comida de alta calidad”, detalló Herzog.
Durante el seminario se conocieron dos experiencias nacionales de empresas dedicadas al aviturismo, quienes reconocieron la necesidad de capacitación en el rubro. “Debemos capacitarnos y buscar certificaciones, para ofrecer un mejor servicio y viajes de mejor calidad. Tenemos que contextualizar y empoderar a los proveedores con este tipo de turistas”, dijo Fernando Díaz, director de Albatross Birding, una de las empresas más grandes de aviturismo en Chile.
Por su parte, Mónica Gastó, dueña de Posada del Parque Lodge de Mantagua, destacó la importancia de la comunidad local en el desarrollo de la actividad: “Es necesario acercarse a las comunidades y que valoren lo que tienen. En nuestro caso, los mejores guías que hemos tenido son locales, pero falta capacitación, y que entiendan la portencialidad económica de manera que se interesen en este mercado”. De esta forma, los panelistas coinciden en que resulta relevante la cooperación pública, privada y de empresas, para conservar sitios de relevancia para el aviturismo y transformarlo en una actividad productiva y sustentable.
“Para el aviturismo de calidad no se necesita un capital inicial muy elevado, porque la naturaleza está ahí. Solo se necesitan buenos binoculares, una guía de campo, y ganas de hacer bien las cosas”, señaló Mónica Gastó.
Al encuentro se conectaron más de 100 personas a través de ZOOM, entre operadores locales de aviturismo, ONGs, gobiernos regionales y municipios. “Entre todos podemos intercambiar experiencias, sondear posibles estrategias y alianzas, y así potenciar esta actividad en el país. Tenemos el tremendo desafío de integrar la observación de la naturaleza con la preservación de nuestra identidad y el desarrollo local. Es una oportunidad de conocer nuestras costumbres y cultura, y de colaborar con la conservación de los humedales y otros ecosistemas naturales en donde habitan las aves”, finalizó Juan José Donoso.
Si quieres revisar las presentaciones, visita el canal de YouTube del Proyecto GEF Humedales Costeros.