Naturaleza y ciudad: infraestructuras híbridas como aportes para la resiliencia
El diseño urbano y su paisaje natural pueden aportar en acciones que nos lleven a un camino de resiliencia. En este sentido, nuestro colaborador Cristóbal Lamarca nos explica cómo el uso de infraestructuras híbridas, con tiempo y recursos, nos ayudarían no solo a tener espacios comunitarios de valor ecológico y social, sino también a evitar, por ejemplo, los grandes desbordes de cauces naturales. Un caso de colaboración con la red híbrida, dice, es el parque Krahmer en Valdivia, que durante las lluvias extremas funciona de manera inteligente al capturar y conservar agua lluvia, mientras los sistemas grises están evacuando toda el agua caída en las superficies pavimentadas de la ciudad. Aquí nos detalla la información y más ejemplos.
El objetivo de este texto no es abrumar al lector en cifras, fuentes y datos técnicos, por el contrario, es ilustrar gráficamente mediante fotografías y cartografías la importancia de lo simple, natural y subvalorado en el contexto de la resiliencia urbana contemporánea frente a eventos climáticos extremos.
Actualmente los eventos climáticos extremos se manifiestan en las ciudades alrededor del mundo, sin discriminar nivel educacional, socioeconómico o calidad de su infraestructura. Debido al calentamiento global y el aumento en el registro y divulgación mediática de estos fenómenos, es hoy una amenaza real y más frecuente de lo esperado. Los países destinan altos costos anuales en remediar los daños que estas fuerzas de la naturaleza ocasionan en las ciudades, principalmente en los ambientes construidos, los cuales han calculado sus infraestructuras de gestión de aguas basados en medias climáticas y máximos registrados, entregando una falsa sensación de seguridad a la ciudadanía ya que si los diseños de la infraestructura gris es superada por eventos extremos, el contexto inmediato resulta gravemente afectado, tal como hemos visto en las lluvias de este mes de junio en distintas ciudades del centro sur del país.
En la primera imagen se muestra la calle Anibal Pinto en sector Beneficencia, Valdivia, el 11 de Junio 2020 con una lluvia caída de 100mm en menos de 24hrs. Este antiguo sector de la ciudad está colindante aguas abajo con el Humedal Harnecker (segunda imagen), el cual no utiliza intencionalmente su superficie verde como regulador, por el contrario se ejecutó un colector de hormigón (infraestructura gris) que gestiona el agua, pero evidentemente en días de lluvias extremas se ve superado con el daño a las viviendas vecinas como resultado.
El concepto de infraestructura verde nace como complemento a la infraestructura tradicional, denominada gris (construida principalmente con muros y ductos de hormigón armado, de ahí su color y nombre). Cuando estas infraestructuras “grises” saturan sus niveles de funcionamiento, un fenómeno natural se convierte en un factor de riesgo y posible desastre urbano. Dos claros ejemplos actuales son la salida del río Mapocho en Abril del 2016 a la altura de providencia y los aluviones del 2015 y 2017 en la localidad de Chañaral, en ambos casos cauces naturales, que han sido modificados artificialmente para otros usos como son la conectividad de autopistas urbanas y el emplazamiento de suelo urbano respectivamente.
Según la organización 100 Resilient cities La resiliencia es lo que ayuda a las ciudades a adaptarse y transformarse para enfrentar los desafíos que los nuevos fenómenos naturales representan, ayudándolas a prepararse para lo esperado, y también a lo no esperado. (1)
En Chile ya hay casos en que la resiliencia toma forma en Chile, está el caso de Santiago Humano y Resiliente (2) y también el caso en la ciudad de Valdivia por medio de la Universidad Austral y Activa Valdivia que están innovando en diseños para hacer frente a los eventos climáticos extremos trabajando de manera integrada con la red internacional UREX SRN (Urban Resilience to Extreme Weather-related Events Sustainability Research Network) que reúne a ciudades norteamericanas, mexicanas y solo una sudamericana, Valdivia.
En el contexto de esta red científica-profesional, se ha hecho énfasis en adaptar el entorno construido no solo desde más y mejores infraestructuras grises necesarias, sino que en: medir, evaluar e implementar infraestructuras verdes que permitan mitigar los efectos de estos eventos extremos con una gestión técnica de las infraestructuras, mientras además proveen de servicios eco sistémicos al entorno urbano y generan equipamiento público para las comunidades.
En resumen, es utilizar superficie natural que aporte valor tecnológico, ecológico y social mientras funciona como dispositivo de mitigación para fenómenos naturales extremos. Para el caso de Valdivia existe el desafío de instalar este enfoque en la sociedad y en el servicio público que administra y ejecuta el espacio público, apostando a la gestión y diseño de proyectos experimentales como el caso de la propuesta del Parque Fluvial Inundable Las Animas y el Parque Humedal Villa Pedro Montt.
Autores como Y. Depietri y T. McPhearson (3) están “explorando el papel de las infraestructuras grises, verdes, azules e híbridas para la adaptación al cambio climático en las ciudades con el fin de arrojar luces sobre los diferentes oportunidades de resiliencia y sostenibilidad disponibles y sus ventajas y desventajas para áreas urbanas, destacando la dependencia de las ciudades de los ecosistemas saludables y el apoyo a los enfoques híbridos como un componente clave en la reducción del riesgo de desastre urbano y la adaptación al cambio climático…
…Dado que el agua y la tierra se unen de múltiples maneras, incluyendo áreas ribereñas, playas, humedales y más, combinar infraestructura verde y azul está ganando atención tanto en investigación como en práctica para la reducción del riesgo de desastre urbano y la adaptación al cambio climático”
En el extranjero hay varios ejemplos implementados desde grandes corredores verdes urbanos de kilómetros de largos como el Indian bend Wash Park en Phoenix, y otros de escala menor como los jardines de lluvia distribuidos en la ciudad de Portland. Sin embargo, tenemos ejemplos locales que se pueden poner a prueba en momentos como el ya mencionado este 11 de Junio recién pasado.
El caso del parque Krahmer es muy gráfico ya que durante épocas de lluvias normales y verano se comporta como un parque tradicional abierto a la comunidad, pero en momentos de lluvias extremas funciona de manera inteligente al capturar y conservar agua lluvia mientras los sistemas grises están evacuando toda el agua caída en las superficies pavimentadas de la ciudad, así colabora con la red híbrida.
Los vecinos del parque Krahmer están protegidos por esta infraestructura verde, se pueden ver sus casas libres de inundaciones, y el parque al estar inundado puede sufrir daños en su mobiliario y equipamiento, pero muy menor a los daños que ocasionan en las construcciones y viviendas como ya describimos en el sector beneficencia.
Otro sector interesante de comparar en días normales y días extremos es el encuentro de la ciudad con el humedal Miraflores, este lugar es el encuentro entre la infraestructura gris de los Barrios Bajos de Valdivia y la infraestructura verde del propio humedal, el cual durante el año se muestra con un cauce central en un amplio espacio verde inaccesible, pero que resulta muy necesario en días de lluvias extremas. Este caso es interesante, ya que cumple con dos de los tres principios de las infraestructuras verdes, a) aporta beneficios ecosistémicos y b) es parte de una solución técnica para la evacuación y gestión del agua, pero no genera un aporte social a la comunidad cercana al no tener una infraestructura habilitante.
La resiliencia no es una condición que hay que resolver solo con respuestas rápidas de emergencia, sino que el diseño urbano y su paisaje natural deben apuntar a evitar que los causes naturales se desborden, a que los suelos que a simple vista no son usados por la naturaleza pero los hechos demuestran que si lo serán cada cierto tiempo, y que debemos aprender a convivir con ellos, no reemplazarlos, no dejándolos estar, sino que activarlos bajo el concepto de la infraestructura hibrida, de esta manera el esfuerzo en tiempo y recursos no solo ayuda a los eventos puntuales que se dan con los eventos climáticos extremos, sino que le resto del año sirven como espacios comunitarios de valor ecológico y social.
Simple, las ciudades con más árboles en las calles, con parques urbanos, con menos cemento, con más amenidades naturales, con cerros accesibles y bordes de ríos recreativos y activos serán más híbridas y podrán apuntar a ser ciudades más inteligentes, saludables y resistentes.
Referencias:
- Sitio web 100 Resilient Cities https://100resilientcities.org/resources/
- Godoy, en Ladera Sur https://laderasur.com/articulo/cambio-climatico-y-resiliencia-el-futuro-de-la-region-metropolitana-ya-esta-aqui/
- Yaella Depietri and Timon McPhearson, Integrating the Grey, Green, and Blue in Cities: Nature-Based Solutions for Climate Change Adaptation and Risk Reduction