Minas abandonadas en Lampa se convierten en importante refugio para murciélagos de la Región Metropolitana
Unas minas abandonadas en esta comuna se convirtieron en la primera “Área de Importancia para la Conservación de los Murciélagos” de la Región Metropolitana. Las minas en desuso, las cuevas y los remanentes de bosque esclerófilo presentes en toda esta zona constituyen una clase de oasis para seis especies de murciélagos, los cuales enfrentan diversas amenazas y presiones humanas. Las especies que se refugian en estos parajes, los beneficios que entregan a los ecosistemas y a la agricultura, la necesidad de valorarlos y cómo actuar ante un encuentro cercano en la siguiente nota de Ladera Sur.
En un lugar de Lampa, en la ciudad de Santiago, yacen piquetes y minas abandonadas como un vestigio de la antigua explotación de minerales que se desarrolló en la zona. Sin embargo, su utilidad no acabó allí, ya que se convirtieron en importantes guaridas para distintas especies nativas que se han adaptado, con mayor o menor éxito, a la creciente urbanización y presión humana.
Nos referimos a los murciélagos, cuya presencia en las minas y cuevas del sector fue reportada, hace más de una década, a un grupo de científicos dedicados a la investigación y conservación de estos quirópteros. Durante años se realizó un monitoreo en este sitio, donde se constató la enorme relevancia que tiene para estos mamíferos alados, lo que motivó finalmente la reciente creación de la primera Área de Importancia para la Conservación de los Murciélagos (AICOM) en la Región Metropolitana, y la quinta que se establece a nivel nacional.
Juan Luis Allendes, coordinador nacional del Programa de Conservación de Murciélagos de Chile (PCMCh), relata que “en esta parte de Lampa existe gran cantidad de piquetes y minas abandonadas en terrenos privados, y gracias a un joven supimos de su existencia y de la presencia de murciélagos allí. Varios miembros del programa comenzamos a ir a las minas, para ver si los murciélagos la usaban como refugio diurno para dormir. Encontramos que, efectivamente, estaban usando las minas para eso, entonces es súper bueno porque cumple con criterios para hacer un Área de Importancia para la Conservación de Murciélagos”.
Gonzalo Ossa, quien también es investigador del PCMCh, recuerda: “La presencia de murciélagos la detectamos en 2008, un amigo ornitólogo me llevó ahí y comenzamos a estudiar estas colonias que están en uno piques mineros abandonados”. Luego del hallazgo, cuenta el científico, comenzaron iniciativas como un proyecto – financiado con fondo Rufford – para estudiar a las colonias lampinas y a otras que se encuentran en un Área de Importancia para la Conservación de los Murciélagos, ubicada en Tierra del Fuego.
Son tres especies las que utilizan las minas y cuevas de Lampa para refugiarse: el murciélago orejudo mayor (Histiotus macrotus), el murciélago orejudo menor (Histiotus montanus) y el murciélago orejas de ratón de Chiloé (Myotis chiloensis).
Además, en el sector se encuentra el murciélago de cola libre (Tadarida brasiliensis), el murciélago colorado (Lasiurus varius) y el murciélago ceniciento (Lasiurus cinereus).
De esa manera, este rincón de Lampa tiene representadas a las seis especies de quirópteros que se encuentran en la Región Metropolitana, las cuales se caracterizan por ser insectívoras y de tamaño pequeño.
Si bien algunas de estas especies se han adaptado en cierta medida a la vida urbana, los murciélagos colorado y ceniciento son altamente dependientes a los lugares boscosos para refugiarse, por lo que requieren del cada vez más degradado y escaso bosque y matorral esclerófilo, propio de la zona central. Por ello, los pocos remanentes de vegetación y bosque nativo que van quedando en Lampa, en sectores como el de Chicauma, son fundamentales para estos animales que se han visto cada vez más desplazados por los asentamientos humanos.
“Esta área de Lampa es un sitio prioritario para la conservación de murciélagos, por eso decidimos hacer esta categoría internacional [AICOM], debido a la fuerte fragmentación y pérdida de hábitat que ha sufrido toda la Región Metropolitana. Estos oasis de bosque esclerófilo, así como las cuevas, son fundamentales no solo para las especies de murciélagos sino también para todas las especies nativas de la región”, detalla Allendes.
Ossa coincide: “Hoy es un sitio prioritario para la conservación de los murciélagos, dado que hay colonias reproductivas y de alimentación y, además, pienso que es una de las poblaciones con mayor seguimiento en Chile central”.
Sus beneficios e injusta mala fama
Los murciélagos conforman el segundo grupo de mamíferos más abundante y diverso del mundo, con más de 1300 especies registradas en la actualidad. En Chile se han descrito 14 especies, distribuyéndose seis de ellas en la Región Metropolitana.
Actualmente, estos animales enfrentan distintas amenazas, siendo una de las más importantes la pérdida de hábitat por cambio de uso del suelo, ya sea por la urbanización o por el desarrollo de actividades silvoagropecuarias y forestales.
A esto se suman la destrucción y perturbación de sus refugios naturales y artificiales, el uso indiscriminado de sustancias tóxicas, y el desarrollo de la energía eólica que no contempla medidas para resguardar a estas especies. Lo anterior se debe a que los murciélagos mueren al chocar con las aspas de los aerogeneradores, o por los cambios que generan en la presión, provocándoles un barotrauma que les revienta los pulmones.
“Mueren gran cantidad de murciélagos y de aves, pero eso tiene solución. Si los aerogeneradores paran a velocidades de 7 metros por segundo o menos, la mortalidad se reduce entre un 44% a un 93%. Nosotros no decimos que no haya aerogeneradores, sino que sean sustentables con el medioambiente, usando esas velocidades”, puntualiza el coordinador del Programa de Conservación de Murciélagos.
No obstante, hay otro factor preocupante: el conflicto directo entre humano y murciélago, como consecuencia de la desinformación por determinadas creencias, falta de educación ambiental o, incluso, por la cobertura sensacionalista e irresponsable de medios de comunicación.
De partida, estas especies – que están protegidas por la Ley de Caza – cumplen importantes roles ecológicos que no solo benefician a los ecosistemas, sino también a los humanos. Un ejemplo es que son controladores naturales de insectos, ayudando a la agricultura y a la disminución del uso de pesticidas.
“El primer desafío para el tema de los murciélagos es informar a la población de los grandes servicios que proveen, que ellos consumen plagas agrícolas. Toda la fruta y verdura que nosotros consumimos, el vino, las paltas, etc., serían mucho más caros si no existieran los murciélagos, porque los agricultores tendrían que usar aún más pesticidas. Además, consumen zancudos, polillas, entre otros”.
Las fecas de estos quirópteros también constituyen un abono natural muy útil para fertilizar tanto los ecosistemas como los campos de cultivo agrícola, esto debido a su alta cantidad de nitrógeno, fosfato y potasio.
Por otro lado, está la asociación que se hace de estos animales con enfermedades como la rabia. Al respecto, Allendes explica que “la única enfermedad que pueden transmitir los murciélagos es la rabia, pero la probabilidad es bajísima, solo ha habido dos casos de transmisión directa y fue porque esas personas tomaron al murciélago sin guantes y no avisaron que los había mordido. La probabilidad de que te muerda es aún más baja, porque ellos nos tienen miedo”.
Pese a ello, una de las medidas que el investigador busca analizar y modificar, en conjunto con el Instituto de Salud Pública (ISP) y Seremi de Salud, es evitar que a cada murciélago sospechoso que sea llevado a la institución se le aplique el test de rabia, que conlleva la muerte del animal, y debido al cual cada año se matan aproximadamente unos 2.000 animales, desde el año 1986.
“La medida de llevar al ISP y a la Seremi de Salud a cada murciélago que ven en la ciudad está diezmando las poblaciones de murciélagos. Los murciélagos solo tienen una cría al año, y aparte que es una mala práctica para cuidar a la población humana, por lo que están haciendo es eliminar a más murciélagos sanos que enfermos. Esa política pública del Ministerio de Salud y del ISP no es efectiva para mantener a salvo a la población humana, y tampoco para mantener las poblaciones de murciélagos”, advierte Allendes, quien agrega que con un análisis de sangre se puede realizar el test de la rabia, sin necesidad de matar al ejemplar. Ese tipo de prácticas no letales las realizan en México, Estados Unidos y países de Europa.
¿Y si hay murciélagos en mi casa?
Lo primero que recomienda el coordinador nacional de la organización “es no correr en círculos, usar siempre unos guantes de cuero, tomar una cajita de zapatos o cualquier tipo de recipiente, y ponerlo encima del murciélago con tranquilidad. Después deslizar una hoja de papel debajo del recipiente para separar al murciélago del muro y que caiga a la caja, y ponerle a ésta una tapa, obviamente hay que dejarle orificios o semiabierto para que pueda respirar. En la noche, subir a 1,5 metros de altura, por ejemplo, en un árbol, sacar la tapa y el murciélago va a salir solo, por sus medios”.
En el caso de tener una colonia de murciélagos en una vivienda, el primer paso es identificar por dónde están saliendo estos pequeños mamíferos durante el crepúsculo y amanecer, ojalá con la asesoría de un experto. Una vez que se detecten todas las salidas, se recomienda elaborar una “exclusa de murciélagos”, poniendo en dichas salidas un cono (como los utilizados en el fútbol), levemente inclinado y con la punta cortada para que quede un orificio. Asimismo, se recomienda poner y pegar una malla raschel con cinta adhesiva alrededor del cono.
“Eso se instala en marzo, permite que el murciélago salga, pero no que entre. El cono debe ponerse con cierto grado de inclinación, para que, si el murciélago ignora la malla y trata de entrar por el cono, no va a poder porque el cono es liso, entonces, no va a poder agarrarse con sus patitas, y va a tener que salir. Eso se deja 3 semanas para que todos los murciélagos salgan, y se hace en marzo porque las crías son adultas, entonces se asegura que van a salir todas. Después de tres semanas la persona saca los conos y sella con malla raschel o de estas espumas sellantes y se acaba el problema”.
De esa manera, los investigadores llaman a conocer y valorar a estos animales, despojándose del temor o los prejuicios para una sana convivencia. Allendes recalca que “uno de los grandes desafíos es la educación, porque si tú no educas, no puedes conservar. La conservación la hacen todas las personas”.
Para Ossa “las principales medidas son la educación de la población a través de talleres, salidas, y la información en redes sociales; la investigación para conocer mejor a estas especies, porque lo que no se conoce no se puede conservar; y la conservación en sí misma. Al crear esta AICOM [en Lampa], estamos dándole un valor extra, podríamos poner letreros informativos y limitar el acceso de la gente a estas cuevas, permitiendo así que los murciélagos las habiten tranquilamente. Estas tres acciones corresponden a los pilares de la Red Latinoamericana para la conservación de los murciélagos, a la cual pertenece el Programa de Conservación de Murciélagos de Chile”.