Alejandro de Ávila: «El vínculo entre la diversidad humana y la biológica, está muy claro en Oaxaca, más que en cualquier otra región del continente»
Nuestra colaboradora Isabel Infante nos comparte la entrevista que le realizó a Alejandro de Ávila, director fundador del Jardín Etnobotánico de Oaxaca. El también consultor internacional de materias ambientales, biólogo y botánico, nos comparte la historia desde los inicios del Jardín Etnobotánico, y cómo aprovechó las características ambientales y culturales del Estado de Oaxaca, en México, para elaborar su proyecto inicial. «Tienes, por un lado, los inventarios de flora y fauna, que te muestran que Oaxaca es el área con mayor diversidad de especies en vertebrados , que son vertebrados terrestres, y en plantas, sobre todo plantas como helechos, coníferas, y plantas con flor, en ambos casos los inventarios muestran que la diversidad de Oaxaca supera otras regiones de Mesoamérica», explica Ávila en esta entrevista.
Alejandro de Ávila lo conocí en una conferencia en la UNAM – Universidad Nacional Autónoma de México- sobre los tejidos emplumados en México. Su estudio del tema, la profundidad y la visión integral con la que abarcaba la materia; desde la investigación de especies de aves endémicas mexicanas hasta la etimología y reinterpretación en base al estudio del lenguaje en textos coloniales, me llamó profundamente la atención.
De formación interdisciplinaria en antropología, biología y lingüistica, botánico, políglota desde el alemán al náhuatl, consultor internacional en materia ambiental, ha publicado más de ochenta trabajos acerca de la conservación comunitaria de la naturaleza, la documentación biológica temprana en México y la historia de las artes textiles en Mesoamérica. Es investigador-curador del Museo Textil de Oaxaca y director-fundador del Jardín Etnobotánico de Oaxaca. Alejandro de Ávila es un ser de otro mundo, conocedor experto de muchas áreas y a la vez de una visión global envidiable con la que enlaza de forma muy natural los temas más complejos, los que entrega de manera generosa a Oaxaca, la ciudad y estado donde está establecido hace más de 20 años.
El Jardín Etnobotánico de Oaxaca es un lugar de gran belleza, ubicado en el Centro Cultural Santo Domingo en Oaxaca y muy interesante, ya que su argumento es mostrar la vinculación entre la complejidad natural y la diversidad cultural de Oaxaca. Es por esto su nombre, Etno – Botánico, ya que todas las especies presentes en el jardín tienen relación con la interacción del ser humano con la naturaleza en esa zona, desde su poblamiento hasta hoy.
La composición del jardín y su recorrido son una experiencia sensorial e intelectual de otro nivel. Este proyecto de gran sensibilidad y complejidad que reúne conceptos ambientales, sociales, científicos y estéticos en un espacio, es un ejemplo de trabajo integrado y de esfuerzo social, en el que estuvo involucrada la comunidad oaxaqueña, el estado central, el federal, artistas y científicos. Con la intención de conocer más de este jardín me acerqué a Alejandro de Ávila, actual director y fundador para que me contara en primera persona su historia.
¿Cómo y cuándo surgió la idea de hacer un jardín botánico junto al exconvento de Santo Domingo en Oaxaca?
Este jardín surge en el contexto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, porque como parte del cabildeo ante la opinión pública, el presidente Carlos Salinas (sexenio 1988-1994), quien promueve desde México la integración económica con Estados Unidos y con Canadá, corteja a figuras sobresalientes ante la opinión pública. En México, tú sabes que artistas, escritores, artistas plásticos y artistas visuales, escritores, músicos, tienen peso en la opinión, son respetados, se les aprecia, se les conoce y se les identifica. Entonces, Salinas, viene a Oaxaca, buscando a los artistas de acá, y busca en especial a quien en este momento era la figura sobresaliente en México, y quizás a nivel latinoamericano, me refiero a Francisco Toledo (1940, Juchitán de Zaragoza, México – 2019, Oaxaca, México). Francisco Toledo, con mucha habilidad, aprovecha la coyuntura para sugerir, que tal vez sería el momento de retirar al cuartel militar que se había posesionado de todo el complejo de Santo Domingo por más de 100 años. Estamos hablando de 1993, y en esa época todo ese espacio, con la salvedad del templo y del claustro, que ya era un museo, pero muy reducido en espacio y en dimensión conceptual, todo lo demás estaba posesionado por el ejército. Salinas la agarra en el aire, y ve la conveniencia de esto desde el punto de vista de su efecto mediático, entonces anuncia, que por supuesto, se va a retirar el ejército de Santo Domingo. Lo hace público, pero no queda ahí, porque al anunciarse públicamente, que se retira el ejército, el gobierno del Estado de Oaxaca, ve la oportunidad para privatizar el espacio, creando ahí un hotel de lujo, un centro de convenciones y un estacionamiento.
Oh! Era como dar un paso atrás…
Claro, y por supuesto desde la sociedad civil nos opusimos, y, no solamente nos opusimos en términos de una postura, lo hicimos desde el activismo.
En esa época el maestro Toledo, había llamado a varias personas de la sociedad civil, en una convocatoria abierta, para conformar lo que existe todavía, y que es el Patronato de Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca (PRO-OAX). Como parte del PRO-OAX participamos en conjunto en contra de la construcción que se proyectaba de una autopista; y participamos también en proponer una alternativa al hotel y al centro de convenciones y estacionamiento.
Entre los que estábamos dentro del PRO-OAX había consenso de que toda la planta alta del ex -convento de Santo Domingo quedaba como museo; para la planta baja se proponía la creación de la biblioteca Burgoa, que es la biblioteca histórica más activa en México, pero quedaba mucho espacio libre. Muchos de los artistas que eran parte del PRO-OAX tenían la visión de hacer talleres de formación, entonces proponían un taller de grabado, un taller de orfebrería, un taller de escultura, un taller de técnicas mixtas, etc. Ellos visualizaban el espacio exterior, no construido del convento, como un espacio para cultivar plantas que sirvieran como fuentes de celulosa, para tener producción de papel de calidad artística. Y proponían también, un espacio de exhibición, para que puertas afuera, se mostraran esculturas labradas en el taller respectivo.
La verdad, esa propuesta a mí me pareció ilusoria, porque el espacio no daba para servir, en serio, como un lugar para cultivar plantas celulosas, ya que tenías que tener un espacio diez veces mayor. Pero sobre todo me parecía que era sacrificar una oportunidad inédita en México, para integrar un discurso museográfico mayor. Si ya Santo Domingo, en su totalidad, en la planta alta se iba a convertir en un museo, y en la planta baja, en biblioteca o archivos, faltaba el vínculo con la historia natural. Si tienes la secuencia humana representada en un museo que cubre desde cazadores recolectores hace 12 mil años, hasta la realidad etnográfica de los pueblos indígenas de Oaxaca el día de hoy, y tienes además una biblioteca extraordinariamente rica de naturaleza histórica; si tienes la historia de los dominicos, que es la orden que viene a evangelizar al sur de México, ¿dónde está el vínculo con el paisaje que circunda Santo Domingo?
Entonces, yo propuse un jardín etnobotánico, y preparé una propuesta, de varias página. Yo estaba con un pie en el estribo, porque yo salía a la Universidad de California en Berkeley, para hacer mi doctorado, pero me pareció que esto era meritorio, entonces, a las carreras preparé la propuesta, y esa propuesta fue la semilla que fructificó, porque el año siguiente en 1994, con esa propuesta, Francisco Toledo, de su bolsa pone dinero, como dinero semilla, para constituir un fideicomiso, y a ese fideicomiso, le entra Fomento Social Banamex, que es una institución filantrópica del sector privado, y le entra al gobierno federal, y el gobierno estatal, y ese fideicomiso que se constituye el 94, es el que permite desarrollar el Centro Cultural Santo Domingo en su totalidad.
¿Y cómo surge la idea de que sea un jardín Etno-botánico y no sólo botánico?
Fue parte de mi propuesta. Fíjate que, al conformarse el fideicomiso, se invita a la UNAM para dirigir el consejo consultivo del fideicomiso, para validar académicamente la propuesta de trabajo, y, a quién invitan a representar, al rector de la UNAM, en ese consejo consultivo, trae la propuesta de un jardín que representara el intercambio colombino, es decir, que mostrara en vivo el intercambio de especies después de 1521, después de la caída de Tenochtitlan y a mí me pareció que de nuevo era un tema que no era particularmente pertinente para Oaxaca, y que era desaprovechar la particularidad que nos brindaba, no solamente el vínculo con la biblioteca y con el museo y las culturas de Oaxaca, sino lo que nos favorecía, el hecho de que Oaxaca es el área donde tienes más clara la relación entre diversidad natural y secuencia cultural urbana, es decir, aquí tienes la evidencia arqueológica más antigua de inicio de domesticación de plantas, y eso es en Guilá Naquitz que está dentro del Valle de Oaxaca. Aquí tienes la primera evidencia de escritura en Mesoamérica; eso está debatido, quizás no sea Oaxaca, pero ciertamente fue parte de la región clave donde surge el sistema calendárico, el ciclo de 260 días. Y, surge en Oaxaca además la primera ciudad planificada. Monte Albán es el primer centro urbano donde ves que se estaban tomando decisiones de antemano, no sobre la marcha; y hay, no solamente, un ordenamiento de los espacios preconcebido, sino, hay también una planeación en términos de cómo manejar el paisaje. Aplanar el cerro, tener formas de tránsito, hay todo un esquema muy pensado, que no ves reflejado en otras ciudades mesoamericanas más tempranas.
Entonces, el vínculo entre diversidad humana y diversidad biológica, está muy claro en Oaxaca, más claro que en otra región del continente, me atrevo a decir, porque tienes, por un lado, los inventarios de flora y fauna, que te muestran que Oaxaca es el área con mayor diversidad de especies en vertebrados , que son vertebrados terrestres, y en plantas, sobre todo plantas como helechos, coníferas, y plantas con flor, en ambos casos los inventarios muestran que la diversidad de Oaxaca supera otras regiones de Mesoamérica; hay más diversidad acá, que en Chiapas, en Veracruz, incluso que en Guatemala. Además, el estado de Oaxaca es el término sur de la masa continental norteamericana, queda en la confluencia de dos zonas biogeográficas, el Ártico y el Neotrópico, entonces es el área del encontronazo. Eso te da diversidad, pero también te da particularidad biológica, te da especificidad.
Bueno, todo esto parecía tener una personalidad biológica muy definida, una estructura muy compleja; y, no nos parece casual que donde tengas tanta complejidad ambiental, tienes también una mayor riqueza cultural, étnica y lingüistica, tal como se expresa por ejemplo en la diversidad de lenguas presentes en Oaxaca. Esto te lo cuantifica el Ethnologue. El Ethnologue es una base de datos donde tú puedes comparar país con país, no te lo fracciona a Estados, pero tú puedes sacar, viendo las listas de lenguas, cuáles están representadas en Oaxaca, yo lo he hecho, hice un ejercicio que he publicado, y encuentro que, en Oaxaca, según el Ethnologue, tienes mucho mayor diversidad lingüística que en cualquier otra zona del continente americano, para una región del tamaño de Oaxaca, un área relativamente pequeña.
Entonces, ese es el argumento, conociendo esos datos, decíamos, es que el Jardín Etnobotánico tiene que mostrar eso, ese debe ser nuestro tema conductual, la vinculación entre complejidad natural y experiencia humana.
¡Qué interesante! ¿Y cómo desarrollaron la propuesta museográfica y el diseño del Jardín Etnobotánico?
Mira, conformamos un grupo de diseño. En el grupo de diseño participamos el maestro Francisco Toledo, el maestro Luis Zárate y yo. El maestro Toledo, fue realmente nuestro santo patrón, fue nuestro mediador político, y fue quien moderó los excesos de uno y otro, pero quienes sacamos el trabajo, fuimos Luis Zárate, a quien corresponde la mayoría de las decisiones estéticas; y yo, en la parte conceptual aporté la paleta vegetal, la organización por secciones temáticas, y un discurso museográfico, por así decir, para todo el proyecto, es decir; ¿cuál va a ser la experiencia de los visitantes al hacer el recorrido, qué información queremos transmitir a quienes vienen desde la academia, a quiénes vienen desde el público en general, a quiénes vienen desde los grupos escolares? Nos preocupaba de sobre manera que fuera un espacio educativo para niños, y esa fue parte de la constitución. A esto sumamos asesorías puntuales de arquitectos de paisaje, señaladamente de Saúl Alcántara Onofre de la UAM Azcapotzalco y de Alejandro Cabeza de la UNAM.
En relación a la selección de las plantas, ¿cómo hiciste la selección?
Nuestra idea era relacionar la selección de plantas con aspectos de interés antropológico y cultural, para establecer un discurso paralelo y complementario al del museo del Centro Cultural Santo Domingo. Entonces, para la paleta vegetal y la selección de especies, lo que quisimos mostrar, eran las plantas de interés humano, no era nada más tener el 10% de la flora de Oaxaca, queríamos siempre ver un vínculo, ya fuera como alimento, ya fuera como medicamento, ya fuera como materia prima artesanal, como material de construcción, o combustible, o de uso lúdico, o incluso marcadores de paisaje, o plantas de interés potencial a futuro, siempre buscando una relación con una historia humana.
Hoy en día el jardín está muy bonito y frondoso, me imagino que ha sido un proceso largo, ¿de cuánto tiempo?
Sí, Estamos cumpliendo 20 años.
¿Y cómo fue el proceso de construcción y plantación del jardín? ¿Las plantas las traían de otras partes o sembraron las semillas?
Sí, ese fue el esfuerzo mayor, porque queríamos mostrar plantas de buen porte, no íbamos a sembrar la semilla, e íbamos a esperar que saliera en 10 años, entonces fue un gran trabajo poder banquear, porque traes la planta con suficiente suelo para que se adapte, de lo contrario, la tasa de mortalidad es demasiado alta. Fue un trabajo muy lento, de mucho tiempo, de mucho esfuerzo, para poder traer ejemplares del mayor tamaño y peso que podíamos cargar, y donde podía ir la grúa, eso era lo que logramos trasplantar. Y, debo decirte que, de lo que ves, no hay una sola planta que haya estado antes en ese terreno. Ahí no había nada, estaba todo ocupado por barracas, por instalaciones militares, había un campo de tiro, había canchas deportivas y así, se derruyó todo lo que habían construido los militares y comenzamos desde cero.
Durante la visita se aprecia que es un trabajo completamente integral y que de seguro involucró muchas personas. También durante la visita nos contaron que el trazado del jardín estaba inspirado en las grecas de Mitla, ¡Qué belleza!
Así es, nosotros nos inspiramos en Mitla por transmitir, por un lado, la importancia de un estilo propio y tratando de buscar algo distintivo, para que no fuera un jardín inglés … o japonés.
Y, elegir el diseño de Mitla, tiene también otra lectura; no fue una lectura que nosotros hayamos propuesto intencionalmente, pero que surge inevitablemente en la reflexión, y es que Mitla lo que tiene son diseños textiles. Esto lo percibió Aldous Huxley, él escribe un diario de viaje muy interesante, cuando vino a México y visitó Oaxaca, escribe que Mitla es un tejido petrificado, y en efecto, en los diseños de Mitla ves el lenguaje de la urdimbre y de la trama. Y nosotros, al trazado del jardín quisimos darle una personalidad propia, dijimos, “la geometría de Mitla” pero también es una valoración del trabajo de mujeres en lo textil, que habla de equidad de género, y eso nos gusta mucho.