Con poco más de 50 km2, isla del Rey es el territorio insular más extenso de la Región de Los Ríos, pero sólo hace pocos años se descubrió que allí entre sus bosques de ciprés de las Guaitecas y turba, había también una población de alrededor de 11 mil alerces milenarios. Fue Daniel Soto, ingeniero forestal y Doctor en Filosofía en ecosistemas forestales y sociedad, quien en 2008 reveló la existencia de esta población, la que crece más al norte de en Chile ya que, hasta entonces, se creía que el límite norte de su distribución era el territorio de la Reserva Costera Valdiviana.

Los especialistas han destacado que la geografía y las barreras naturales de la isla, generan una menor presión y disminuyen las amenazas externas, favoreciendo la preservación de esta población de alerces. Sin embargo, hoy deben enfrentarse a una problemática mayor: el cambio climático.

©Eduardo Schmeda
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 En el marco de una jornada de charlas organizada por ONG Nativa y la Municipalidad de Corral con apoyo de Conaf, llamada “Patrimonio cultural y natural de la Isla del Rey”, la investigadora del Instituto Forestal (INFOR), Dra. Rocío Urrutia, profundizó en la situación del alerce (Fitzroya cupressoides) en la zona, una especie en peligro de extinción protegida a nivel nacional e internacional.

La investigadora contó que el alerce es un árbol al que le gusta la lluvia y los veranos poco calurosos, lo que queda reflejado en sus anillos de crecimiento. Tal como informa el portal Ciencia en Chile, Urrutia explicó que en los veranos más lluviosos y con temperaturas moderadas, los anillos de crecimiento de los alerces son más anchos, mientras que en años más calurosos ocurre lo contrario. Esto le puede traer problemas de crecimiento y funcionamiento frente al rápido cambio climático, enfatizó la especialista.

Anillos de crecimiento del alerce ©Cortesía U. Austral de Chile
Anillos de crecimiento del alerce ©Cortesía U. Austral de Chile

Al ser una especie milenaria –se trata de la segunda especie de mayor longevidad en todo el mundo, superando los 3.600 años–, sus anillos representan un verdadero reservorio de información acerca del ecosistema y los cambios en él. Tal como explica Urrutia, los anillos de crecimiento de estos árboles “permiten estudiar los cambios en el clima, y reconocer las huellas de incendios y fenómenos volcánicos. Los alerces son clave, por ser árboles que viven miles de años”. A esto añade que, pese a ser una especie resistente, es también vulnerable al rápido cambio en el clima que influye en su regeneración ante condiciones muy secas y calurosas donde los suelos son restrictivos, como es el caso de la cordillera de la Costa.
A esto se suma otra amenaza: la isla está conformada en un 50% por plantaciones forestales, con especies exóticas. Sobre esto se refiere el Dr. Antonio Lara, Profesor titular de la Universidad Austral de Chile (UACh), con 30 años de experiencia en bosques de alerce. El académico explica que esta población de alerces habita en un espacio reducido y rodeado por especies exóticas que pueden comenzar a invadir su hábitat. “Es muy importante la delimitación de todos los lugares donde está alerce y que se garantice su protección. Lo principal es que los habitantes conozcan la especie y ellos mismos la defiendan y protejan de las amenazas”, dice.

©Eduardo Schmeda
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“El estudio que estamos realizando proporcionará información clave para la formulación de políticas sobre la conservación de estos bosques y para la evaluación de la provisión de agua y el secuestro de carbono como dos servicios ecosistémicos altamente relevantes de los bosques de Fitzroya”, explicó Lara.

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