El huemul de norte, taruca o taruka –Hippocamelus antisensis– es uno de los tres ciervos que habitan en Chile. Sin embargo, hay algo que la hace más particular: es una de las especies más amenazadas de nuestro país y, al mismo tiempo, una de las más desconocidas y desprotegidas.

Habita en zonas muy específicas de la precordillera que tienen acceso al agua, en las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá, entre los 3.000 y 4.000 msnm. Pero de su población no hay un registro certero. Algunas estimaciones, como las registradas por el Ministerio del Medio Ambiente, especifican que habría cerca de 600 ejemplares. Mientras tanto, el último Censo de CONAF en la zona sólo divisó 61.

“En realidad tenemos más dudas que certezas respecto a la taruka en Chile”, explica a Ladera Sur Nicolás Fuentes, coordinador de la organización Tarukari, que busca contribuir a la conservación de la biodiversidad en la cordillera del Norte de Chile.

Amenazada

©José Luis Lineros
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Una  de las principales amenazas que afectan a la taruca es que se distribuye por zonas que no están protegidas, y lo hacen de manera dispersa –fragmentada–. Habitan específicamente en quebradas húmedas, lo que ha limitado a esta especie a buscar hogar entre la pampa y el altiplano. Esto ha generado que cerca del 90% de las poblaciones del huemul del norte estén fuera de las siete áreas protegidas de las dos regiones en las que habitan en Chile.

En esa línea, un estudio en el que colaboró la ONG Tarukari propone un nuevo territorio a proteger por el Estado en el sur de la Región de Arica y Parinacota, donde es altamente probable que habiten estos animales. La identificación de este terreno permitiría tener una certeza de dónde encontrar a las tarucas. “Se debería hacer algún tipo de protección para salvaguardar el hábitat de este animal”, dice Fuentes.

Otro factor de amenaza es la acción humana. Como los lugares de agua son tan limitados, es probable que las tarukas se topen con comunidades. ¿El problema? Se comen los cultivos de los agricultores, generando molestia y como consecuencia, pese a que la caza de este cérvido sea ilegal en Chile, terminan cazándolos. De hecho, según una encuesta realizada por Conaf a los pobladores de la precordillera, un gran porcentaje de lugareños considera a las tarucas como dañinas para su cultivo. A esto se suma el problema de los perros, que atacan a estos animales sobre todo de noche, cuando nadie los controla.

Un plan para su conservación

©José Luis Lineros
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En 2016 la Conaf lanzó el Plan Nacional de Conservación de la Taruca, que tenía como objetivo conservar la diversidad biológica de este animalSegún Conaf, se identificaron y valoraron las amenazas para entender la visión local y así mejorar la calidad de vida de las comunidad junto con asegurar la conservación de la especie. Sin embargo, también tienen sus propias críticas: «Se observó claramente la falta de evaluación de las actividades en el plan».

Este año, en noviembre, lanzarán la actualización de este plan, que empezará a implementarse en 2019. Tal como explicó Conaf a Ladera Sur, esta nueva versión presentará algunos cambios en su metodología, que ahora considera relevante disminuir las amenazas previamente identificadas para implementar acciones que se relacionen con el estado biológico y poblacional de la especie.

Agregan que este documento definirá las acciones anuales para la conservación de la taruca, así como la evaluación anual de estas medidas. Además, buscará reducir las amenazas de la especie y realizar actividades con la comunidad para sensibilizar y lograr bienestar humano a través de la conservación de la taruka. Por ahora, están trabajando en este último punto, junto con prospecciones de la especie y estimaciones poblacionales anuales.

Para Nicolás Fuentes, de Tarukari, estos planes serían un primer paso, sin embargo destaca la necesidad de generar acciones concretas a futuro que aseguren la conservación de la especie.

Futuro

©José Luis Lineros
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Además del Plan de Conservación que empezará a implementarse el próximo año, en Tarukari también tienen planes para recolectar más información sobre la taruca. Fuentes explica que en julio de este año, durante el Congreso de Mastozoología de Sudamérica, se reunió con profesionales de Perú y Bolivia que trabajan con tarucas. Entre todos planificaron desarrollar un mapa colaborativo a nivel regional. Sólo faltaría, por el momento, la colaboración de Argentina.

También se planea hacer estudios de análisis genético para crear un panorama regional de esta especie para así poder otorgar más información sobre ella.

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