El Sephanoides sephaniodes, comúnmente conocido como picaflor chico, es una pequeña pero atractiva ave, caracterizada por su rápido aleteo y los colores verdes y vivos de su plumaje. Este polinizador se distribuye únicamente en Chile y Argentina. En nuestro país, se distribuye desde Antofagasta hasta Cabo de Hornos.

Durante otoño e invierno es muy común ver a estos picaflores en jardines, parques u otros sectores de la zona central. Aunque no existe información detallada acerca de sus rutas exactas o la forma en que migra, se sabe que este gran polinizador se traslada según los sitios favorables para su alimentación y de reproducción.

Picaflor chico. Créditos: Jean Paul de la Harpe
Picaflor chico, Región Metropolitana. Créditos: Jean Paul de la Harpe

El picaflor chico va persiguiendo la floración nativa, que en la zona centro-sur y patagónica empieza en la primavera. Por lo tanto, cuando acaba la temporada cálida en el sur, busca plantas para alimentarse en la zona centro de Chile, como Santiago. Allí depende sobre todo del quintral, una planta parásita de flores rojas que florece entre enero y julio. Esta planta se ha adaptado muy bien a varias especies de árboles de la ciudad, lo que hace que podamos ver al picaflor chico en zonas urbanas. En invierno, es una de sus más importantes fuentes de alimento.

Picaflor chico. Créditos: Jean Paul de la Harpe
Picaflor chico alimentándose, Región Metropolitana. Créditos: Jean Paul de la Harpe

Aunque puede variar, su estacionalidad reproductiva depende también de la disponibilidad de flores. En Chile, suele ser entre agosto a diciembre. La postura de los huevos ocurre en octubre o noviembre. Así, en otoño e invierno el picaflor chico viaja a Santiago en busca de néctar para alimentarse, y vuelve al sur para llevar a cabo su proceso reproductivo.

Picaflor chico. Créditos: Jean Paul de la Harpe
Picaflor chico, Región Metropolitana. Créditos: Jean Paul de la Harpe

Según comenta César Muñoz, biólogo y miembro de la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC), cuando dejan la zona central, migran “hacia el sur de Chile y Argentina. Incluso algunos llegan hasta la Patagonia. Recordemos que es el picaflor más austral, que llega hasta Puerto Williams, o Ushuaia en Argentina. Es estrictamente estival de verano. En Chiloé, Puerto Montt o Valdivia están más tiempo; hay algunas poblaciones que se van y algunas residentes”.

Picaflor chico. Créditos: Jean Paul de la Harpe
Picaflor chico, Región Metropolitana. Créditos: Jean Paul de la Harpe

“Es particular porque es nuestro picaflor cuasi endémico —está solamente en Chile y en Argentina—. Además está muy asociado a las zonas urbanas porque le ha ido muy bien justamente con esta flora, tanto con los quintrales en los árboles urbanos y también en plantas como el aloe, las mismas fucsias que la gente planta o el abutilón, que también es exótico y se planta mucho. Esas plantas también facilitan que el picaflor colonice exitosamente las zonas urbanas, contra lo que uno pensaría”, finaliza César.

Picaflor chico. Créditos: Jean Paul de la Harpe
Picaflor chico. Créditos: Jean Paul de la Harpe

A pesar de todo esto, no existe información tan detallada sobre su proceso migratorio. La forma en que se moviliza y se traslada dentro del país es muy versátil: algunos de ellos se mantienen en la zona central durante todas las estaciones, como se observan en el Jardín Botánico Nacional de Viña del Mar, mientras que otros viajan año tras año. Cuando lo hace, este picaflor empieza a llegar Santiago y a otras ciudades durante los meses de febrero y marzo; de mayo a julio es cuando más se pueden ver; a finales de agosto comienzan a irse, y para septiembre ya no están, o quedan muy pocos.

Picaflor chico. Créditos: Jean Paul de la Harpe
Picaflor chico. Créditos: Jean Paul de la Harpe
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