Es un ave playera del orden Charadriiformes, única especie representante de la familia Pluvianellidae. Conocida en inglés como Magellanic plover, en francés como pluvier Magellan y en español como chorlo de Magallanes (Chile) y chorlito ceniciento (Argentina), es una especie restringida al sur de Sudamérica. En la zona austral de Chile se reproduce en la Región de Magallanes y de la Antártica chilena. En Argentina, lo hace en las provincias de Tierra del Fuego y Santa Cruz, invernando a lo largo de la costa atlántica hasta la Península Valdés en la Provincia de Chubut y llegando regularmente a la provincia de Buenos Aires. Se registró, en 2022, como especie errante o accidental, y con solo dos individuos, en Uruguay.

Tiene una coloración apagada poco llamativa, pero altamente mimética con su entorno. Sus patas son cortas con tarsos gruesos y dedos posteriores bien desarrollados. Su cabeza es pequeña y redonda. Su pico y su táctica de búsqueda de alimento se asemejan más a los de un playero vuelvepiedras (Arenaria interpres) que a los de un chorlo, mientras que su aspecto también podría tener un parecido con el de una paloma pequeña. Picotea la comida de la superficie, da vuelta piedras, conchas y escombros para encontrar alimento y, a veces, rasca o excava en la arena en busca de comida utilizando sus poderosas patas, un comportamiento aparentemente único entre las aves playeras. Mientras busca alimento, la especie es muy activa y corre velozmente.

“Se trata de una especie de alto interés hemisférico para la ciencia e investigación, y también para el mercado del aviturismo, atrayendo turistas de diversas partes del mundo que tienen como meta observar esta fascinante especie”, comenta Ricardo Matus, naturalista y ornitólogo Magallánico y uno de los especialistas que más conoce al chorlo de Magallanes en el hemisferio.

Chorlo de Magallanes. Créditos: Ricardo Matus.
Chorlo de Magallanes. Créditos: Ricardo Matus.

Durante su ciclo de vida, la especie nidifica en las orillas expuestas al viento de lagunas salobres de poca profundidad ubicadas en la estepa del sur de la Patagonia. “Una vez concluida la temporada reproductiva estas aves realizan desplazamientos desde este tipo de lagunas hacia la costa y al norte, alcanzando Bahía Lomas, donde se concentra en bandadas en el mes de mayo, para luego continuar más al norte a las costas de la provincia de Santa Cruz, Argentina. La pequeña población de chorlos se desplaza en conjunto a través de la estepa, parando en lagunas salobres intermedias o directamente en las costas del continente y Tierra del Fuego”, señala Matus.  

La primera referencia de una nidada fue en Chile en noviembre de 1952, nido encontrado por Phillipi al borde de un lago en la Estancia Gente Grande, en la zona noroeste de Tierra del Fuego. En una depresión en el suelo arenoso, había dos huevos perfectamente mimetizados con las numerosas piedras redondeadas del sector. Luego, en años siguientes, se encontraron otras nidadas en ambientes similares.

En Chile, la mayoría de las lagunas que sirven de hábitat durante el periodo reproductivo de esta especie se ubican en predios ganaderos privados, tanto del sector continental (comunas de Laguna Blanca, Rio Verde y San Gregorio), como en Tierra del Fuego (comunas de Cerro Primavera y Porvenir).

Bandada de Chorlitos de Magallanes. Créditos: Ricardo Matus
Bandada de Chorlitos de Magallanes. Créditos: Ricardo Matus

Los sitios con presencia de chorlo de Magallanes que cuentan con alguna figura de protección son Laguna de los Cisnes (Monumento Natural) y Bahía Lomas (Santuario de la Naturaleza) ambos en Tierra del Fuego. En la comuna de Río Verde, sector continental, se encuentran al menos dos lagunas en la estancia Entrevientos (perteneciente al Ministerio de Bienes Nacionales y bajo la administración del Ejército de Chile). Sin embargo, por tratarse de un campo de entrenamiento militar, no tienen ninguna figura de protección.

El total de sitios con presencia de chorlo de Magallanes que cuentan con alguna figura de protección en Chile es bajo, y probablemente representan menos de un 1% del total de la superficie del hábitat de esta especie.

Los nidos del chorlo de Magallanes se sitúan cerca del agua, en orillas de arcilla o guijarros, sin vegetación, de lagos claros o arcillosos con niveles de agua inestables. Los nidos son simples raspaduras expuestas en el suelo revestidas de piedras. Generalmente ponen uno o dos huevos y tanto el macho como la hembra incuban. Pueden intentar nidadas múltiples, hasta tres veces ocasionalmente, incluso cuando la primera nidada tiene éxito. Ambos padres cuidan de los polluelos y es la única especie de ave playera que alimenta activamente a sus crías regurgitando comida de su buche bien desarrollado.

Diego Luna Quevedo, Especialista en Política y Gobernanza de Manomet Conservation Sciences señala: “La especie se encuentra En Peligro tanto en Chile como en Argentina debido a su pequeña población reproductiva y a la pérdida y disminución en la calidad de su hábitat reproductivo. Monitoreos practicados recientemente en ambos países han encendido una luz de alarma, mostrando un tamaño poblacional crítico y evidenciando que se trata de una de las especies de aves playeras más amenazadas del mundo”.

La especie era considerada “Casi Amenazada” a nivel global, con una población estimada entre 1.500 y 7.000 individuos. No obstante, censos poblacionales realizados durante 2022-23 han demostrado una población no mayor a 500 individuos. Debido a lo anterior, en diciembre 2023 fue reconocida como “Vulnerable” en la Lista Roja Global de UICN.

El ornitólogo Ricardo Matus señala: “la especie sufre un alto grado de amenaza directa; por pisoteo de nidos y degradación y reducción de hábitat en la estepa magallánica y lagunas patagónicas, entre otros. Estos factores influyen en la estabilidad de los hábitats que utiliza para cumplir su ciclo de vida en las lagunas que usa para la nidificación. Actualmente estos ecosistemas de la Patagonia están sufriendo cambios drásticos en sus sistemas hídricos y experimentando períodos de sequías, lo que podría afectar a la especie en el mediano plazo”.

Chorlo de Magallanes. Créditos: Ricardo Matus.
Chorlo de Magallanes. Créditos: Ricardo Matus.

Sin embargo, las amenazas para el chorlo de Magallanes se multiplican. La Patagonia, tanto en Chile como en Argentina, ha despertado el interés de empresas transnacionales por producir Hidrógeno verde a una escala gigantesca. Se requiere de mucha energía para generarlo y los poderosos vientos patagónicos podrían proporcionar esa fuerza. Múltiples empresas están sometiendo proyectos al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental de Chile en una escala nunca vista para Magallanes.

Los cambios en el paisaje de la estepa magallánica y de las lagunas interiores patagónicas, producto de la instalación de extensos parques eólicos para la producción de Hidrógeno, podrían afectar severamente la viabilidad poblacional del chorlo de Magallanes y otras especies como, por ejemplo, el playero ártico y el canquén colorado, todas especies en peligro de extinción. De acuerdo a la información disponible, hay sectores como el sistema de humedales de la comuna de San Gregorio y algunas lagunas ubicadas en la comuna de Laguna Blanca, donde se pretenden instalar megaproyectos industriales en el entorno directo o sobre los hábitats críticos de la especie mismos”, detalla Matus.

Chorlo de Magallanes. Créditos: Ricardo Matus.
Chorlo de Magallanes. Créditos: Ricardo Matus.

Considerando el crítico tamaño poblacional de esta especie y el alto grado de amenazas a la que está sometida, la Cancillería de Chile -con el apoyo de Argentina- presentó en 2023 ante la Convención sobre Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, una propuesta de inclusión de la especie en el Apéndice I de dicha Convención como especie migratoria en peligro. Dicha solicitud fue aprobada durante la 14ª Reunión de la Conferencia de las Partes, que se llevó a cabo en Samarcanda, Uzbekistán, en febrero 2024. Esta Convención tiene como propósito contribuir a la conservación de las especies terrestres, marinas y aves migratorias a lo largo de su área de distribución.

El Apéndice I de la CMS comprende las especies migratorias consideradas en peligro de extinción en la totalidad o en una parte significativa de su área de distribución. Las Partes de la CMS, que son un Estado del área de distribución de una especie migratoria incluida en el Apéndice I de la CMS, tienen el compromiso de hacer todos los esfuerzos posibles por protegerlas estrictamente prohibiendo la captura de dichas especies, conservando y, en caso necesario, restaurando sus hábitats; previniendo, eliminando o mitigando los obstáculos a su migración y controlando otros factores que puedan ponerlas en peligro.

Chorlo de Magallanes. Créditos: Ricardo Matus.
Chorlo de Magallanes. Créditos: Ricardo Matus.

Científicos y especialistas de diversos países se encuentran redoblando el seguimiento de la población de la especie a través del “Proyecto Pluvianellus”, una iniciativa binacional liderada conjuntamente por el Centro de Rehabilitación de Aves Leñadura (CRAL), la Asociación Ambiente Sur, American Bird Conservancy y Manomet Conservation Sciences, con apoyo gubernamental en ambos países. Se realizan censos poblacionales estacionales, implementación de medidas para proteger nidos de la especie y monitoreo de los desplazamientos locales y movimientos migratorios de individuos usando transmisores satelitales. Dichas ONGs nacionales e internacionales están buscando además el apoyo de autoridades de Chile y Argentina para poner en marcha una agenda de acción binacional para la recuperación de la especie lo antes posible.

Chorlo de Magallanes. Créditos: Ricardo Matus.
Chorlo de Magallanes. Créditos: Ricardo Matus.

“Si no somos capaces de dar respuestas urgentes a la conservación efectiva de las aves playeras, podríamos ser testigos en el corto plazo de la extinción de especies como el Chorlo de Magallanes”, señala Diego Luna Quevedo, especialista de Manomet. “El Hidrógeno a gran escala y sin planificación territorial alguna en Magallanes, podría tener consecuencias irreversibles para la especie. Resulta urgente la definición por parte del Gobierno de un corredor seguro para las aves en Magallanes como zona de exclusión de aerogeneradores, que asegure el hábitat esencial para que las especies en peligro puedan sostener sus ciclos de vida. Se requiere de un liderazgo político que se haga cargo de la gran crisis de biodiversidad que atravesamos”.

El chorlo de Magallanes es una de las especies de aves playeras más raras y fascinantes del mundo de las aves playeras, pero está en peligro. Tenemos como sociedad por delante el desafío urgente de ser capaces de resguardar las especies que nos quedan, pues la ventana de oportunidad para detener y revertir la pérdida de biodiversidad se está cerrando.

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