En el extremo sur del planeta, donde los vientos son más fríos y la naturaleza permanece casi intacta, se extiende la Macrozona Austral de Chile, un lugar tan remoto como fascinante. Este rincón subantártico que abarca las regiones de Aysén, Magallanes y la Antártica chilena, no sólo cautiva por su belleza indómita y misteriosa, sino que también se revela como un laboratorio natural único en su clase, ofreciendo oportunidades inigualables para la Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCi).

Fiordos y canales – Laboratorio Natural Subantártico.

Lo que hace a esta zona verdaderamente especial son sus características naturales excepcionales, que la convierten en un referente mundial en biodiversidad y en un campo de estudio crucial para quienes buscan desentrañar los secretos de nuestro planeta; permitiendo a las científicas y los científicos explorar y comprender procesos naturales en su forma más pura.

Sin embargo, para que este Laboratorio Natural despliegue todo su potencial, las redes de articulación juegan un rol esencial. Estas conexiones entre los generadores de conocimiento, comunidades locales y actores internacionales, facilitan la investigación interdisciplinaria y promueven la conservación de uno de los ecosistemas más prístinos del mundo. A través de la colaboración, se fomenta un intercambio de conocimientos que enriquece la comprensión del territorio y se diseñan estrategias sostenibles que aseguran la conservación de la biodiversidad para las generaciones futuras.

Canales y fiordos - Laboratorio Natural Subantártico
Canales y fiordos – Laboratorio Natural Subantártico

En este reportaje, te invitamos a descubrir la profunda importancia biocultural y científica de la Macrozona Austral de Chile, y a explorar cómo las redes de colaboración son herramientas para un futuro sostenible en uno de los últimos rincones vírgenes del planeta.

Laboratorio Natural Subantártico, un territorio único para la ciencia

El Laboratorio Natural Subantártico es un área geográfica extraordinaria situada entre los 43º y 56º de latitud sur, donde la naturaleza despliega su más vasta diversidad. Aquí nos encontramos en el territorio continental más cercano a la Antártica, donde las precipitaciones varían drásticamente, creando un mosaico de paisajes variados y dinámicos desde la estepa hasta los bosques siempre verdes. Este entorno único no sólo es un escenario de impresionante belleza, sino también un lugar perfecto para el desarrollo de la ciencia. La vida en estas condiciones extremas es un claro testimonio de adaptación y resiliencia, mientras que su geografía fragmentada y sus paisajes dinámicos agregan un nivel adicional de complejidad y fascinación.

Recientemente, la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) definió el concepto de Laboratorio Natural como zonas o territorios que poseen singularidades o atributos naturales y/o culturales únicos, entendiendo que estas características brindan ventajas y oportunidades excepcionales para el avance de la ciencia, la tecnología y el conocimiento en múltiples áreas, con un impacto que no solo es de alto nivel, sino también de relevancia planetaria y con incidencia en el desarrollo local.

Ciencia en terreno – Laboratorio Natural Subantártico.

El Laboratorio Natural Subantártico destaca por ser un lugar donde se producen procesos y fenómenos de gran interés científico, cuyos resultados poseen una importancia tanto regional como global. En este laboratorio natural, es posible promover investigaciones con un impacto significativo a nivel nacional e internacional, integrando además las dimensiones sociales y las comunidades locales. En el Laboratorio Natural Subantártico se pueden observar distintos ambientes, como: fiordos y canales patagónicos; bosques y turberas australes; glaciares andino-patagónicos; y estepa fuego-patagónica, cada una ofreciendo un terreno fértil para la ciencia en las regiones de Aysén, Magallanes y la Antártica Chilena.

Nodo Laboratorio Natural Subantártico, puente entre ciencia y comunidad

El Nodo Laboratorio Natural Subantártico (LNS) surge el año 2022 con la misión de promover la actividad científica pertinente con el territorio subantártico a través de la articulación de una red colaborativa de actores del ecosistema CTCI. Este esfuerzo busca además de caracterizar este laboratorio natural, facilitar el acceso a información geográfica actualizada a través de un geoportal de alta calidad y desarrollar una hoja de ruta con recomendaciones clave para el uso sostenible del territorio. El propósito es claro: alinear la ciencia con la rica diversidad biológica, geofísica y cultural de la región.

Bosques y turberas – Laboratorio Natural Subantártico.

El Nodo LNS pretende coordinar y potenciar la colaboración entre quienes habitan y trabajan en el territorio Subantártico. Con un enfoque territorial y participativo, este nodo promueve la interacción entre investigadores, autoridades y comunidades locales, como instituciones académicas de investigación; sector público; organizaciones no gubernamentales (ONG); sector privado productivo; sindicatos, cooperativas y asociaciones gremiales; organizaciones y comunidades indígenas. Así, se busca fortalecer el tejido de actores involucrados en la protección y gestión del territorio, logrando una verdadera sinergia.

La Dra. Laura Sanchez Jardón, quien lidera esta red, investigadora de la Universidad de Magallanes, Bióloga y Doctora en Ecología y Medio Ambiente, nos explica que “el Nodo Laboratorio Natural Subantártico, pretende ser un espacio de colaboración entre científicos y comunidades locales, uniendo esfuerzos para conocer y gestionar los atributos únicos de la región subantártica de Chile. Este proyecto, fruto de la colaboración y el compromiso de diversos investigadores, profesionales e instituciones en Aysén y Magallanes, busca no solo avanzar en el conocimiento, sino también propiciar que el saber se traduzca en acciones concretas que beneficien tanto al entorno natural como a las personas que lo habitan”.

Naturaleza - Laboratorio Natural Subantártico
Naturaleza – Laboratorio Natural Subantártico

Además, enfatiza que «conscientes de los desafíos del cambio socioambiental global, el Nodo Laboratorio Natural Subantártico subraya la cooperación y el enfoque biocultural como esenciales para equilibrar desarrollo y conservación. Así, el Nodo se visualiza como un motor de cambio positivo, alineando el avance científico con la riqueza biológica y cultural del territorio, hacia un futuro más sostenible para todos y todas».

Mirando hacia el futuro, el Laboratorio Natural Subantártico se posiciona como una plataforma clave para avances científicos que impulsen la conservación y el manejo sostenible de la región austral. No obstante, enfrenta retos importantes, como las amenazas a la biodiversidad y los impactos del cambio climático, la necesidad de articulación y un financiamiento continuo y la inclusión efectiva de las comunidades locales en la formulación y ejecución de iniciativas y proyectos de investigación.

Estepa – Laboratorio Natural Subantártico.

En conclusión, la cooperación y la capacidad para enfrentar desafíos de manera creativa y participativa son fundamentales para el progreso en la investigación y conservación de esta valiosa región subantártica. El trabajo colaborativo es clave para asegurar un equilibrio entre el desarrollo científico y la conservación de un patrimonio natural único e irrepetible.

Oportunidades y desafíos

El territorio subantártico, con su compleja geografía y biodiversidad única, se presenta como un verdadero laboratorio natural. Sus condiciones extremas ofrecen un escenario inigualable para estudios científicos en múltiples disciplinas. Hablamos de ciencia pura y aplicada; la riqueza de este entorno también radica en la interacción entre los ecosistemas y las prácticas culturales de las comunidades que lo habitan. Esto abre puertas a nuevas perspectivas en la conservación biocultural, un campo emergente que busca armonizar la protección de la naturaleza con el respeto a las tradiciones locales. Sin embargo, aprovechar estas oportunidades implica más que sólo buenas intenciones; se requiere un enfoque colaborativo que integre las visiones de investigadores, autoridades y habitantes de la región. Este es precisamente el reto al que se enfrenta hoy el Nodo Laboratorio Natural Subantártico.

Estepa Jeinimeni – Laboratorio Natural Subantártico.

En este contexto el Subdirector de Vinculación y Transferencia del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), Dr. Alexis Catalán, destaca que “la clave para el éxito en la conservación de la zona subantártica radica en entender que ciencia y comunidad no son esferas aisladas, sino interdependientes. Para proteger este ecosistema, se necesita un enfoque integrador, donde el conocimiento científico sea complementado con el saber local y las prácticas culturales. Sólo así será posible diseñar estrategias de conservación que no sólo protejan la biodiversidad, sino que también respeten y valoren el rol de las comunidades en su gestión.

La macrozona austral se perfila como una plataforma clave para potenciar tanto la investigación como la conservación en este territorio. La idea central es alinear los esfuerzos científicos con la extraordinaria diversidad biológica, geofísica y cultural que caracteriza al extremo austral de Chile. Para lograrlo, se busca promover la comunicación, visualización y colaboración digital, facilitando la apropiación e internalización del conocimiento científico subantártico siguiendo las recomendaciones de la UNESCO y la política de ciencia abierta de ANID, se asegura que el conocimiento generado sea abierto, accesible y reutilizable, trascendiendo las fronteras de la ciencia tradicional.

Estepa – Laboratorio Natural Subantártico.

Pero no todo es tan simple. El cambio climático sigue siendo una amenaza latente para estos ecosistemas delicados, y garantizar el financiamiento continuo para las investigaciones es un desafío constante. Sumado a esto, la participación activa de las comunidades locales en los proyectos de investigación es crucial para asegurar un enfoque territorial, verdaderamente participativo, inclusivo y sostenible. Estos desafíos requieren no sólo soluciones técnicas, sino también un compromiso a largo plazo y una visión compartida entre todos los actores involucrados. La pregunta que queda es: ¿podremos unir ciencia, comunidad y conservación en un esfuerzo común que asegure el futuro de este territorio único?

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