Junio 4, 2024 – Torres Vedras, Portugal: Custodios de turberas de todo el mundo se reunieron entre el 1 y el 3 de mayo en Torres Vedras, para desarrollar y compartir métodos creativos, transdisciplinares y liderados localmente para conservar, restaurar y honrar los humedales de turbera de nuestro planeta. 

Se trata de la segunda reunión histórica del Acuerdo de Venecia, un compromiso internacional de quienes protegen estos ecosistemas para cambiar la trayectoria de su gestión ecológica y cultural, con miras hacia una conservación eficaz. 

Artistas, científicos especializados en turberas, funcionarios públicos, miembros de comunidades indígenas, gestores de conservación en terreno, especialistas en cambio climático y dirigentes de organizaciones medioambientales sin fines de lucro, provenientes de países como Kenia, Noruega, Chile, Argentina, Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Estonia, Rumanía y Estados Unidos, se unieron a equipo portugués para trabajar en renoval, evaluar, alimentar y hacer crecer los compromisos y estrategias acordadas por más de 100 custodios de turberas en Venecia, Italia, el 2022.

Acuerdo de Venecia. Créditos: WCS Chile.
Acuerdo de Venecia. Créditos: WCS Chile.

Para Nicole Püschel, encargada de cambio climático y biodiversidad de WCS Chile, esta fue una experiencia increíble, “como ONG estamos muy agradecidos de participar en la organización de este segundo encuentro que viene a renovar los compromisos desde WCS Chile, que es parte de esta iniciativa desde que se ideó su primera versión el 2022. Nos emociona que después de dos años esta comunidad siga viva y haya decidido volver a juntarse, llegando a más de 140 personas, repensando el Acuerdo de Venecia, repensando la forma en que protegemos las turberas locales, en todo el mundo”. 

La reunión de Torres Vedras utilizó un modelo presencial y en terreno para recoger los resultados e impactos del Acuerdo de Venecia, ampliando además su alcance para incluir nuevas necesidades y conectar a la creciente comunidad mundial de las turberas con las iniciativas locales. Además de la reunión en Portugal, 15 grupos alrededor del mundo celebraron talleres locales, que sirvieron de base para los trabajos de Torres Vedras. 

“Me gustaría destacar, desde el punto de vista metodológico, que este encuentro fue una consolidación y ratificación de cómo funciona un sistema híbrido, en que estamos algunas personas de distintas partes del globo, presencialmente en un lugar, mientras existen muchas otras reuniéndose -ya sea virtualmente o presencialmente– en distintas partes del mundo, respondiendo las mismas preguntas para unificar toda esa información, esa inteligencia colectiva que hace de este Acuerdo de Venecia uno muy distinto a otros”, señaló Nicole. 

Acuerdo de Venecia. Créditos: WCS Chile.

Esta segunda versión del  Acuerdo de Venecia fue organizado por Wildlife Conservation Society (WCS) Chile, Ensayos, y la Sensing Peat Art & Research Network de la Michael Succow Foundation, socia del Greifswald Mire Center, en colaboración con el Municipio de Torres Vedras, la asociación para la memoria medioambiental W-Replay y el Centro de Estudios Geográficos del Instituto de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Lisboa.

El encuentro tuvo lugar en la costa de la región de Torres Vedras, con sus tres pequeñas turberas activas (Vigias da Arriba, Mexilhoeira y Seixo), que son remanente de un sistema de humedales más antiguo y desempeñan un papel crucial tanto en la ecología, como en la memoria cultural de la región. En esta oportunidad también, pudieron participar protectores de turberas de distintas partes del mundo, que en la reunión anterior no habían sido parte de este documento vivo, que sirve como una guía que permite ir revisando contenidos contextos cambiantes, siendo una herramienta para seguir trabajando en la protección de turberas.

Algunas de las cuestiones críticas que se plantearon los firmantes de este año fueron:

¿Cómo evaluar el impacto y el potencial del Acuerdo de Venecia?, ¿qué indicadores creativos, no cuantitativos y más orgánicos nos permiten dar cuenta y medir nuestra labor?, ¿cómo incorporar más diversidad de áreas de activismo, más voces y ecosistemas del sur global en el Acuerdo de Venecia?, ¿qué tipo de modelo de liderazgo rotativo e inclusivo es acorde a la visión y la misión del Acuerdo de Venecia?, ¿cómo seguir distribuyendo de forma sostenible las responsabilidades relacionadas con la toma de decisiones, la organización de la comunidad y las reuniones, con el objetivo de encontrar financiamiento adecuado y oportunidades de desarrollo?, ¿cómo puede contribuir el Acuerdo de Venecia a centrar la atención en las turberas en aquellas regiones donde son menos conocidas?

Breve historia del Acuerdo de Venecia

Firmado en 2022, el Acuerdo de Venecia es una declaración para proteger las turberas de todo el mundo a escala local y representa un compromiso por parte de las organizaciones locales y regionales para establecer programas concretos de custodia de los recursos ecológicos y culturales de las turberas.

Con un enfoque ascendente, que responde a la necesidad de reconocer que las iniciativas locales, más pequeñas, como colaboradoras indispensables del proceso internacional de turberas, de este modo, el Acuerdo de Venecia pretende inspirar el arte de conservar y restaurar las turberas.

El Acuerdo de Venecia, concebido originalmente a través de once talleres sobre el terreno en todo el mundo y una reunión de dos días en el Espacio Océano de la Academia TBA 21 en junio de 2022, tiene su origen en el trabajo ecocultural de Ensayos y Wildlife Conservation Society de Chile, con el apoyo del Centro Greifswald Mire. Las primeras chispas del Acuerdo surgieron en 2021, durante el segundo Seminario Binacional sobre Turberas entre Chile y Argentina que dio origen a la Iniciativa de Turberas Patagónicas y al proyecto curatorial Turba Tol Hol-Hol Tol, exposición representó a Chile en la 59ª Bienal de Arte de Venecia. Esta muestra destacó por ser un espacio de colaboración inédita entre artistas, científicos y la comunidad Selk’nam de Tierra del Fuego, para promover la conservación de las turberas de la Patagonia. La naturaleza transdisciplinaria de Ensayos, la Iniciativa Turberas de la Patagonia y Turba Tol forjó la visión para una reunión de especialistas de las ciencias ecológicas, la conservación, políticas de cambio climático, con representantes de comunidades indígenas y artistas ecologistas para crear la novedosa declaración que tomó el nombre de la ciudad en la que fue firmada, Venecia. 

Acuerdo de Venecia. Créditos: WCS Chile.
Acuerdo de Venecia. Créditos: WCS Chile.

Trabajar para el futuro

Del mismo modo que cada turbera local ha tenido un impacto global en el planeta a través de la mitigación o emisión de gases de efecto invernadero, los esfuerzos de conservación a escala local son fundamentales para la conservación de las turberas a escala global. Por esta razón, los guardianes de las turberas de las comunidades indígenas y de las disciplinas de la ciencia ecológica, la conservación de la naturaleza, las políticas de cambio climático y el arte contemporáneo se reúnen para revisar sus diversos enfoques y arrojar luz sobre el papel fundamental que desempeñan las turberas en la biodiversidad, la mitigación del cambio climático, la calidad del agua, la cultura y la economía.

Al crear y mantener la oportunidad de compartir las similitudes y diferencias de las iniciativas locales de turberas de distintos continentes, el Acuerdo de Venecia busca seguir transformando el destino de las turberas: combatiendo su degradación, e identificando oportunidades globales de colaboración, concienciación, financiamiento, política y compromiso.

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