El pasado 4 de marzo finalizó el tercer transecto anual realizado por el colectivo Epu Lafken Mapu (Los dos Lagos de la Tierra), estudio longitudinal que tiene entre sus objetivos aportar y construir la soberanía de datos sobre el territorio con las comunidades ancestrales Mapuche-Williche.

La ruta de muestreos para conocer la calidad del agua que inició el 2020 en Isla Huapi -a partir de la necesidad de una comunidad que no tiene acceso a agua potable- se ha transformado en un intercambio intercultural de colaboración y trabajo en comunidad que este año les permitió revivir la ancestral “Ruta del Wampo”, navegación en canoa que va desde Rupumeica hasta Isla Huapi, trayecto mediante el cual obtuvieron diversas muestras de agua y especies de flora y fauna que habitan las aguas del territorio, además de conectar con la memoria de sus antepasados y acceder a la información que brota de esa conexión con el Ko (agua).

«Ruta del Wampo», navegando en canoa. Créditos: Sarah Kelly

“La necesidad de tener acceso a agua limpia nos llevó a vincularnos y ha derivado en este intercambio cultural y rescate de costumbres antiguas respecto a la navegación y los trawun (reunión), porque la gente antes se comunicaba mucho” explica Claudia Antillanca, integrante del colectivo y habitante de la Isla Huapi; a lo que su hermana Rut Antillanca, agrega: “Antes se viajaba mucho en bote, siempre hubo comunicación con lamienes de otros territorios, y eso también es importante para nosotros rescatarlo. Porque el agua es una necesidad humana que tenemos, pero también es importante para el tema espiritual que nosotros tenemos como mapuche”, cuenta.

El equipo intercultural, interdisciplinario e intergeneracional que cuenta con el apoyo y colaboración de líderes ancestrales, está conformado por familias indígenas de comunidades de Isla Huapi, Rupumeica, Maihue, Riñinahue, Calcurrupe, Caunahue, Pumol y Futrono, y por un equipo de profesionales de diversas disciplinas como biología, ingeniería en conservación, ingeniería en medioambiente, arqueología, geografía, antropología y otras y otros científicos que cada año se suman a colaborar con las comunidades. Esto ha permitido una articulación para proteger las aguas a través de formas y métodos modernos guiados por un protocolo y espiritualidad Mapuche ancestral.

Salida desde puerto Los Llolles, previo a la bajada por el Leufu Calcurrupe. Créditos: Yerko Insotroza

Cabe señalar que a la fecha se desarrollan dos tipos de muestreo: el primero es el transecto anual que este año incluyó muestras de aguas superficiales en el Lago Maihue, Lago Ranco, Río Hueinahue, Rupumeica, Maqueo, Calcurrupe e Isla Huapi, ritual que considera pedir diariamente permiso al agua para la obtención de muestras, y reuniones al final de cada jornada en las que se discute dónde obtener las muestras e que incorpora el conocimiento ancestral basado en la observación constante del territorio y sus transformaciones en el tiempo. Entre los resultados arrojados en años anteriores se identificó la presencia de coliformes fecales y escherichia coli, peces introducidos que depredan los ejemplares nativos y algas originadas por la presencia de nutrientes como el fosfato.

Lonko Panguilef – C. Rpupumeica. Créditos: Sarah Kelly

Respecto a estos hallazgos, la doctora en geografía e integrante del colectivo Sarah Kelly agrega que: “Estos lagos son oligotróficos, significa que no tienen tantos nutrientes en su estado natural, son aguas limpias de por sí, no son super productivas. Entonces con pocos nutrientes pueden empezar ciclos de producir muchas algas y es fácil perder el equilibrio. El fosfato es el nutriente limitante mayor y este viene de las pisciculturas, entonces hemos enfocado mucho las pisciculturas como amenazas, porque son una de las mayores. La Escherichia coli viene de animales, aunque también viene de la falta de fosas sépticas, una urbanización informal y la presencia de campings sin regulación”.

El segundo es un muestreo fijo, que integrantes del colectivo que habitan el territorio realizan cada dos semanas en ocho puntos: Río Quimán, Río Caunahue, Río Bueno, Río Iculpe, Río Ignao, Río Bueno, Río Nilahue y Río Riñinahue. El desarrollo de esta toma de muestras se realiza gracias a unos kit de muestreo gestionados por el colectivo para cada comunidad, lo que supone un paso importante dentro del trabajo investigativo ya que aporta independencia. Antumalen Antillanca, artista y habitante de Isla Huapi que también integra el colectivo cuenta que: “Estos kit le dieron autonomía a las comunidades para muestrear, entonces se miden 7 u 8 parámetros, y lo que hacemos es establecer un punto y monitorearlo, acá en la isla fue el puerto norte, entonces vemos como cambia o se mantiene la calidad del agua”.

Nicol Colin, bióloga, le acompaña Gladys Quintul. Créditos: Jorge Alvarado

La información obtenida a partir de los kits, que mide parámetros como la dureza del agua y su ph y la presencia de nutrientes como nitrógeno y fósforo, es complementada con los hallazgos del transecto, que este año además de monitorear la presencia de coliformes y tomar muestras de fitoplancton para determinar el desarrollo de microalgas, buscó generar un catastro de las especies nativas presentes en las aguas, riberas y cielos. Nicol Colin, bióloga que colabora con el colectivo explicó: «En términos biológicos, la idea fue agregar un parámetro que estuviera directamente relacionado con la calidad del agua, y los peces son buenos indicadores para determinar si es que las aguas están en una buena calidad o no. también el aire y el entorno afecta a los cuerpos de agua, entonces hacer el transecto desde arriba hacia abajo permite visibilizar qué efectos hay en las riberas. Se encontraron varias especies nativas, sobre todo en lugares con barreras naturales como cascadas, en el Río Calcurrupe y Hueinahue encontramos cinco especies de peces nativas, y eso es relevante porque son ecosistemas que es necesario proteger ya que ahí se concentra una biodiversidad”. 

Muestreo. Créditos: Sarah Kelly

Alberto Leiva, quien pertenece al lof Calcurrupe e integra el colectivo aportando con su conocimiento sobre el río y con botes y kayak sostiene que: “Este trabajo trasciende de lo local, nacional e internacional, porque al lof llega gente extranjera y cada vez llegan más a veranear, por lo mismo, porque la naturaleza acá se conserva menos intervenida, sin embargo, se vienen amenazas y hay que estar preparados para defender el territorio, ya que las cantidades de antibiótico que se les administra a los salmones de la piscicultura no las elimina ningún filtro”.

Otros objetivos del colectivo, situados como horizonte político, son la instauración de la Norma Secundaria en protección preventiva del Lago, trámite que si bien ya fue iniciado, aún depende de muchas aprobaciones para su entrada en vigencia: “Estamos actuando de manera proactiva porque tenemos el ejemplo de lagos como el Lago Villarrica, el Lago Llanquihue y otros lagos que instauraron la Norma Secundaria como reacción cuando el lago ya estaba ‘saturado’, como dice la norma”, agrega Claudia, quien también informa que “se solicitó una ordenanza municipal a propuesta nuestra para poder proteger el lago de vehículos motorizados, que son otra amenaza posible ya que cada año llegan más lanchas y no hay control, así como tampoco hay control respecto al tema de la piscicultura y los desechos de Essal”, concluye.

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