Jaime Rojo y sus 20 años fotografiando a la mariposa monarca: la pasión y obsesión que lo llevó a ser portada de National Geographic
En enero de 2024, la portada de la revista National Geographic se cubrió de alas. Las protagonistas fueron las famosas mariposas monarca, esas “mágicas viajeras” conocidas por su larga migración por Norteamérica. Detrás del lente que capturó ese trabajo está el fotógrafo y productor audiovisual español, Jaime Rojo (42), quien lleva 20 años fotografiando a este lepidóptero. Fueron estas criaturas aladas las que lo motivaron a avanzar en su pasión fotográfica, desde sus inicios, su introducción al fotoperiodismo —luego de ganar en una categoría del famoso concurso World Press Photo en 2017— y su reencanto con la fotografía fija. Tuvimos la oportunidad de conversar con él, quien nos compartió su historia. Aquí te la compartimos.
Es temprano, en un bosque a más de tres mil metros de altura, en plena Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca, en México. Si uno se concentra en los sonidos, lo primero que se escucha es el aleteo de los lepidópteros. Si se abren los ojos para observar, sería fácil notar que en los árboles hay formas de grandes racimos y ramas, todos cubiertos por mariposas camufladas.
Al rato la temperatura empieza a subir.
Ahí es cuando todas esas criaturas aladas suben su temperatura corporal, abren sus alas y “explotan” los racimos. Los aleteos, entonces, se escuchan más fuerte.
En ese momento, si se mira hacia arriba, el cielo que era reinado por color el azul, se cubre de naranjo. De movimiento. De millones de mariposas monarca (Danaus plexippus), esas épicas viajeras migratorias que pueden recorrer hasta cinco mil kilómetros entre Canadá, Estados Unidos y México.
Esta escena, que se repite cada año, nunca deja de fascinar a Jaime Rojo (42), fotógrafo y productor audiovisual, quien lleva 20 años trabajando con esta especie. “La experiencia de las monarca es completa desde el reto físico, el descubrimiento de las formas abstractas y la sorpresa de cuando vuelan todas. Hasta te incluiría los tacos que puedes comer al bajar”, dice.
En enero, su trabajo con ella lo llevó a ser portada de la revista National Geographic con el proyecto Salvar a las Monarca, en un proceso de aprendizajes e hitos que han marcado toda su carrera como naturalista.
Es que, a pesar de haber trabajado en múltiples proyectos, las famosas mariposas monarcas siempre han sido una clase de, como dice él, obsesión.
La formación de un naturalista
Jaime, de nacionalidad española, tenía ocho años y era un fiel seguidor del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente y su programa El hombre y la Tierra. Félix mostraba en la televisión sus excursiones, siempre con su libreta de campo en mano. Entonces, Jaime también tenía la suya. La usaba para registrar y dibujar aves que veía en sus excursiones junto a su mejor amigo, organizadas por la Sociedad Española de Birdlife International.
Un poco más grande, empezó a desarrollar otro amor en paralelo: la fotografía. Dice que su inicio con ella es “la historia muy típica de una vieja cámara en el armario” de la casa de su padre, que se guardaba con unos libros antiguos de fotografía, de esos de hojas delgadas y polvo encima. Él era autodidacta. Y empezó a reemplazar sus fallidos intentos de ilustraciones en las libretas, por la fotografía.
“A mis 11 años, usaba un rollo de 36 fotos al año. La fotografía era una herramienta. Empecé a hacer fotos y era una manera de compartir mis observaciones, almacenarlas y registrarlas. Sin embargo, crecí en una familia de clase media española, donde una profesión como ser fotógrafo de naturaleza no era algo bueno. Sí me lo fomentaron, pero nunca me animaron y dijeron: ‘dedícate a eso, si es tu pasión’”, explica.
Entonces, en la universidad estudió Ciencias Ambientales. Al final, le surgió la oportunidad de una beca en una organización de conservación para su proyecto de fin de carrera, en México. La tomó.
Trailer – Cineminutos FMCN from Jaime Rojo on Vimeo.
Aterrizó en ciudad de México el 3 de febrero de 2004. Tres días después, unos conocidos lo invitaron a ver mariposas monarca. Quedó fascinado con el espectáculo, el cual quedaba a solo dos o tres horas de la capital mexicana, donde él vivía.
Desde entonces, empezó su doble vida, como le dice él. De lunes a viernes trabajaba en la organización, con sueldo fijo. Los fines de semana, se levantaba a las 4 am para ir a los bosques de la monarca y perseguir su pasión de ser fotógrafo. Es que, con la monarca vio una oportunidad: una especie tan carismática, de atención internacional, empezaba a estar amenazada.
De eso han pasado 20 años.
“Cuando llegué a México me chocó que no existiera una figura de referencia clara. En Francia era Jacques Cousteau. En España Félix Rodríguez de la Fuente. Los británicos tenían a David Attenborough. En seguida, vi que en México no era común, sino más bien de gente especializada (…). Entonces, gran parte de mi carrera es tratar de crear esa cultura naturalista en México, de acercar la naturaleza más común e icónica”, explica.
—Hablas de tu formación como naturalista, de los famosos naturalistas y de fomentar la cultura naturalista. Pero ¿qué es para ti ser naturalista?
— Naturalista es tener una curiosidad por saber qué es eso que estás viendo en la naturaleza, por entender cada una de las especies como parte de un todo y entender las relaciones y saber leer el paisaje. Es ir al campo viendo algo más allá que un bosque o unas montañas, sino viendo todo un ecosistema en el que suceden cosas (…).
La fotografía y la producción audiovisual
En su semana laboral mexicana, Jaime trabajaba con Patricio Robles Gil, fotógrafo y artista. Con él descubrió el mundo de los fotógrafos profesionales. Se dio cuenta de que, al contrario de solo ser un pasatiempo, podía vivir de ella. Conoció a grandes exponentes de la fotografía y visitó varios festivales internacionales. Pero no fue hasta sus 29 o 30 años cuando decidió dejar lo que era su doble vida y dedicarse únicamente a la fotografía.
Uno de los proyectos que marcó sus inicios fue la campaña para la defensa del río San Pedro Mezquital. Lo que era el único río sin represas en la Sierra Madre Occidental de México, estaba amenazado por la construcción de una hidroeléctrica. Ese lugar, alimenta uno de los humedales más importantes de la zona y, de instalarse la represa, se hubieran inundado 14 sitios indígenas. Para evitarlo, Jaime realizó una campaña junto a WWF durante tres años. Esa, dice, fue su presentación en sociedad.
ENTRE GIGANTES – Ballena azul y ecoturismo en Loreto from Jaime Rojo on Vimeo.
Con el tiempo, hizo un trabajo multimedia de las ballenas en el Golfo de California para la Secretaría de Medio Ambiente de México, lo que publicó en Facebook y se transformó en su primer video viral. Tuvo más de medio millón de visualizaciones en solo una semana. Ese video atrajo la atención de productores de la BBC, que le dieron la oportunidad de proponer otro lugar para realizar un documental. De esa propuesta, surgió un documental enfocado los Bosques de Niebla de Triunfo.
Así entró a la rueda de los documentales. Aunque no era lo que realmente le apasionaba.
“Mi corazón estuvo siempre en la foto fija, en ese lenguaje narrativo de contar historias con 10, 12 fotos. Ese era el medio natural con el que yo crecí, viendo las páginas de National Geographic, de Life. La fotografía así era un medio muy cercano a mis orígenes, a mis pasiones. Y de a poco, me pasó que me fui desengañando de la industria de cine de naturaleza precisamente por eso, porque se convirtió en una industria. Yo iba a los grandes festivales, vi quiénes manejaban la industria, y al final quieren solo que sean películas rentables y espectaculares. Entonces me alejé de eso y empujé muy fuerte para volver a la foto fija. No quiere decir que no vaya a hacer cine de naturaleza, pero realmente me estoy esforzando en seguir en el camino de la foto fija”, explica.
Fue la mariposa monarca la que le permitió volar nuevamente hacia la foto fija.
El camino con la mariposa monarca
En marzo de 2016, una inusual tormenta de nieve azotó las montañas de la zona central de México. Entre los lugares afectados estaba el santuario de El Rosario, al este de Michoacán, hogar de las mariposas monarca.
Para ese entonces, Jaime estaba filmando a la guacamaya verde de México y, cuando paró en un restaurante local de Oaxaca, vio en las noticias que había sucedido una nevada histórica en los bosques de la monarca. No lo pensó dos veces y pidió permisos para ir a fotografiarlas, esperando a que, por condiciones climáticas, le dieran el paso para ir.
Con la foto que tomó de ese evento ganó una categoría del reconocido premio de fotoperiodismo, World Press Photo en 2017. En ella, se veían las mariposas en el suelo del bosque, rodeadas de nieve. ¿La explicación? La tormenta confundió a las colonias que estaban preparándose para emigrar a Estados Unidos y Canadá. Esa tormenta congeló a cerca de seis millones de mariposas.
El premio significó una ida a Ámsterdam a dar una charla y acercarse a todo el circuito internacional del fotoperiodismo. “Yo soy un autodidacta nato y me entusiasmo como niño chico. Entonces, de pronto me hice fotoperiodista y eso me reafirmó que la monarca era algo que se podía expandir. Hasta ese momento, yo había fotografiado muy poca gente en mi carrera porque evitaba la gente, me gusta estar solo en el monte. Me había pasado toda la vida evitando gente y de pronto me di cuenta de que, para contar la historia de conservación de la monarca, tenía que documentar historia de gente, porque no eran solo las mariposas y su ciclo de vida lo que les está pasando a las mariposas. Era un: ¿Por qué les está pasando? Y más importante, ¿qué está haciendo la gente para protegerla?”, dice.
—¿Cuál esta visión sistémica que vemos en tu trabajo fotográfico?
— Lo primero que hay que entender de la mariposa monarca es que es una especie esencialmente norteamericana, de Canadá, Estados Unidos y México. Nace en Estados Unidos. Varias generaciones migran hacia Canadá y luego una generación hace todo el viaje de regreso hasta México y vuelve a Estados Unidos. Es muy interesante porque te permite tener una visión sistémica de los ecosistemas norteamericanos. Por un lado, están los bosques donde pasan el invierno, las comunidades locales y los pueblos indígenas que viven en México. Por otro, las praderas de Norteamérica que están siendo reemplazadas rápidamente por un sistema de agroindustrias que produce monocultivos desoya y maíz.
Entonces, la historia de la monarca te puede servir para hablar de algo más grande, de cómo nos relacionamos con nuestro planeta y producimos nuestra comida. Además, todo está extraordinariamente conectado. Hay una sequía al norte de México, al sur de Texas, en los bosques de la monarca. Este año llegaron 80% menos de mariposas. ¿Por qué? Porque con la sequía no ha habido floración de plantas con néctar y las mariposas no han podido repostar. Entonces les afecta el cambio climático, la producción industrial de alimentos en Norteamérica, la deforestación, los herbicidas; es un de amplio espectro a los campos (…).
Entre esto, la mariposa monarca solo pone sus huevos en las Asclepias. Y de las 100 o más especies que existen de este género, el 90% de los huevos los pone en la Asclepia común. Es una mala hierba, crece en cualquier campo y ahí ponen sus huevos. Las orugas se alimentan de esa planta y completan el ciclo de la migración hasta México sin problema. ¿Qué pasó en los 90’ con el auge de los cultivos genéticamente modificados? Con el herbicida, el maíz es el único preparado para resistir. Todo muere, ya no hay Asclepias. Entonces las monarcas no tienen qué comer, dónde poner sus huevos y mueren. No llegan a México. Durante años Estados Unidos y Canadá le echaron la culpa a la deforestación en México, pero se ha controlado muchísimo y las comunidades se han implicado en conservación, creaciones de reserva, mecanismos de protección del bosque, pero las monarcas siguen bajando. Lo que sigue es la industria alimentaria.
—En las noticias vemos cada año que están en peligro, luego que mejora su situación, y en la lista roja de la UICN están fuera de peligro con bajas en su población. ¿Cómo se ha visto eso desde tu documentación durante 20 años?
— (…) La población ha ido cayendo sistemáticamente. Esa la tendencia es clara, unos años sube, otros años baja, pero la tendencia es en picada y se ha reducido un 90% desde los años 90, que es cuando empezamos a medir la extensión de los santuarios en México. ¿Pero qué pasa? Que tú como visitante de los santuarios, no te das cuenta de si hay muchas o pocas. Porque yo he estado en esos santuarios, en el mínimo histórico que fue la temporada de 2012-2013, cuando la superficie de la colonia de mariposas apenas ocupaba una fracción de una hectárea. O sea, estamos hablando de que en los años 90’ había 20 hectáreas de bosque cubiertas de mariposas y en 2012-2013, 0,67 hectáreas. Pero a ti te llevan justo a los 12 árboles donde hay esas mariposas y ves miles de mariposas volando. Entonces no lo percibes.
Ahí es donde la ciencia es fundamental y mide los datos del área que ocupan las mariposas (…). Este año ha sido el segundo más bajo de la historia, con 1,15 hectáreas de bosque apenas cubierta. Donde yo lo he notado muchísimo la disminución es en Estados Unidos y Canadá. He hablado por lo menos con 100 personas distintas amantes de la monarca y me decían que de niños cada flor tenía una mariposa monarca en verano alimentándose, y cada algodoncillo tenía huevitos y había orugas.
Yo me he pasado un mes y medio del verano de 2022 trabajando con un encargo para la revista National Geographic en el proyecto más importante de mi vida y fueron mis niñas y mi pareja las que encontraron la única oruga que pude fotografiar en un mes y medio. Esta misma historia de la monarca sucede con miles de cosas y es te podría hablar otro concepto de la ecología y es que tenemos muy mala memoria de largo plazo (…).
El sueño de la portada en National Geographic
Saving de MONARCHS. Así, en inglés y con monarcas en mayúscula, con una foto donde se ve un gran número de estas mariposas, con una que abre sus alas, se presenta la edición de National Geographic en Estados Unidos el pasado enero. La prestigiosa revista, que tiene 130 años de historia, dedicó su inicio de año a estas mágicas viajeras a través del proyecto Salvar a las Monarca.
Pero hay otro hito más: es la primera portada en esta revista del fotógrafo Jaime Rojo. Para él, explicar cómo se siente con esto, es algo de respuesta rápida:
“Suscrito desde los cuatro o cinco años. Con esta revista aprendí inglés. Casi que te puedo citar artículos, o sea, si me preguntas el artículo del 89’ en agosto, lo sé. Soy un friki de National Geographic, un apasionado de la revista y su narrativa”, comenta.
La edición reúne años de trabajo de Jaime e invita a seguir todo el peligroso viaje de miles de kilómetros de esta icónica mariposa norteamericana, ilustrando su historia natural, amenazas y las acciones de conservación que enfrenta.
Para él, este es el trabajo más importante de su carrera. “Es como haber vuelto a casa, a una que no sabía que era la mía. Me tratan muy bien y ver mi foto de portada me ha llenado de cosas bonitas. Tengo un sentimiento agridulce, porque ya las revista no las lee nadie, salvo los suscritos. Pero se vienen más cosas que todavía no puedo anunciar, estoy muy feliz con este trabajo (…). Estamos como hablando de la primera división de la fotografía”, comenta.
Así, las monarca han sido su pasión y obsesión, como le han dicho más de alguna vez. Lo acercaron a la fotografía, lo introdujeron al fotoperiodismo y, ahora, lo ayudaron a lograr un nuevo hito en su vida.
Pero el también Explorador de National Geographic, Senior Fellow de la Liga Internacional de Fotógrafos de Conservación y consejero de WILD Foundation, no para. “Lo más bonito de todo es que he roto el circulo vicioso que durante años me tuvo en una fotografía muy limitada, que me tenía en una manía. Ya no puedo solo con fotos lindas, tienen que tener un contexto, porque la situación del planeta es grave (…) Hay que contar historias y ese impulso narrativo es lo que más me empuja. Hay leyes que aprobar, especies que proteger y eso lo hago a través de la fotografía”, concluye.