Abejorros nativos de Chile: grandes polinizadores en peligro
El moscardón chileno (Bombus dahlbomii) y el abejorro fúnebre (Bombus funebris) son las abejas más grandes de Chile y son los polinizadores más importantes de nuestro país. Esto debido a que, gracias a sus cuerpos robustos y peludos, son capaces de transportar más polen que las abejas nativas y son muy resistentes a las bajas temperaturas. No obstante, la introducción de especies invasoras para cultivos agrícolas, como el abejorro europeo (Bombus terrestris), ha causado que las poblaciones de nuestros abejorros nativos disminuyan drásticamente, al punto de que actualmente son difíciles de observar en distintas regiones del país. En este artículo e infografía, te contamos más detalles sobre los abejorros nativos de Chile, su importancia en los ecosistemas y las distintas amenazas que enfrentan.
A diferencia de lo que la mayoría cree, las abejas no son solamente aquellos insectos con rayas amarillas y negras, que viven en colmenas donde producen miel. De hecho, esta corresponde a una sólo una especie llamada Apis mellifera, también conocida como abeja de la miel. Un animal doméstico que fue introducido a Chile luego de la llegada de los españoles a América en el siglo XV.
La verdad es que en el mundo existen cerca de 20.000 de especies de abejas silvestres, y se estima que aún faltan muchas más por conocer. Éstas son de variados colores y tamaños y todas tienen algo en común: que se alimentan de néctar y polen de flores, lo cual contribuye con la polinización de un gran número de plantas, tanto cultivos agrícolas como especies silvestres.
Dentro de esta gran familia de insectos, existe un grupo de especies más robustas y peludas, que suelen llamar la atención por su gran tamaño y por el fuerte zumbido que emiten mientras vuelan de flor en flor. Hablamos de los abejorros, especies sociales pertenecientes al género Bombus, que, a diferencia de las abejas, tienen un tamaño mucho más grande y viven en comunidad.
Vale decir que la mayoría de las abejas silvestres son especies solitarias, es decir, no viven en comunidad en una colmena, si no que construyen su propio nido y le proveen alimento a su cría sin ayuda de otras abejas. Los Bombus, por el contrario, son especies sociales, o sea, viven en comunidad y forman colonias a partir de una reina fundadora, al igual que las abejas de la miel.
“La conducta es bien interesante porque son abejas sociales, es decir, hay una reina, hay obreras y tienen un ciclo de reproducción en el cual involucran a las hembras obreras en la crianza y la participación de la población. Sin embargo, no olvidemos que también hay abejas que son sociales como la abeja de miel”, puntualiza Víctor Hugo Monzón, biólogo, director del Laboratorio de Ecología de Abejas de la Universidad Católica del Maule (UCM) y experto en abejas nativas.
No obstante, lo más interesante de estos hermosos insectos alados es que son grandes polinizadores por excelencia, siendo capaces de transportar más polen que las abejas nativas. Esto debido principalmente a su cuerpo robusto y peludo, pero, además, por su capacidad de hacer vibrar su cuerpo sobre las flores, con el fin de soltar el polen sobre la flor, lo que hace más eficiente su actividad polinizadora.
Por otra parte, su gran tamaño les permite habitar lugares con condiciones climáticas extremas y tener periodos de actividad más largos que las abejas silvestres. “Estas abejas, al ser más grandes, son capaces de soportar temperaturas más bajas. Eso es bien interesante ya que a diferencia de las abejas más chicas, por ejemplo, tú puedes ver abejorros en las mañanas porque son más resistentes a las temperaturas bajas de la mañana y en la tarde también cuando empiezan a bajar las temperaturas. Por eso es que pueden vivir en zonas donde hay temperaturas más extremas y viento también, porque gracias a su tamaño el viento no significa una dificultad para poder volar”, agrega experto en abejas nativas.
En Chile tenemos dos especies de abejorros nativos: el moscardón chileno (Bombus dahlbomii) y el abejorro fúnebre (Bombus funebris). Son las abejas más grandes de nuestro país y grandes polinizadoras por excelencia. Sin embargo, estas especies han disminuido drásticamente sus poblaciones y actualmente, ambos abejorros nativos se encuentran en algún grado de amenaza. Por un lado, Bombus funebris se encuentra catalogado como “Vulnerable (VU)” por el Sistema de Clasificación de Especies de Chile, mientras que Bombus dahlbomii es el insecto chileno con más probabilidades de extinción. En 2016 esta especie fue incluida en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y declarada en peligro de extinción.
Moscardón chileno: el abejorro sagrado del pueblo Mapuche
El moscardón chileno (Bombus dalhbomii), también conocido como abejorro chileno, abejorro colorado o diwlliñ (en mapudungún), es un polinizador nativo de Chile y Argentina, de la familia apidae, conocido por su gran tamaño y su distintivo color naranjo brillante. Las reinas de esta especie pueden alcanzar fácilmente los cuatro centímetros de largo.
Este pintoresco insecto anaranjado destaca por ser uno de los polinizadores más importantes de nuestro país, reportándose su asociación con 84 plantas (42 familias) de las cuales un 75% corresponde a flora nativa y un 25% a flora exótica (como tomate y arándano).
“La flora que visita es bastante amplia, de hecho, uno podría decir que es una especie poliléctica, es decir, es una abeja que visita muchas flores sin problemas. Pero específicamente hay una relación con la flora nativa que probablemente otro tipo de abejorros no cumple, por ejemplo, con el caso del chilco (Fuchsia magellanica), donde existe una relación bastante interesante entre la planta y el abejorro”, añade Monzón.
Esta cualidad generalista le permite a esta especie polinizar, de forma muy efectiva, diferentes tipos de cultivos de gran valor agrícola. De hecho, una investigación realizada por científicos del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) determinó que Bombus dahlbomii es un excelente agente polinizador para cultivos agrícolas (mejor que varios abejorros introducidos) y patentó un método de domesticación y abejorros colorados para este fin. Sin embargo, este método no ha sido tan difundido y se siguen importando abejorros europeos para ayudar a la industria agrícola.
Por otro lado, es importante destacar la importancia cultural de este hermoso abejorro para nuestros pueblos originarios. Según relata el estudio “The Giant Bumble Bee (Bombus dahlbomii) in Mapuche Cosmovision”, publicado en la Revista Ethoentomology, es una especie muy importante dentro de la cosmovisión mapuche. Habría sido uno de los cuatro pullomeñ: insectos en los cuales, el alma de los difuntos mapuches y en especial de los lonkos, se alojaba tras la muerte y, desde ese nuevo cuerpo, volvía cada primavera a visitar a sus parientes.
Esta relación que no era extraña, ya que esta cultura se caracteriza por tener una fuerte vinculación y conocimiento de la naturaleza y su diversidad, entre las que destacan los insectos y otras especies polinizadoras con las que el pueblo constantemente cohabita. De hecho, en el estudio los autores explican además el arraigo y respeto a este insecto era tan fuerte, que matar a estos insectos era considerado un tabú, incluso al entrar a las viviendas.
Por otra parte, el abejorro colorado también era conocido y admirado por el pueblo mapuche por su capacidad de elaborar una miel dulce, que era utilizada no sólo con fines alimentarios, sino también, medicinales. En ese sentido, registros históricos de la época colonial señalan que su miel era, incluso, más dulce y sabrosa que la típica miel de la abeja melífera. “Uno de estos nidos me ha dado cerca de una botella de miel muy dulce y por tanto muy apetecida de las gentes del campo”, escribió el naturalista francés, Claudio Gay, en el libro Historia Física y Política de Chile.
Pese a lo anterior, el mismo estudio señala que esta importancia cultural habría quedado relegada al pasado, algo probablemente generado por la drástica disminución de la especie con el paso de los años.
En Chile, su distribución abarcaba desde la Región de Coquimbo hasta la región de Magallanes, con registros históricos desde los bosques de lúcumos (Pouteria splendens) de Los Vilos, hasta la Isla Navarino en Tierra del Fuego, por ello, es conocido como el abejorro más austral del mundo.
No obstante, su población y distribución ha disminuido drásticamente, especialmente en la zona central del país, donde prácticamente ya no existe. Actualmente, podemos verlos con facilidad desde la Región de los Ríos hacia el sur y se estima que su pérdida de alcance es superior al 50%.
Su declive se debe a diversos factores como el cambio climático, la fragmentación y perdida de hábitat y el uso de pesticidas, pero principalmente se debe a la introducción de especies invasoras como el abejorro europeo (Bombus terrestris) para la industria agrícola.
Su declive ha sido tan drástico en las últimas décadas, que Bombus dahlbomii es considerado como el insecto chileno con más probabilidades de extinción. En 2016 esta especie fue incluida en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y declarada en peligro de extinción.
Chololo o abejorro fúnebre: el polinizador por excelencia del altiplano chileno
El chololo (Bombus funebris), también conocido como abejorro fúnebre, es un polinizador nativo de Sudamérica, de la familia apidae, conocido por su gran tamaño y su color negro con manchones blancos, que le da la apariencia de luto de la que viene su nombre.
Es uno de los polinizadores más importantes del altiplano ya que, gracias a su gran tamaño, es capaz de sortear los fuertes vientos típicos de esa zona y sobrevivir ante las temperaturas extremas. De hecho, se ha reportado su asociación con 15 plantas del altiplano y con un número importante de flora exótica, entre las cuales se encuentran varias especies de valor agrícola.
“Lo más importante es su rol ecológico sin lugar a dudas, o sea, las plantas que subsisten en el altiplano de Chile, existen producto de la presencia de muchas abejas y principalmente de Bombus funebris que, por ser tan grande, no se ve afectada por el viento que hay en altiplano. Entonces ella juega un rol muy importante con la flora nativa. Pero también se ha descubierto en el último tiempo que Bombus funebris visita plantas exóticas, incluso se la ha visto en cultivos agrícolas, por lo que también tiene una importancia agrícola”, agrega Víctor Monzón.
En efecto, se ha registrado que este abejorro suele visitar cultivos de diferente tipo como alfalfa, orégano, tumbo y haba, proveyendo de un importante servicio ecosistémico de polinización a las comunidades altiplánicas.
Sin embargo, a diferencia de Bombus dahlbomii, no se tienen registros de que esta especie tenga una conexión espiritual con los pueblos originarios del altiplano, pero lo que sí se sabe es que es una especie presente en sus comunidades y son parte importante de la vida del altiplano.
“Lo importante es que en el altiplano las flores y la fauna es muy poca, por ello es que cada especie es tremendamente importante. Entonces, cuando falta un miembro de ese ecosistema en los cuales los pueblos del altiplano viven, la verdad es que también les afecta. Independiente de que tengan o no una conexión espiritual con Bombus funebris, para ellos es parte del ecosistema y de la Pachamama”, agrega el director del Laboratorio de Ecología de Abejas de la UCM.
En Sudamérica, la especie se distribuye desde Colombia hasta el norte de Chile y se le puede encontrar entre los valles interandinos, desde tierras bajas hasta altitudes de 4000 msnm.En Chile se encuentra únicamente en la Región de Arica y Parinacota, y su distribución abarca o abarcaba los valles de Lluta y Azapa. Sin embargo, un estudio realizado entre el 2017 y el 2019 en el valle de Azapa señala que esta especie no fue avistada, en ninguna estación, en el lugar durante el tiempo que duro la investigación.
En ese sentido, su población y distribución ha disminuido drásticamente en los últimos años debido a diversos factores como el cambio climático, la fragmentación y perdida de hábitat y el uso de pesticidas, pero, al igual como ocurre con Bombus dahlbomii, su principal amenaza es la introducción de especies invasoras como el abejorro europeo.
Por otro lado, es importante señalar que la historia natural de esta especie es casi desconocida, aparte de cierta información sobre qué plantas visita, y más recientemente, un estudio publicado en la revista científica “Journal of Insect Conservation”, reportó la presencia de ácaros foréticos (que usan a otra especie como medio de transporte) en machos y hembras de esta especie en las tierras altas de Bolivia y Perú.
La amenaza del abejorro europeo
El abejorro europeo (Bombus terrestres), un insecto polinizador originario de Eurasia y del norte de África, fue introducido intencionadamente en Chile en 1997 para polinizar cultivos de tomate en invernaderos, y rápidamente se extendió por todo el país, invadiendo una amplia gama de hábitats.
Parecía una buena idea en su comienzo, sin embargo, tan rápido como se expandieron, comenzaron a aparecer los impactos negativos de la presencia de este abejorro en los ecosistemas de Chile.
Estos impactos han sido ampliamente documentados tanto en Chile como en el mundo y se ha detectado que este abejorro puede alterar drásticamente las relaciones vitales dentro de un ecosistema, como es la interacción entre las plantas y sus polinizadores.
En ese sentido, Monzón comenta que durante su forrajeo Bombus terrestris daña las flores de muchas especies de plantas, tanto silvestres como de cultivo. Es por esto que se le conoce como un “ladrón de néctar”, pues disminuye la cantidad de néctar disponible para otras abejas, insectos y aves nectarívoras, afectando negativamente el éxito reproductivo de las plantas.
“El Bombus terrestris rompe la flor al visitarla ya que para alimentarse se mete por la base de la flor, rompiéndola, y solo saca el recurso de néctar. Bombus dahlbomii, por otro lado, tiene un comportamiento correcto cada vez que visita una flor, es decir, se mete por el comienzo de la flor, entonces toca los estambres donde está el polen y, por lo tanto, se llena de polen su cuerpo. Entonces al visitar otra flor y al meterse en ella nuevamente, tiene la probabilidad de ese polen de la flor que visitó anteriormente quede adherido al pistilo de la siguiente flor, generando la polinización. El Bombus terrestris, al meterse por fuera no toca estos estambres y, por lo tanto, tiene menos probabilidad de polinizar y, en el fondo, no está cumpliendo su rol de polinizador”, agrega el investigador.
Por otra parte, como Bombus terrestris suele romper la flor al momento de alimentarse de ella, no solo no genera una polinización efectiva, sino que también impide que otras abejas puedan alimentarse y polinizar esa flor, por lo que esa flor queda sin la posibilidad de polinizarse. En ese sentido, Bombus terrestris no solo afecta a los abejorros nativos, sino que también afecta a las mismas plantas a las cuales visita.
Sin embargo, el efecto más perjudicial que ha generado la presencia del abejorro europeo en nuestro país es el desplazamiento de los abejorros nativos y la disminución de sus poblaciones debido al traspaso de patógenos. El efecto es tan drástico, que actualmente es difícil encontrarse con abejorros nativos en lugares donde antes eran muy abundantes.
“Si bien el SAG ha reglamentado su internación y reforzado sus controles sanitarios, su ingreso al país está permitida por la ley. “Hay una cuarentena cuando se introducen los Bombus terrestris, pero el problema es que también en la parte interna, en todo el sistema digestivo, ellos tienen algún tipo de microorganismos que podrían transmitirse a los abejorros nativos y que son muy difíciles de controlar. Y como regurgitan el néctar para formar la miel, ahí contaminan la flor y puede venir otra abeja y contagiárselos, y eso es lo que se cree que ocurrió con Bombus terrestris y los Bombus nativos”, puntualiza el experto en abejas nativas.
Con todo, el investigador señala que lo más importante es enseñarle a la población sobre los peligros que significa ingresar al país un insecto invasor y evitar la exportación de estas especies ya que “en Chile tenemos especies que pueden polinizar todo sin problema. Entonces ¿Para qué traer otra especie si nosotros tenemos especies en Chile que pueden polinizar? Yo creo que esas dos cosas son importantes. Y lo tercero es la restauración de la flora silvestre de Chile, debiera ser también un objetivo importante”, finaliza Monzón.