“Siluetas de la Serenidad”, es una fotografía realizada en el Palmar de Cocalán y pretende celebrar una muy buena noticia que fue comunicada hace poco: La palma chilena pasó de 124.000 ejemplares existentes el año 1997 a 2.500.000 el año 2017. Esto gracias a los esfuerzos de la Fundación para la Recuperación y Fomento de la Palma Chilena (Furpach), un organismo sin fines de lucro que en 20 años reproduciendo a la especie en su vivero en la Reserva Ecológica Oasis de la Campana, en la Región de Valparaíso, logró una recuperación histórica.

Para los próximos 20 años, la meta de la fundación es alcanzar la población original de la palma chilena de 5 millones de individuos, la cantidad que existía al momento de llegar los españoles a Chile.

Algunos datos de la especie

La Jubaea chilensis es endémica de nuestro país y pertenece a la familia de las palmáceas. Es la palma más austral del mundo y en la actualidad se encuentra en estado natural principalmente en bosques ubicados en el Parque Nacional La Campana, sector Ocoa, y en el Palmar de Cocalán.

Muy diferente a lo que la mayoría pudiese pensar, la palma chilena no es considerada un árbol sino una hierba gigantesca, porque sus troncos no son de madera sino de fibras.

Es una especie única en el mundo, su tronco es liso, cilíndrico, de color gris y puede alcanzar más de veinte metros  de altura. La palma chilena es de crecimiento lento llegando a su madurez aproximadamente a los sesenta años.

Llama la atención su capacidad de resistir el fuego debido a componentes de su corteza, sin embargo, la recolección de la sabia de su tronco para obtención de miel de palma y la extracción de sus frutos para consumo humano, la habrían llevado a casi su desaparición hace un par de décadas atrás.

Aunque en la actualidad la palma chilena aún está en la categoría de vulnerable, se ha avanzado mucho a nivel de viveros, como es el caso de la fundación privada Furpach, que mencioné anteriormente.

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