Está muy lejos de la gran envergadura de un puma, pero eso no impide que este pequeño carnívoro sudamericano habite en un amplio territorio que se extiende desde Ecuador hasta el estrecho de Magallanes. Nos referimos al gato colocolo (Leopardus colocolo), uno de los felinos nativos de Chile cuyo tamaño es levemente mayor al de un gato doméstico, y que se caracteriza por su conducta solitaria, así como por sus hábitos nocturnos y crepusculares. Lo suyo son las pampas, matorrales y pastizales.

Gato colo colo ©Nicolás Lagos / Zoológico Nacional
Gato colo colo ©Nicolás Lagos / Zoológico Nacional

Aunque a todas luces su presencia es amplia en comparación a la de otros felinos salvajes de similar talla, lo cierto es que el límite sur de su distribución no estaba del todo claro. Mientras hay algunos registros en la Patagonia argentina, la incertidumbre era mayor en la Región de Magallanes, pues allí esta especie no había sido reportada desde la década de 1980.

Por ello el equipo del proyecto Conservación Cerro Guido se llevó una gran sorpresa cuando una cámara trampa instalada en la Estancia Cerro Guido – cerca del Parque Nacional Torres del Paine – inmortalizó la imagen de un pequeño felino. Podría haber sido otra especie nativa común en los videos de la zona, como el gato de Geoffroy, pero las franjas oscuras de sus patas acusaban que se trataba nada más ni nada menos que del hasta entonces “desaparecido” gato colocolo. De esa manera, este inédito hallazgo – que fue publicado recientemente en la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos – confirma la presencia de este animal en la región.

“Antes de este registro sólo existían dos registros previos de la especie en la región, uno de ellos en los años 40 y otro a finales de los años 80. Es decir que la última noticia que se tuvo acerca de la presencia de la especie en la región fue de hace poco más de 30 años, y luego de eso no se ha sabido nada. Con esa información se podría llegar a pensar, incluso, que la especie haya estado extinta localmente, ya que pasaron muchos años desde el último registro. Así que esta es una muy buena noticia, ya que confirma la presencia de la especie en la región”, explica Nicolás Lagos, investigador del proyecto Conservación Cerro Guido, coordinador en Chile de la Alianza Gato Andino e integrante de la Sociedad Chilena de Socioecología y Etnoecología (SOSOET).

 

El hallazgo se realizó en el marco del proyecto de Conservación Estancia Cerro Guido, el cual partió a inicios de 2019 con el fin de aportar con un modelo de acción que permita la coexistencia de la actividad ganadera, la conservación de la fauna silvestre y el turismo sustentable de intereses especiales. Aunque la inspiración inicial vino del puma, la labor del equipo se ha expandido al resto de la fauna silvestre local.

La directora y fundadora de esta iniciativa, Pía Vergara, relata que “tenemos toda esta implementación de cámaras trampa de monitoreo para ver no solamente a los pumas, sino también todo lo que pasa con la fauna en general. Puntualmente, la cámara que captó al gato colocolo se instaló muy cerca del lago Sarmiento, que es un lugar bien estratégico porque es un corredor biológico importante. Nosotros revisamos las cámaras periódicamente, donde han aparecido familias de quiques o gatos de Geoffroy, y cuando apareció este registro de colocolo quedamos todos para adentro”.

Gato colo colo captado en Cerro Guido, Magallanes ©Conservación Cerro Guido
©Conservación Cerro Guido

La también destacada fotógrafa de vida salvaje agrega que “cuando lo vimos, supimos que no era común, pero luego constatamos que pasaron 30 años aproximados desde que no se habían reportado”.

En concreto, la imagen se obtuvo en abril de este año, cuando las cámaras se activaron ante la presencia de un gato colocolo adulto a las 00:32 horas, que merodeaba cerca del lago Sarmiento, en medio del matorral compuesto por la mata negra (Mulguraea tridens), y pastizales de coirón (Festuca gracillima) y stipa (Jarava chrysophylla).

Para tener una idea, los últimos dos registros de este mamífero correspondían, por un lado, a las cercanías de la localidad de Puerto Prat, donde un individuo habría sido colectado antes del año 1940, para luego formar parte de la colección del Museo Británico de Londres. Le siguió después un animal capturado al norte de la localidad Cerro Castillo en la década de 1980.

Cabe destacar que esta especie está clasificada como «casi amenazada» por el Ministerio del Medio Ambiente.

Estancia Cerro Guido ©Pía Vergara
Estancia Cerro Guido ©Pía Vergara

Consultado por los motivos del largo tiempo sin reportes públicos de este mamífero, Nicolás asegura que es una interrogante difícil de responder, aunque “me aventuraría a especular que la especie se encuentra de por sí en bajas densidades en la región, lo que pudo deberse a parámetros ecológicos como también a que la especie, como otros felinos de la región, han sido cazados intensamente en el pasado. De hecho, uno de los registros previos corresponde a la piel de un animal cazado por una estancia”.

A esto se sumaría que habría menos esfuerzos de monitoreo en la zona, en comparación a otros lugares del país donde se están utilizando más cámaras trampa. “Acá los que hay son pocos y han comenzado sólo en los últimos años, como es el caso del proyecto en Cerro Guido. Así que aún queda una tarea por hacer, y conocer más acerca de esta especie en la región”, afirma el experto en felinos.

©Sebastián Perez Astutti
Referencial ©Sebastián Perez Astutti

En cuanto a las amenazas, Nicolás añade que “a pesar de que el colocolo se encuentra protegido por ley, y su cacería es ilegal, en la región y al igual que los otros carnívoros presentes en Magallanes, aún continúan siendo cazados en las distintas estancias. Existe un conflicto histórico entre la actividad ganadera y la conservación del puma, que lamentablemente repercute no solo en las poblaciones del puma, sino también en otras especies que sufren como ‘daño colateral’ de este conflicto, entre las que se encuentra el colocolo. Por lo mismo la relevancia de proyectos como el de Cerro Guido, en el que no solo se está protegiendo al puma, sino también a toda la biodiversidad local asociada a los ecosistemas donde vive el puma”.

En ese sentido, aunque el puma es un exponente emblemático en esta materia, se suman otros carnívoros nativos que también han sido captados durante los monitoreos en Cerro Guido, como el gato de Geoffroy (Leopardus geoffroyi), el quique (Galictis cuja), el chingue (Conepatus chinga) y el zorro culpeo (Lycalopex culpaeus).

Y, por supuesto, el elusivo y ahora “reaparecido” colocolo.

Desentrañando las riquezas del tesoro magallánico

El área de estudio se encuentra ubicada en la Región de Magallanes y Antártica Chilena, a unos 12 kilómetros al este del icónico Parque Nacional Torres del Paine, colindando además con la frontera de Argentina. De hecho, se conoce mejor la presencia del colocolo en tierras trasandinas, donde existen registros a unos 100 km de distancia del felino recién reportado por el equipo de Conservación Cerro Guido.

De vuelta en la Patagonia chilena, los datos son contados en contraste con otros sitios, aunque en 2019 se publicaron nuevos registros de gato colo colo en la Región de Aysén, a unos 420 km hacia el norte del lago Sarmiento.

Todo esto refleja que aún queda mucho por develar sobre la fauna silvestre local. Por ello el equipo de Conservación Cerro Guido realiza monitoreos periódicos en las estancias Cerro Guido y Complejo Torres del Paine, las cuales se dedican a la ganadería ovina y bovina, además del turismo. Con alrededor de 30 cámaras trampa y salidas a terreno, el equipo del proyecto abarca en conjunto un área total de 135.000 hectáreas.

Puma bebiendo en Estancia Cerro Guido ©Pía Vergara
Puma bebiendo en Estancia Cerro Guido ©Pía Vergara

“Hemos visto pumas, una familia de quiques, y varias veces al gato de Geoffroy, incluida una donde sale con su cachorro. Es increíble. De repente aparecen roedores, los ñandúes, los armadillos, los chingues y las aves también. La interacción de la fauna es super interesante. Por ejemplo, tenemos el video de un nido de ñandú donde los pumas tratan de comerse los huevos, de lo cual no hay mucho registro. La lista es muy larga, pero son todas las especies que uno está acostumbrado a ver allá, con algunas más escurridizas y secretas, como estos felinos”, describe Pía.

Por ello, la directora de la iniciativa sostiene que “hay que mantener el monitoreo y ojalá ampliarlo. Hay que estar mucho más atentos para ojalá abarcar más territorio, sería ideal. En el parque nacional [Torres del Paine] también hay cámaras trampa instaladas, así que sería interesante si hay alguna aparición de un colocolo. Si tenemos una aparición acá, uno esperaría que estuviera allá también. Con este registro podemos encender las alertas para estar más pendientes y quizás buscar más a este gato, para estudiarlo y ver dónde está su territorio”.

Estancia Cerro Guido ©Nicolas Lagos
Estancia Cerro Guido ©Nicolas Lagos

Para ella, una de las principales fortalezas que tienen como proyecto es que no solo utilizan cámaras trampa, sino que también realizan monitoreos permanentes en terreno, es decir, 24/7.

De esa manera, es posible conocer y leer de distintas maneras el entorno, y aumentar las chances de realizar hallazgos como el de este gato colocolo.

Al respecto, es importante mencionar que un reciente estudio, publicado en 2020 por Fabio Oliveira Do Nascimento junto a otros investigadores, ha sugerido separar a Leopardus colocolo en cinco especies diferentes. Si se ciñera a esta nueva propuesta taxonómica, el gato colocolo documentado en este rincón magallánico pertenecería a la especie Leopardus pajeros, que habita desde la zona centro-norte de Argentina hasta la Patagonia chilena y trasandina. No obstante, todavía no existe consenso en la comunidad científica sobre esta clasificación, como bien hemos constatado en Ladera Sur al consultar a distintos expertos en felinos silvestres. Por ello, y para efectos del hallazgo y esta nota, se mantiene el primer nombre científico aquí mencionado, mientras se esperan las repercusiones y futuros estudios que respalden o rebatan esta modificación taxonómica.

Como sea, nada quita la enorme relevancia de este registro.

“Demuestra lo importante que es este lugar. La verdad es que es el primer hallazgo de este tipo que realizamos, y esperamos que sean muchos más”, sentencia Pía.

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