La pérdida de vidas humanas, las viviendas destruidas y la infraestructura pública arrasada han sido algunas de las consecuencias que han dejado las recientes inundaciones en Europa. Este tipo de eventos extremos también asolan a otros continentes – incluida Latinoamérica -, y constituyen un “incómodo” recordatorio de la vulnerabilidad de las urbes en un contexto de crisis climática. Por lo mismo, ha aumentado el interés en construir ciudades sostenibles que, de la mano de la conservación de la naturaleza, logren adaptarse con resiliencia al complejo escenario ambiental global.

Sin embargo, no todos parecen seguir esa lógica, pues en el sur del mundo, más concretamente en la Región del Biobío en Chile, se ha desatado una verdadera controversia, luego de que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo ingresara hace algunas semanas una modificación al Plan Regulador Metropolitano de Concepción, que debería ser votada por el Consejo Regional antes del 6 de agosto de 2021. La propuesta triplicaría el tamaño de la ciudad actual, lo que implicaría la pérdida y degradación de numerosas áreas naturales de la provincia, como el Santuario de la Naturaleza Península de Hualpén; el cauce del río Andalién; el Cerro Caracol y su corredor ecológico hacia el ahora Parque Nacional Nonguén.

Atardecer en río Andalién ©Luis Gatica Mora
Atardecer en río Andalién ©Luis Gatica Mora

“Éste es un plan que fue realizado con muy baja participación ciudadana y que considera expandir la ciudad de forma desproporcionada sobre sus principales áreas naturales, a pesar de que el crecimiento de la población de la ciudad hace décadas está prácticamente estancada. Creemos que esto responde simplemente a un modelo de desarrollo urbano obsoleto que deja la decisión de dónde y cómo crecer a las inmobiliarias”, sostiene Bruno Betanzo, director de la ONG Participa del Plan. En efecto, la votación del plan se había agendado para el pasado 12 de julio, pero se postergó hasta nuevo aviso, en medio de una creciente oposición desde distintos sectores de la ciudadanía.

Para tener una mejor idea, la relevancia del Plan Regulador Metropolitano radica en que define cómo y dónde crecerá el Gran Concepción en las próximas décadas. Por ello distintas organizaciones lanzaron la campaña ciudadana Cambiemos el Plan, argumentando que la propuesta destruye lo poco que queda de naturaleza urbana, carece de justificación técnica y que es excesiva para el crecimiento demográfico esperado.

Río Andalien @Germán Poo-Caamaño / Flickr
Río Andalién @Germán Poo-Caamaño / Flickr

Aseguran también que empeoraría la calidad de vida en la ciudad, pues implicaría – entre otras cosas – despoblar los centros urbanos para llevar a la gente hacia la periferia, generando el encarecimiento de servicios y la segregación social (con barrios “para ricos” y otros en cerros para personas con menos recursos).

La Asamblea Ambiental del Biobío – que incluye a organizaciones como la Red de Humedales del Bio Bio – declaró en un comunicado que “esta 11ª modificación insiste en lo mismo, proyectando que nuestra ciudad triplique su actual área urbana consolidada a cerca de 60 mil hectáreas (consideren que Santiago tiene unas 85 mil hectáreas urbanizadas), sobre todo mediante la expansión sobre los cerros de la Cordillera de la Costa y Nahuelbuta, sobre la Península de Tumbes, sobre los humedales de Coronel y Talcahuano, y sobre las riberas del noble río Andalién”.

De esa manera, la urbanización podría desencadenar no solo impactos como la pérdida de biodiversidad, alteración de la regulación hídrica y en la calidad del aire, sino también una mayor vulnerabilidad ante riesgos naturales. Lo último no sería menor, considerando que eventos extremos como inundaciones o tsunamis ya han sido amortiguados en la zona por ecosistemas como los humedales, siendo cruciales para la planificación territorial.

Sietecolores en río Andalién ©Luis Gatica Mora
Sietecolores en río Andalién ©Luis Gatica Mora

Así lo asegura la vicedecana de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía de la Universidad de Concepción, Edilia Jaque: “No se puede, según mi experiencia, planificar un territorio sin conocer cuáles son las dinámicas naturales o antrópicas [humanas] que pueden generar riesgos en ese territorio, para pensar – sobre esa información – en cómo orientar el crecimiento urbano. Más aún si se está proponiendo crecimiento urbano en contextos donde existen dinámicas naturales y antrópicas que han generado y pueden seguir generando desastres, como remociones en masa, inundaciones fluviales e incendios forestales, por ejemplo, en el Área Metropolitana de Concepción. El escenario de cambio climático global nos fuerza a replantear nuestras ciudades, considerando los distintos escenarios de cambio climático”.

De hecho, las proyecciones climáticas muestran en Chile una serie de efectos, como el alza en la temperatura, la disminución de las precipitaciones, y un aumento en la frecuencia de eventos extremos, tales como sequías, e inundaciones fluviales y costeras.

En ese sentido, Jaque destaca que “acabamos de presenciar las noticias de que en Europa han muerto más de 100 personas producto de inundaciones históricas. Si observamos las imágenes queda muy claro cómo la ciudad estaba instalada en un meandro fluvial. Desde esa perspectiva se ha señalado que Chile es un país altamente vulnerable a los efectos del cambio climático. Con mayor razón, entonces, me permito insistir que a este Plan Regulador Metropolitano le falta un pilar fundamental. No podemos seguir trabajando en instrumentos de planificación territorial que aporten a la construcción social del riesgo”.

La riqueza natural que está en juego

El Gran Concepción está rodeado de un gran pulmón verde. Además, sus distintos sistemas de humedales proveen numerosos beneficios, como el abastecimiento de agua, la mantención de la biodiversidad local y la mitigación de eventos extremos, tal como ha ocurrido en lugares como el humedal Rocuant-Andalién que absorbió gran parte del impacto del tsunami luego del terremoto del 2010.

Lee también: La cruzada para recuperar al humedal Rocuant-Andalién, el guardián de la bahía de Concepción que es asfixiado por la ciudad

 

Humedal Rocuant-Andalién, arrera para mitigación de inundaciones y desbordes marinos ©Didier Rousset
Humedal Rocuant-Andalién ©Didier Rousset

Pese a ello, la situación actual de estos bastiones naturales ya ha encendido las alarmas, pues han sido altamente degradados e impactados por acciones humanas. Así ha ocurrido por la pérdida de relictos de vegetación nativa en quebradas y en las zonas del Parque Nacional Nonguén (que hasta hace poco era reserva nacional), en especial por la ocurrencia de incendios forestales. Paralelo a ello, han surgido una serie de conflictos socioambientales como, por ejemplo, la oposición de comunidades al proyecto Concesión Vial Puente Industrial del Ministerio de Obras Públicas, que atravesaría el humedal Los Batros y las huertas de Boca Sur.

En ese sentido, la vicedecana advierte que “las sostenidas pérdidas de humedales en el contexto metropolitano, se han acelerado antes de la publicación de la ley de humedales. En efecto, varios humedales costeros como el de Boca Maule en Coronel, el de los Batros en San Pedro de La Paz, el de Rocuant en Talcahuano y el de Tucapel en Concepción, por citar algunos, siguen siendo rellenados legal e ilegalmente para construir ciudad. Teniendo en cuenta lo señalado todos los ecosistemas naturales aportan a construir un hábitat sostenible, desde la calidad del aire, la salud pública sobre todo en momentos de pandemia y la protección y o mitigación de eventos naturales y antrópicos”.

Penco en 2006 @Germán Poo-Caamaño / Flickr
Penco en 2006 @Germán Poo-Caamaño / Flickr

Todo lo anterior sería acentuado por el propuesto Plan Regulador, involucrando a numerosas áreas naturales en las 11 comunas donde se aplicaría. Entre esos lugares se encuentra la zona costera y áreas rurales de Tomé; los relictos de queules en Penco, pues el plan propone nuevas zonas industriales en la comuna, donde se pretende instalar la minera Biolantánidos; y la Península de Tumbes e isla Quiriquina en Talcahuano. Se suman también los humedales y playas de Coronel; el Cerro Caracol; el cauce del río Andalién en Concepción; y las cuencas hidrográficas de la Cordillera de Nahuelbuta, entre San Pedro de la Paz y Santa Juana.

Nuco en Humedal Rocuant- Andalién ©Luis Gatica Mora
©Luis Gatica Mora

Betanzo agrega que “uno de los casos emblemáticos que muestra la deficiencia de la planificación urbana en términos ambientales de nuestra ciudad es el Santuario de la Naturaleza Península de Hualpén, posiblemente el área silvestre protegida más relevante como refugio de biodiversidad endémica amenazada en la Provincia de Concepción. Aquí este plan propone Zonas de Extensión Urbana para urbanización con una carga de 12.000 personas, lo que equivale a la población entera de algunas comunas. Y significa la total destrucción de los valores ecológicos del área en términos del impacto en construcciones, vehículos, mascotas, iluminación, desechos, contaminación, fragmentación de hábitats, etc.”.

Humedal Lenga, Península de Hualpén ©CODEFF
Humedal Lenga, Península de Hualpén ©CODEFF

Por estos motivos, la Asamblea Ambiental del Biobío asegura que el Plan Regulador “consolida las zonas de sacrificio industrial en Coronel, Talcahuano y Hualpén, que contaminan el aire, el suelo y el mar, y ponen en riesgo la salud de la población”.

Hacia una ciudad resiliente

La naturaleza es fundamental para el bienestar humano, así lo respalda la evidencia. Por lo mismo, existen urbes de Latinoamérica y Europa se han incluido y valorado la biodiversidad en el desarrollo urbano, promoviendo incluso la soberanía alimentaria. Jaque ejemplifica con el caso de Murcia en España, donde se han integrado los huertos en la ciudad. Aunque cada país y localidad tienen sus particularidades, la vicedecana de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía resalta este ejemplo, pensando en las zonas hortícolas de San Pedro de la Paz, donde algunos pretenden aumentar la infraestructura de carácter industrial.

Pequén en Humedal Rocuant- Andalien ©Luis Gatica Mora
©Luis Gatica Mora

Bajo esa visión, distintos actores locales siguen expectantes a la votación del Plan, cuya fecha aún no ha sido definida, aunque el plazo señala que debería ser antes de 6 agosto. No obstante, ha sido tanta la oposición que algunos creen que la instancia podría postergarse nuevamente.

Mientras tanto, aseguran desde distinto sectores que existe una oportunidad histórica de reorientar el rumbo de la conurbación pencopolitana, por lo que piden que se incluya en este proceso a la ciudadana de forma activa para la construcción de los instrumentos de planificación, y también a otros actores, por ejemplo, la academia.

De esa manera, esperan construir ciudades más sostenibles y resilientes en una época donde enfrentamos múltiples crisis ambientales, por lo que se hace necesario incorporar elementos fundamentales – como la gestión integrada de riesgos – para la seguridad y bienestar de la ciudadanía.

Río Andalien en 2006 @Germán Poo-Caamaño / Flickr
@Germán Poo-Caamaño / Flickr

“Para eso invitamos a las personas a informarse a través de la campaña Cambiemos el Plan y a escribirle a tus representantes políticos que están en el Consejo Regional del Biobío quiénes tienen la última palabra”, sostiene Betanzo.

Para Jaque, el Área Metropolitana posee una serie de potenciales para desarrollar una ciudad sostenible. “Estos instrumentos no debieran seguir siendo trajes a la medida de un modelo económico orientado al desarrollo; sino más bien un traje que responda a los requerimientos de las comunidades que habitan estas ciudades del Área Metropolitana de Concepción. Pensar en instrumentos que respondan a esas necesidades de las personas que habitan, se mueven, transitan y caminan en la ciudad”, sentencia.

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