El nuevo jardín de Jorge

Jorge Oyarzún, el personaje principal de “Pies secos”, y su perro. ©Vicente Schulz
Jorge Oyarzún, el personaje principal de “Pies secos”, y su perro. ©Vicente Schulz

“Hay tres cosas que Jorge Oyarzún tiene a su disposición: su vida, su libertad y su tiempo. Cosas que se han visto afectadas debido a que su alrededor cada vez está más deforestado, causando hace ya varios años una sequía que afecta en su terreno”, dice el storyline del documental “Pies secos”.

A sus 52 años, Jorge vive donde siempre: en un oasis de arrayanes, pinos y robles blancos en la mitad de un desierto que no debería serlo. La deforestación indiscriminada que sufren las zonas rurales aledañas a Cumpeo, un pueblo cordillerano ubicado a 50 kilómetros de Talca, lo ha aislado de todo, incluso de necesidades básicas como el acceso al agua. Pero a Jorge Oyarzún pareciera no importarle encontrar al responsable de la tala masiva, más bien se le ve dispuesto a aceptarla como si fuese el curso natural de la vida y enfrentarla de la mejor forma posible. Incluso piensa que el agua se la llevaron las grietas causadas por el último terremoto. El escenario cambia, pero Jorge sigue siendo el mismo: a él solo le importa vivir donde siempre, tranquilo y libre.

©Vicente Schulz
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“Pies secos” bien pudo seguir una línea argumental más denunciante, una investigación que revele las malas prácticas de ciertos grupos económicos que abusan del agua como si fuese inagotable; sin embargo, encuentra en Jorge Oyarzún al personaje perfecto para mostrar el lado ingenuo de actividades que atentan contra el medio ambiente, como las deforestaciones. Una forma original de comunicar cómo se está dañando hasta el último rincón natural del Maule y la inocencia de sus habitantes.

Locación del documental “Pies secos”. ©Vicente Schulz
Locación del documental “Pies secos”. ©Vicente Schulz

Su director, Joaquín Baus, comenta: “muchos conocen ciertas actividades ilegales de las forestales, pero no todos conocen a la gente de campo que está involucrada, gente que vive aislada de todo. No es solo la flora y fauna la que se ve afectada, sino que también este tipo de personas como Jorge que no le hace daño a nadie, a quienes casi no se les considera, como si no existiese, como si fuera un parásito”.

El documental transcurre lento, como si el tiempo sobrara, tal como lo es para este solitario e inofensivo campesino, capaz de generar una empatía imposible de obviar. La línea argumental se transforma a medida que se acerca a la esencia de su protagonista. De la sequía pasa al valor humano, pero de alguna forma la deforestación se mantiene presente, aunque etiquetada con la imagen de un hombre que evoca la naturaleza misma del ser humano descontaminado, pero no necesariamente libre.

El equipo de “Pies secos”. ©Vicente Schulz
El equipo de “Pies secos”. ©Vicente Schulz

“Jorge vive en una cápsula de tiempo. Vive 50 años atrasado o más. Es mucho más puro. No está tan contaminado como nosotros que vivimos en la ciudad y que tenemos otras preocupaciones súper tontas”, dice Baus. De hecho, para que Jorge Oyarzún se pueda comunicar con el mundo exterior, debe enviar las baterías del celular a Talca para que quien se las cargue, se las devuelva dentro de tres días. Una vez conseguido esto, la señal más cercana queda a cuatro horas caminando, aunque no siempre logra la conexión. Si no la obtiene, no es problema, eso no es prioridad.

Su madre trabaja de temporera y pasa unos días con él de vez en cuando. Sus hermanas viven en Santiago, pero no se ven muy seguido. Su gran afición es ver fotografías de cuando era menor y hojear revistas que difícilmente puede leer.

El comedor de Jorge Oyarzún. ©Vicente Schulz
El comedor de Jorge Oyarzún. ©Vicente Schulz

Pese a no contar con “grandes distracciones”, pasa el día muy ocupado. Se levanta cada mañana a las cinco y desayuna 12 huevos. Luego baja durante tres horas junto a sus bueyes al pueblo más cercano a vender carbón y a buscar agua, y cuando tiene más tiempo, amansa yeguas.

Antiguamente vivía de la siembra, pero la sequía actualmente se lo impide. El terreno donde vive era inmensamente más grande, pero él y su abuelo lo fueron vendiendo por unos pocos sacos de trigo y carbón a las empresas que hoy lo han deforestado. “El nunca relaciona la sequía con toda esta deforestación, porque tampoco tiene la noción de (cómo opera) una multinacional o una empresa tan grande. Por eso está tan limpio”, agrega Joaquín Baus.

Locación del documental “Pies secos”. ©Vicente Schulz
Locación del documental “Pies secos”. ©Vicente Schulz

Hoy espera que llegue el agua para volver a sembrar. Sueña con algún día tener vacas y un hijo parecido a él, pero nunca con moverse de donde está. “Cuando pasa noches fuera de su casa no duerme, se ahoga. Si fuera por él, siempre viviría en la cordillera y sólo saldría a caminar por ahí cerca”, cuenta Mario Gasc, Director de Fotografía de «Pies secos».

Vio un auto por primera vez a los 45 años y cuando viajó a Talca por la salud de su madre se sintió perdido en una metrópolis futurista. Santiago ni siquiera se la imagina, pero alguien le dijo que era “como el doble de Talca”. Entonces, no le interesa ir.

©Vicente Schulz
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“Pies secos” muestra desde la perspectiva inocente, cómo la industria acelerada de las forestales va consumiendo hasta el último vestigio natural. Se trata de un cortometraje documental limpio y original, que hace una demanda activa, pero pacífica. Muestra un tipo de vida solitaria que muchos creían extinta, pero que sigue viva para demostrar que con lo simple se puede decir mucho, que se puede construir toda una vida con los recursos más básicos. El problema llega cuando uno de esos recursos básicos comienzan a desaparecer.

Director de fotografía y productor del documental “Pies secos”. ©Vicente Schulz
Director de fotografía y productor del documental “Pies secos”. ©Vicente Schulz

Reconocimientos del documental

“Pies secos” ganó premios como mejor documental regional en el Fedochi 2015 y segundo premio a documental nacional en el Fesancor 2015; mejor fotografía en el FECIM del mismo año y premio del jurado. Además de una nominación al mejor documental internacional en Festival Icaro (Guatemala) y mejor cortometraje documental internacional en el Festival de Cine de Talca 2016. Conjuntamente, ya se estrenó en Portugal, Buenos Aires y en el Festival de Trento, en Italia.

©Vicente Schulz
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