Si ya has visitado Pucón más de una vez, sabrás que se la conoce como la capital de los deportes de aventura. Lo cierto es que aquí encontrarás diversos panoramas para hacer actividades al aire libre que incluyen caminatas a una cascada escondida de 90 m de altura conocida como Salto el Claro, bajadas en rafting por el río Trancura y trekking de todas las distancias y dificultades que puedas imaginar como el sendero Los Lagos (12 km) que recorre al menos tres lagunas al interior del Parque Nacional Huerquehue y la ruta que lleva al mirador Melidekiñ (16 km) en el Santuario el Cañi.

Pero esta vez estábamos en busca de un sendero relativamente corto, con lindas vistas y apto para toda la familia. Un panorama para pasar el día en medio de la naturaleza y conocer esos rincones que aún no habíamos visto de este fascinante destino. Así fue como di con el sendero Lagos Andinos (8,7 km sólo ida) y –después de negociar las distancias a recorrer– convencí a mis primas y mi mamá a que se sumaran a esta aventura en la que llegaríamos sólo hasta la mitad del recorrido aproximadamente, para conocer la laguna Huinfiuca. Así la ruta finalmente sería de 8 km ida y vuelta hasta Huinfiuca, pasando antes por la laguna Escondida.

Comienza la caminata

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

El sendero se encuentra en el sector Puesco del Parque Nacional Villarrica, su zona más andina. Para llegar hay que tomar la ruta internacional Mamuil Malal hasta la laguna Quillelhue, donde encontrarás a mano izquierda una zona para estacionar el auto. Cruzando la carretera, está el cartel que anuncia el inicio del trekking Lagos Andinos.

Partimos caminando por un sendero amplio que de a poco se iba internando en el bosque de araucarias, quilas y coigües y pronto, tras cruzar un río por un puente de madera, llegamos a la bifurcación que señalizaba el desvío hacia la laguna escondida a 400 metros.

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

Un pequeño mirador de madera fue el lugar perfecto para tomar un poco de agua, compartir algunos snacks y sacar algunas fotos antes de seguir la caminata.

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

Con la compañía constante de las araucarias, seguimos avanzando por este sendero que en su mayor parte es plano salvo por una que otra pequeña subida,  y de pronto el camino se ensanchó para dejar al descubierto al imponente volcán Lanín. Un cartel de madera señalando a la derecha el desvío a Huinfiuca nos advirtió que quedaba poco para llegar.

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

Tras poco más de una hora de caminata a paso lento, llegamos a la esperada laguna: un cuerpo de agua rodeado de vegetación y cerros con una delgada pero extensa playa a su alrededor para descansar.

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

Nos quedamos un buen rato disfrutando de las vistas y el agua fresca de la laguna, hasta que decidimos volver. Y para nuestra sorpresa, a pocos minutos de emprender nuestra caminata de regreso, escuchamos el característico “toc-toc-toc” de un carpintero negro en el bosque.

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

Ahí entre las copas de los árboles se asomaba la cabeza roja de un macho. En silencio intentamos acercarnos para verlo mejor y pronto descubriríamos otros cuatro carpinteros más revoloteando cerca. Según me comentó más tarde un guardaparques que encontramos en el camino, esta familia de carpinteros ya tiene su árbol favorito: un gran tronco de lenga muerta en el que buscan alimento y donde se pueden ver los cientos de orificios que han dejado en él.

©Romina Bevilacqua
©Romina Bevilacqua

Con este inesperado avistamiento, terminábamos un día perfecto entre los bosques andinos de La Araucanía.

Comenta esta nota

Comenta esta nota

Responder...