Fue inaugurado el 11 de abril de 2012, o sea, hace más de tres años, y todavía hay demasiada gente que no conoce el Parque Bicentenario de la Infancia. Por lejos, el mejor parque de Santiago para niños chicos, este lugar tiene más de nueve mil metros cuadrados de áreas verdes para gozar sin detenerse. Y para eso, el equipamiento es clave: sesenta toboganes, casas en el aire, juegos de agua, columpios, una reja de 310 metros cuadrados -que es al mismo tiempo un notable juego en 3D- así como un funicular. Este último hace un recorrido de casi cien metros, tiene capacidad para doce personas, es gratis (al igual que todo en el parque) y permite apreciar una envidiable vista de varias comunas a la redonda.

Ubicado en Avenida Perú 1001, este espacio verde tiene un beneficio que va más allá de su calidad como área de recreación. Ello, pues les da por primera vez una entrada al Parque Metropolitano a los habitantes de la zona norte de Santiago. En otras palabras, quienes viven en esta parte de Recoleta ya no tienen que desplazarse hasta Pio Nono o Pedro de Valdivia para ir, por ejemplo, al zoológico. Basta con que tomen el funicular del Parque de la Infancia, caminen un par de kilómetros por el nuevo (y sin pendiente) Sendero Metropolitano y listo. Doble logro, entonces. Por una parte, democratiza el acceso al cerro y, por otra, le da a un importante grupo de santiaguinos de pocos recursos un parque de alto estándar para niños. Un lujo para tantas familias que antes apenas tenía alternativas de áreas verdes para ir con sus hijos. Ahora, en cambio, tienen en su barrio un lugar cuya inversión fue de más de cuatro mil millones de pesos.

Una de las razones que, probablemente, explica la excelente arquitectura y paisajismo del Parque Bicentenario de la Infancia es Elemental, la oficina de arquitectos que lidera Alejandro Aravena. Cada vez más consagrado a nivel mundial – es jurado del premio Pritzker, algo así como el Nobel de la Arquitectura, y acaba de ganar el premio Design of the Year que entrega el Museo del Diseño de Londres por otro de sus proyectos – él y sus socios trabajan con pasión. Algo que se nota cuando uno observa el nivel de detalles de este parque: todo parece haber sido pensado con profundidad y cariño, con dedicación y respeto. Eso permite entender que ni el parque más equipado de la comuna más rica de Santiago pueda competir con los juegos y la puesta en escena de este lugar.

¿Cómo aprovechar una pendiente casi imposible? Con un funicular y sesenta resbalines de hormigón que se transforman en el sueño del pibe. ¿Cómo hacer que sea refrescante en verano? Con juegos de agua que salen de preciosas esferas de diferentes tamaños que, además, contribuyen a la decoración. ¿Cómo tener decenas de columpios sin usar parte importante del presupuesto en fierro? Con una estructura curva, que además es mucho más linda y fotogénica. ¿Cómo convertir una reja de cientos de metros en un juego? Vaya y compruébelo usted mismo. Es para aplaudir de pie. En serio, ya es hora de conocer el mejor parque de Santiago para niños chicos. Abre todos los días menos el lunes, es absolutamente gratis y una vez que lo visitas por primera vez, ya estás pensando en la próxima venida.

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