COLUMNA | Áreas protegidas, espacios de orgullo para Chile
Las áreas protegidas, además de ser una solución a las crisis del planeta, cambio climático contaminación y pérdida de biodiversidad, son además una oportunidad para que Chile avance económicamente a través del turismo.
Desde que en el año 2023 se declara oficialmente el segundo sábado de noviembre como el Día Nacional de las Áreas Protegidas, conmemoramos con alegría esta fecha que se acompaña de aires de primavera. Junto con celebrar este día, es importante que pongamos en contexto su importancia y valor, muchas veces inadvertido o poco visible para muchos de nosotros en el día a día.
Las Áreas Protegidas (Parques Nacionales, Reservas Marinas, Monumentos Naturales, Santuarios de la Naturaleza entre otras) son la mejor herramienta para enfrentar lo que se ha denominado la “triple crisis” del planeta: cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad. Estos espacios no sólo resguardan especies y ecosistemas únicos, sino que también disminuyen el impacto de los fenómenos climáticos, garantizan agua limpia, absorben carbono y generan un entorno saludable entre otros atributos.
Recientemente, nos hemos visto enfrentados a un debate un tanto espurio respecto de la incompatibilidad de estos espacios con el crecimiento o desarrollo de nuestra economía. Lejos de ser un obstáculo para ello, las Áreas Protegidas son motores que impulsan la economía local y nacional, a través de diversas actividades, muchas de ellas productivas. Un ejemplo relevante es el del turismo. A modo de referencia, la Región de Magallanes, territorio que concentra una importante cantidad de Áreas Protegidas y es reconocida mundialmente por su valor turístico, se prepara para recibir 186 cruceros en la temporada 2024-2025, con un estimado de 100 mil pasajeros, un 16% más que en 2023. Este tipo de actividades comerciales generan a su vez una intensa movilidad económica, por medio de empleos, emprendimientos, servicios y oportunidades de desarrollo, especialmente en las comunidades más vulnerables o remotas del país. Estudios revelan que la inversión en un Área Protegida genera un retorno económico de entre 7 y 10 veces el monto invertido.
En Chile tenemos el privilegio de contar con Áreas Protegidas de valor mundial, cuya contribución a un desarrollo y futuro es único en el mundo. La implementación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas −entidad que gestionará el sistema de áreas protegidas, tanto del Estado, como privadas, terrestres, marinas, continentales e islas− es una oportunidad para impulsarlas contribuyendo a su gestión efectiva y sostenible en el tiempo. Hoy, más que nunca, necesitamos valorar y fortalecer estos ecosistemas transformándolos en espacios clave para la economía, desarrollo y calidad de vida de las futuras generaciones.