Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

El gran Tupungato; “El mirador de estrellas, Punta del techo, El que infunde temor o respeto, Monte alto, Cerro donde nace el rio de oro”, son algunas interpretaciones para su nombre en las distintas lenguas nativas de origen huarpe, quechua y mapudungun. Se trata de la montaña más alta de la Cordillera de los Andes al sur del Aconcagua, que con 6.570 msnm domina sus alrededores con su gigantesco tamaño y forma cónica, sobrepasando por muchos metros a todas sus vecinas cumbres. Se ubica en la comuna de San José de Maipo, en la frontera con Argentina y es de los volcanes más altos del mundo y uno de los macizos más aislados y desconocidos de los Andes Centrales.

Es considerado un gran desafío para los montañistas que buscan experiencias en grandes altitudes, ya que es un “seismil” alto, muy remoto y frío, técnicamente simple y tan duro como el Aconcagua.

Es así como la montaña mas alta de la zona central de Chile me llamó la atención años atrás para subirlo con la bicicleta y luego intentar de bajarlo andando en su mayoría. Hoy, ese sueño se convirtió en realidad, realizando su ascenso a la cumbre norte en bicicleta (6.565 msnm). He aquí la historia de esta gran proeza.

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

El año pasado (2021), en uno de los ascensos al Plomo durante la temporada de verano, estaba sentado en la pirka Inka (5.200 msnm) esperando a unos clientes, y mientras los esperaba miraba detenidamente al Tupungato. Era diciembre, casi el solsticio, y el sol salía precisamente por la cumbre de esta gran montaña. Fue ahí, en ese preciso momento y lugar, cuando decidí ir al Tupungato y hacerlo parte del proyecto “Guardián del Valle”, que busca ascender y descender las cumbres más altas (y sagradas) de América en bicicleta. 

Fue así como empezamos a organizar todo para poder levantar financiamiento para la realización del 5to capítulo de esta saga audiovisual. Empezamos a golpear puertas hasta que unos italianos se fijaron en lo que estábamos haciendo aquí en Chile y se motivaron a venir con nosotros a esta expedición, los cuales nos ayudaron a levantar presupuesto junto a reconocidas marcas internacionales. 

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Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

Ya en enero de este año, con el presupuesto listo, comenzamos con la fase de aclimatación de todo el equipo. Partimos al norte, para internarnos durante 5 días en la Alta cordillera de la Provincia del Elqui. La idea era alcanzar la cumbre del gran Cerro Las Tórtolas (6.200 msnm) pero lamentablemente una tormenta de nieve nos dejo subir solamente hasta los 5.200 msnm, pasando una noche increíble en el Refugio Gabriela Mistral, además de 4 noches a 3.800 msnm. También estuvimos aclimatando en la zona central, visitando el Cerro Pintor, Cancha carreras, entre otros. Luego de varios días, nuestros cuerpos ya estaban listos para lo que sería uno de los más grandes desafíos de nuestras vidas (hasta ahora). 

La logística para ir al Tupungato no es menor, son 9 o 10 días de expedición donde tienes que llevar todo lo necesario para permanecer seguros en la montaña durante toda esa cantidad de tiempo. Por ende no se te puede pasar ningún detalle por alto. Pero gracias a la gran logística de Inner Mountain Chile, expertos en expediciones de alta montaña y bicicleta, estaba todo listo y pensado para que todo saliera en orden.

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

Al tener todo listo comenzaba nuestra expedición. Primero nos juntamos con los arrieros locales del sector; Ismael Ortega e hijo, en la zona de “El Maitenal”, lugar donde haríamos cuenta de todo el equipaje que llevarían las mulas durante 3 días hasta nuestro campo base ubicado a 4.400 msnm. Una vez cargado el camión pasamos la central hidroeléctrica del Alfalfal hasta el sector de “Chacayar” (2.000 msnm) lugar donde comenzaría nuestra aventura. Aquí cargamos nuestras mulas de carga con todo lo necesario para permanecer en la montaña durante 9 días (carpas, comida, etc.).

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

Día 1:

El primer día es un día largo pero muy bonito. En el trayecto se pasa por el sector de “Baños azules”, un hermoso lugar con mineralizados pozones de distintos tonos azulados y verdes. Además, de apoco se empiezan a asomar los grandes montañones escondidos en este desconocido rincón de los Andes. Este día hicimos un trayecto de 17 km desde Chacayar hasta el sector de “Aguas buenas” (2.630 msnm) donde nos juntamos con nuestros arrieros e hicimos el primer campamento. Fueron mas de 6 horas de constante pedaleo y porteo. Esto recién comenzaba.

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

Día 2:

Luego de un increíble y bien merecido desayuno por parte del gran cocinero de montaña de Inner Mountain, Jose Domingo Vásquez, mas conocido como el “Roca”, partimos a lo que sería nuestro segundo día de expedición. Cada vez internándonos profundamente en este maravilloso valle que no nos dejaba de sorprender. Montañas como el “Echaurren”, el famoso “Chimbote”, “Polleritas”, “Alto San Juan” y el mismísimo Tupungato empezaban a aparecer. Nuestra admiración y contemplación por estas montañas era infinita y recién ahora podíamos ver nuestro objetivo más de cerca, las ansias y el nerviosismo se hacían notar en el equipo. El sendero avanzaba hasta llegar a la zona que los arrieros llaman “el mal paso”, un angosto y expuesto sendero que bordea el río. Sin problemas logramos sortear este paso para luego de nuevamente 6 horas y media llegar a lo que sería nuestro segundo campamento: “Vega los pacos” (3.300 msnm). Un espectacular lugar en el comienzo del Río Colorado al final del valle y con el gran cerro Sierra Bella de fondo. Simplemente espectacular. 

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

Día 3:

Luego de un increíble “Vicac” contemplando el firmamento, nos levantamos nuevamente bien alimentados por  nuestro colega “Roca” para seguir avanzando y poder por fin montar lo que sería nuestro campo base, ubicado a 4.400 msnm. Uno de los campamentos más hermosos que jamás haya realizado. La vista a los distintos montañones del lugar es realmente espectacular (Cerro Polleras y Sierra Bella destacan por su belleza).

Una vez que uno llega al final del valle del Río Colorado hay que empezar a subir hacia el Sur-Este para empezar de poco a encaramarse en las laderas del Volcán Tupungato. Por lo que el sendero empieza agarrar un poco mas de pendiente y altitud. Este día fue un poco mas corto que los anteriores y luego de largas cinco horas lográbamos llegar al CB. Aquí los arrieros nos dejaron nuestras cosas y nos despedíamos de ellos. Ahora estábamos completamente solos en la montaña a más de 40 km y 3 días de distancia del lugar mas cercano de la “civilización”.

Armamos nuestro domo comedor y el resto de las carpas y nos reunimos para conversar sobre la estrategia de porteo a campos de altura y lo que seria el “ataque” a cumbre. Ahora empezaba la realidad de nuestra expedición. Sin embargo ya llevábamos 3 duros días físicamente por lo que había que ser cautelosos con sobre gastar nuestros cuerpos que tanto les iba a tocar exigirse en los próximos días.

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

Día 4:

Una vez definida la estrategia de cumbre comenzamos con el porteo a campos de altura. No iba a ser tarea fácil ya que solo las bicicletas pesan cerca de 15 kg. A eso hay que sumarle las carpas, comida, sacos, cocinillas, casco, gas, etc. Pero el equipo estaba fuerte por lo que no deberían haber problemas, bueno, eso creíamos…

Este día porteamos las bicicletas, algunas carpas y un poco de comida hasta los 4.800 msnm donde armaríamos nuestro campo 1 de altura. Dejamos las cosas ahí y aprovechamos de ir a visitar el “hito fronterizo”, una estructura de fierro que esta justo en la frontera con Argentina. Luego de un par de fotos y risas bajamos nuevamente hasta nuestro campo base donde pasamos la noche.

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

Día 5:

Luego de un merecido descanso dejábamos nuestro campo base para empezar a subir cada vez más alto. Este dáa tomamos nuestro equipo personal y todo lo que faltaba por portear y nos dirigimos a nuestro campo 1, situado a 4.800 msnm. Una vez en nuestro campo 1, armamos las carpas que habíamos dejado allí el día anterior. Luego tomamos nuestras bicicletas y las porteamos hasta lo que sería nuestro campamento de altura y de ataque a cumbre, ubicado a 5.200 msnm. Dejamos nuestras bicicletas ahí y luego bajamos a dormir al campo 1. Esta estrategia de porteos, además de ayudarnos con el peso día a día, nos estaba ayudando a aclimatar cada vez mejor. En general nos sentíamos todos bien, pero de apoco se iba sintiendo el cansancio en el equipo. Ya faltaba poco para ir a visitar la gran cumbre del Tupungato.

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

Día 6:

Despertamos a 4.800 msnm y todos se sentían bien, por lo que la motivación estaba a full. Desarmamos el campamento y nos dirigimos hasta donde teníamos nuestras bicicletas, a 5.200 msnm (dejadas ahí el día anterior). Llegamos a los 5.200 msnm, dejamos las carpas, comida, sacos, etc. ahí y agarramos solamente las bicicletas y las porteamos o trasladamos lo más arriba posible, llegando a una cota de 5.600 msnm. Aquí el equipo empezó a mostrar debilidades y nuestro invitado italiano, Werner Erner, empezó a presentar síntomas de mal de altura. Su estado no era muy bueno por lo que decidió no ir al día siguiente a la cumbre y prefirió bajar hasta el campo base a descansar. De todas maneras, él estaba feliz ya que era la primera vez que estaba tan alto en su vida y siempre supo que lo más probable es que no lograría llegar a cumbre, razón por la que se dedicó a disfrutar del camino.

Una vez ya instalados en el campo alto, nos dedicamos a comer y descansar dado que al día siguiente intentaríamos alcanzar la cumbre y la alarma sonaría a la ¡1:30 am!.Nos esperaban -25 grados centígrados y los nervios se hacían notar en el equipo.

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

Día 7:

1:30 am: Suena la alarma, un buen té calentito y a las 2 am ya estábamos caminando. El frío extremo era desgarrador (-28° C), te calaba hasta los huesos. Debido a esto empezamos a perder parte del equipo humano; en un principio éramos 9 en total y ahora solo quedábamos 4: Diego, Andreas y yo en bicicleta, mas Ivano que iba de apoyo caminando. El resto simplemente se congeló y prefirió bajar. 

Nos sentíamos muy bien, íbamos muy motivados junto a Diego pero nuestro otro invitado italiano se empezó a sentir mal. Andreas se detuvo a los 6.200 msnm y le comenzó un ataque de pánico, con epidosios de miedo extremo, además de síntomas de mal de altura y fatiga. Simplemente lo intentó todo y su cuerpo no daba más. Por esta razón tuvimos que hacer una evacuación urgente debido a que él no podía bajar por sus propios medios. Nuestro sueño de alcanzar la cumbre en bicicleta se iba desintegrando poco a poco. Tuvimos que sacrificar a un miembro del equipo chileno y Diego debió bajar con Andreas, ayudándolo en cada paso para que no se cayera, ¡Incluso debiendo bajar las dos bicis en algunas secciones! La de él y la de Andreas. Andreas estaba totalmente fatigado y en un estado mental deteriorado, el miedo y la angustia le ganaron. Ahora solo quedaba yo en bicicleta e Ivano caminando. Estábamos relativamente cerca de la cumbre por lo que seguimos adelante, eso sí, ahora no tan motivados como antes. Una expedición que iba tan bien de a poco se fue desgastando. Bueno, había sido extremadamente duro. Estábamos a 6.350 msnm, a poco menos de 2 horas de llegar y preferí darme media vuelta y volver. Era primera vez que me daba media vuelta en la montaña ¡y tan cerca de la cumbre! Pero esta ha sido una de las enseñanzas y aprendizajes mas lindos y sabios de toda mi carrera como deportista. La montaña te habla, la montaña te enseña. Hay que saber escucharla, total no solo está afuera, sino también adentro de ti. Por lo que me di media vuelta, agarré mi bici y comencé a bajar la montaña, solo y con un sentimiento entre pena y frustración, pero sabiendo que algún día volvería por ella. ¡Eran meses de preparación y logística y nadie había logrado llegar con la bicicleta a la cumbre! Que enseñanza más linda nos entregaba el Tupungato.

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

Ivano continuó y logró hacer la cumbre norte caminando. Fue el único de la expedición, de 9 personas, que logró hacer cumbre. Además, en el descenso debió bajar la bicicleta de Werner, quien la había dejado tirada, debido al mal de altura a los 5.600 msnm. Un gran esfuerzo pero un gran regalo que le entregaba la montaña: Llegar a contemplar los paisajes desde su cumbre y los sentimientos que ello conlleva. Algo inexplicable. 

Bajamos todos ese mismo día al Campo Base (4.400m), en una bajada de dificultad extrema, debido al cansancio, al terreno y altitud, además del frío. Pero se disfrutó de todas formas esos paisajes lunares sobre una bicicleta y por terrenos que nunca antes había pasado una bici. Asi es el Bigmountainbike, concepto que busca llevar la bicicleta a la alta montaña y a todo lo que eso conlleva. 

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

Dia 8:

Ya en el campo base el cansancio se hacia notar. Pero estaban todos felices igual ya que se nos venían mas de 40 kms de pura bajada. Llegaron nuestros amigos y oriundos del lugar; los arrieros. Cargamos nuestras mulas y comenzamos a bajar. Yo ya estaba pensando en volver. Aunque de solo pensarlo me daba frío.

Luego de una increíble bajada y muy cansados llegamos ese mismo dia a el sector de “Aguas buenas” donde descansamos para el día siguiente bajar hasta el auto.

Día 9:

Se estaba acabando la expedición. Pasaron 9 días y no nos dimos ni cuenta, así es la montaña, así es la aventura. Cuando se pasa bien y solo te enfocas en darlo todo por el objetivo, el tiempo deja de existir y los días pasan volando. Era raro volver sin la cumbre, tanto entrenamiento, tantas charlas, tanto de todo y no pudimos lograrlo.

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

¡Pero nada nos quitaba el hambre! Y al llegar a el Maitenal nos estaban esperando con un rico cordero al palo. Qué mejor regalo de nuestros queridos maestros y conocedores de montaña, los arrieros.

Así culminaba esta expedición, muy cansados y sin cumbre y con mas de 20 horas de grabación para llevar a cabo nuestro documental. Pero seguía siendo raro hacer este documental sin cumbre. No dejaba de pensar en eso. Ya pasó a ser una cuestión personal. 

Todos se fueron a sus casas. Todos se fueron de vacaciones.

Pasaron los meses y yo seguía pensando en volver, necesitaba cerrar el ciclo, lo sentía adentro, en mi Tupungato interior.

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

CUMBRE:

Tuvieron que pasar 2 meses para tomar la decisión de volver. Y fue así como junto a Diego Marín nos propusimos volver, esta vez a hacer la cumbre.

Fue una difícil decisión ya que las temperaturas en abril son muy bajas. Ya estábamos en otoño y se sentía el cambio. 

En esta ocasión también nos acompaño nuestro amigo Pedro Anguita de la fundación “deporte libre” quien nos ayudo a portear la comida y carpa para así nosotros ir mas livianos, en una expedición al más “estilo alpino” posible ya que la ventana de “buen tiempo” era muy corta. Esta vez subimos una bicicleta entre los dos (entre Diego y yo), ya que la vez pasada solo nos habían faltado 200 metros por hacer, por lo que decidimos que lo mejor era llevar la menor cantidad de peso posible y por eso tomamos esa decisión. Además, que ya habíamos andando y porteado la bici mas del 98% de la montaña en la expedición anterior. Ahora nuestro objetivo era claro: Llegar con al menos una bicicleta a la cumbre del Tupungato.

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

Y así fue. El 7 de abril con una sensación térmica de -30 grados y viento de hasta 50 km/hora lográbamos pisar la cumbre norte del gran Tupungato (6.565msnm) nada más y nada menos que la montaña más alta de la cordillera de los Andes al sur del Aconcagua y la montaña mas alta de la zona central de Chile. 

A veces el cansancio es tanto y las condiciones climáticas son tan extremas, que no alcanzas ni a disfrutar la cumbre pero las emociones son inexplicables. La felicidad se apodero de nosotros y nos abrazamos, lloramos y celebramos en la cumbre, nuestro objetivo estaba cumplido. Ahora nos tocaba bajar, ojalá lo más rápido posible, hasta nuestro campo base.

Fue así como se llevo a cabo la producción completa de una de las expediciones y hazañas mas emblemáticas del bigmountanbike a nivel mundial, que quedara plasmada en un documental que relatara toda esta increíble expedición. 

Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.
Crédito: Cortesía/Patricio Goycoolea.

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Cumbre Volcán Tupungato en bicicleta – ABRIL 2022

-Patricio Goycoolea M.
-Diego Marin C.

Atletas:

-Patricio Goycoolea M.
-Diego Marin C.
-Jose Domingo Vasquez S.
-Andreas Toneti
-Werner Erner

Miembros de expediciones:

-Ivano Valle
-Pedro Anguita
-Benjamín Camus
-Sebastián Prieto
-Yair Barrios

Produccion y logística de expedición:

Inner Mountain Chile (www.innermountain.cl)
@inner_mountain 

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