Chañaral de Aceituno: Un encuentro con las musas del océano
La búsqueda y el encuentro deben ir acompañados de paciencia y sensibilidad. Ese es el principio básico que tuvo la misión que emprendió el destacado cineasta Christian Muñoz- Donoso junto a su equipo en la costa de Chañaral de Aceituno hace pocos meses. Lidia Corona, colaboradora invitada, está a cargo del relato que te transportará de manera vívida a la aventura, donde el encuentro con los cetáceos será documentado y los mostrará en plena hora de su cena.
Llevamos 20 días de expedición grabando un nuevo documental con el equipo de Equilibrio Films, quienes han formado parte de destacadas producciones de historia natural sobre la naturaleza de Chile en la última década. Wild Chile, Wild Andes, Wild Expectations y Chile Salvaje son algunas de ellas.
El objetivo es claro, no es sólo avistar ballenas, sino capturar el momento preciso de la cena, cuando abren su enorme boca para filtrar el krill, en la superficie; entonces son varios factores los que entran en juego. Lograrlo no es fácil. Ellas son las amas y dueñas del océano, moviéndose libres y resueltas, entonces… ¡quedamos a sus órdenes! (pero que nos inviten a cenar).
Son las 9:00 de la mañana y después de una descansada noche en la cabaña, los muchachos de Equilibrio Films junto a Aquaterrafilms (Mauricio Handler) se preparan para cargar sus equipos. Como cada mañana, en la Runner, dirigiéndose a la caleta les espera el “Pato” Ortiz, patrón de lancha, junto a Cote, su nuera colaboradora, quienes son un gran aporte en el proceso de avistamiento de las grandes damas.
Se chequea el tiempo. Que despeje pronto para poder zarpar. Pues hay días nublados, días en donde el sol es generoso desde temprano y días donde el viento hace de las suyas mar adentro… hoy, todo parece ir de maravilla. Con la Runner a metros del navío, se comienza el traspaso de equipos, muy bien resguardados y protegidos. Una vez en su sitio, todos se acomodan en sus puestos para iniciar el viaje.
El Pato, dueño de lancha, con ascendente positivismo, vaticina: “Hoy sí que sí, las veremos comer y hasta servirse el postre”. El hombre adereza de humor y quiebra la incertidumbre y ansiedad con la que se inicia generalmente el viaje.
“¿Para dónde vamos jefe?”, pregunta Pato al fundador de Equilibrio Films, Christian Muñoz Donoso. Christian responde que hacia el norte.
Moris y Christiaan –hijos de Christian– están pendientes de sus equipos, entre ellos un dron de última generación (Inspire 2 armado con una cámara de alta resolución 5K) que debe estar como un scout “siempre listo” porque es la herramienta poderosa para observar desde el aire en panorámica. La espléndida Phantom, que graba en alta velocidad y a máxima resolución, en las prolijas manos de Christian.
Entonces nos vamos. Pato ya sabe dónde dirigirse y así con su actitud fresca y garantizada, nos internamos confiadamente, alejándonos de la caleta hacia el encuentro de ellas.
Ya varios kilómetros adentro, en el mar de Chañaral, Christian interrumpe la entusiasmada marcha del motor, para indicar que es aquí el lugar en donde hay que detenerse y la lancha poco a poco se entrega al compás de las apacibles olas. Apagando el motor, solo nos dejamos mover por el vaivén y el simpático chapoteo de las olas. Todos en posición de alerta, esperando un soplido, una sombra, una estela o reunión de espuma, signos que indican la presencia de ballenas.
El equipo tiene claro el procedimiento a seguir: solo esperan el momento indicado. De pronto la Cote, con ademán de centinela, dice: “¡Allá!” Y todos se preparan, porque la Cote tiene un súper ojo exhaustivo y las identifica claramente en su categoría (azul, fin, jorobada). Esto es así, como las alertas de guerra, cada uno sabe qué tomar y dónde situarse.
Se acerca una de las hijas de Poseidón, sube sopla y baja completamente direccionada. Handler toma su cámara que pesa aproximadamente 25 kg y se lanza a un lado del navío (siempre evaluando si es izquierda o derecha).
He ahí, la espera…
Cuando a Handler se lo traga el océano para lograr esa mentada “cita a ciegas” todos nos quedamos expectantes, en esos silencios impostergables que entrega el azul. De pronto la silueta de Handler aparece. Hay que recibir la cámara primero y después al buzo, que empapado se incorpora al navío, no con muy buenas noticias, pues en último momento, la dama del océano ha decidido cambiar de rumbo (o no le gustó el restaurant).
Este trabajo es así, la búsqueda y el encuentro debe ir acompañada de paciencia y sensibilidad, pues rendirte a la naturaleza implica sumisión absoluta, lo que se traduce en respeto a su estabilidad, pero también a sus cambios; como este, que nos dejó a todos con gusto a poco y a Handler con un gusto “salino”.
No ha sido menor el tiempo que se lleva dentro del mar, aproximadamente 4 horas y el encuentro no tuvo los resultados esperados. Pato reacciona con sus especiales comentarios: “Parece que las ballenas no lo quieren a usted Mauricio… ¡no quieren nada con los gringos!”. Y hartas risas que provoca el comentario, después de un momento tan tenso.
Las instrucciones de Christian son avanzar unos kilómetros más al norte, donde han decidido ir a pasear nuestras amigas. Divisando unas sombras nos damos cuenta que están allí en el sector, por lo que es necesario apagar el motor y dejar que todo fluya. “¡Están comiendo!”, dice Cote con ánimo. Y todo el equipo se apronta a ejecutar.
Christian comienza a maniobrar su espléndida Phantom. Mauricio espera el momento indicado y el lado exacto para hundirse. Handler mira de un lado a otro y de pronto ¡al agua! Y su cámara junto a él. Esta vez, se apresuró.
Han sido veinte días, extenuantes y agotadores, en medio del mar de Chañaral; el océano produce una especie de relajo, como si estuvieses en una cuna a punto de quedarte dormido. El ejercicio diario implica pasar aproximadamente 8 horas en un breve espacio y sin caminar, comer cuando se pueda y aguantarse las ganas naturales, porque el baño queda ¡muy lejos!
Con el hombre de la máscara de goma que no pierde las esperanzas, porque en su vasta experiencia comprende perfectamente el comportamiento de la naturaleza y más aún del inmenso azul, seguimos este encuentro hacia el krill, lo que nos llevará directamente a la mesa y el mantel puesto, justo para que las invitadas disfruten una exquisita cena, la que además será filmada. Y en esa espera, hablando con el silencio, es que de pronto ellas aparecen. Definitivamente nos quieren sorprender, pues van comiendo en superficie.
Otro intento de Handler, que se abalanza con prontitud, para lograr en ese universo de mar un momento específico y práctico: la cena en superficie. A pesar de todo el esfuerzo e innumerables chapuzones, las ballenas con actitud muy mezquina, no permitieron que el buzo interactivo las observara comiendo y ni siquiera le extendieron una invitación. Así que Mauricio, con un tanto de frustración y estilando de agua salada, asume resignado este desaire, por parte de sus enamoradas musas del mar.
Rápidamente Moris activa el dron y lo pone en funcionamiento, se eleva, cual exótica ave pelágica, envolviendo toda la imagen robusta y voluptuosa de estas patronas del mar, las que efectivamente ya se habían sentado a la mesa, abriendo su enorme boca para mostrar sin pudor alguno, cómo disfrutan de un rico sushi de krill, capturando ese íntimo momento desde el aire y desde la lancha con la más moderna tecnología cinematográfica disponible hasta este momento.
El Arca de Noé se remece y no es que venga un diluvio o algo parecido, es el nombre con el que Pato ha bautizado a su nave; entonces nos ponemos todos contentos y emocionados. Se ha logrado, al fin, capturar la escena más esperada y anhelada: las señoras y su buffet de krill, para este nuevo documental dirigido por Christian Muñoz Donoso y sus hijos, quienes nos maravillaron con sus imágenes en Wild Chile y ahora nos mostrarán las zonas de nuestro país y sus habitantes que están siendo amenazados con proyectos forestales o mineros como lo es Dominga aquí en la Reserva Pingüino de Humboldt.
Es así como culmina este laborioso día, se retorna con satisfacción, pues el trabajo nunca es en vano.
¡Gracias a ellas! A nuestras musas inspiradoras, las gigantes del océano.
Revisa el teaser a continuación del documental en Chañaral de Aceituno:
Cámara: Christiaan Muñoz Salas, Moris Muñoz Salas
Música: Lucor/Getty Images.
https://vimeo.com/321255970/63dcb1fe4e