A un año de declararse en peligro de extinción, aún no se inicia la restauración de araucarias en la Cordillera de Nahuelbuta
Desde la Universidad de La Frontera advierten que el pehuén se encuentra en un peligroso estado de fragilidad, pero que aún no se avanza en la restauración de sus poblaciones. Los incendios forestales, la comercialización indiscriminada de su semilla y la falta de políticas públicas son algunas de sus amenazas. Además, los científicos buscan cuantificar los efectos que puede provocar la sequía en esta emblemática especie.
Vive solo en Chile y Argentina, se considera una las especies más longevas del mundo, y posee un indiscutido valor ecológico, social y cultural. Nos referimos a la araucaria o pehuén (Araucaria araucana), un árbol sagrado para la cultura mapuche y declarado como Monumento Natural en el país, cuyas poblaciones han sido diezmadas y fragmentadas de forma considerable por la acción humana, enfrentando una crítica situación en distintas partes del territorio.
Por este motivo, en diciembre de 2018 la araucaria chilena fue declarada en peligro de extinción en la Cordillera de Nahuelbuta a través de un decreto supremo del Ministerio del Medio Ambiente, y luego de una campaña liderada por Rubén Carrillo, investigador y director del Departamento de Ciencias Agronómicas y Recursos Naturales de la Universidad de La Frontera.
El investigador, quien lleva más de 25 años estudiando a la especie, constató que en los últimos 16 años la araucaria chilena ha visto mermada su distribución en más de 30 mil hectáreas.
Sin embargo, a un año de cumplido este hito, poco se ha avanzado en la restauración ecológica de esta especie en la Cordillera de Nahuelbuta.
“Esta especie, que alcanza edades milenarias y alturas de hasta cerca de 50 metros y solo habita en un reducido territorio de Chile y Argentina, se encuentra en un peligroso estado de fragilidad, debido en gran medida al aumento en la frecuencia de incendios que han afectado sus ecosistemas cada año, la comercialización indiscriminada de su semilla (piñón) y a la insuficiente legislación para protegerla, en el entendido que se considera a esta especie patrimonio natural, histórico, social y cultural del pueblo mapuche y de la nación toda”, indica Carrillo.
Actualmente, la Corporación Nacional Forestal (CONAF) lleva adelante un plan para recuperar al pehuén que ha dado a conocer en algunas localidades, pero aún no se traduce en la restauración de esta especie.
Recién en octubre de 2019 se puso en marcha una mesa que justamente tiene como objetivo la recuperación y conservación de este árbol nativo, y que cuenta con la participación de investigadores de la Universidad de La Frontera, la propia CONAF, la Municipalidad de Carahue, la Seremi de Medioambiente, Senderos de Chile, y compañías forestales, entre otros.
Los efectos de la sequía
Una de las preocupaciones adicionales es el efecto que está produciendo la sequía en las araucarias.
No se disponen aún de cifras oficiales, por lo que un equipo de expertos, liderado por Carrillo, se trasladará en los próximos días a Villa las Araucarias, en la comuna de Carahue, donde conviven especies de cerca de 500 años con otras recién plantadas de uno a tres años, para constatar – entre otras labores – cuántas especies han muerto en esa localidad producto de la sequía, y proyectar cuántas más podrían perecer este año.
En esta misma localidad, desde hace tres años se desarrolla un plan piloto que consiste en restaurar la araucaria chilena y recuperar también la comunidad vegetal, es decir, la flora asociada al pehuén. El proyecto involucra una zona de 10 hectáreas, llamada Bien Nacional Protegido Las Araucarias, que funciona bajo la administración de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y Forestales de la Universidad de La Frontera.