Tres varamientos de ballenas en una semana en Chile: ¿maritorio en alerta?
Nuestro colaborador Pablo Garrido, de la ONG Panthalassa, nos comparte una columna a propósito de tres varamientos de ballenas que sucedieron la última semana de abril en Chile. “Los tres casos presentan causas confirmadas o probables de interacción con actividades humanas, lo que hace de suma urgencia la discusión, coordinación y cooperación entre todas las partes correspondientes para que se considere y se implementen normativas vigentes sobre la conservación de estos animales”, dice. No es primera vez que una situación así sucede en Chile, por lo que se recalca la importancia de contar con conductos formales que aseguren la conservación de estos cetáceos y evitar que sucedan episodios del estilo nuevamente.
Cada año, miles de ballenas, delfines y otros animales marinos varan en las playas y costas de todo el mundo. Este triste fenómeno ocurre tanto entre individuos sanos como entre animales heridos (o muertos) que son arrastrados a tierra por los vientos y corrientes dominantes. Existen muchas razones por las que las ballenas y los delfines varan. No obstante, un importante número de animales muertos en varamientos es causado por actividades humanas, como la pesquería, acuicultura, el tráfico de embarcaciones, ejercicios militares, o contaminación, por nombrar algunas.
Durante esta última semana, diferentes medios nacionales han dado cuenta de preocupantes acontecimientos relacionados con el mar de Chile. En menos de una semana, tres ballenas han sido halladas muertas en distintos puntos del país, encendiendo nuevamente las alarmas sobre lo que está ocurriendo con estos animales y los potenciales efectos en sus poblaciones.
El primer caso, corresponde a un individuo de ballena jorobada (Megaptera novaengliae) en Caleta Huiro en la comuna de Corral, Región de Los Ríos, la cual fue encontrada flotando el 23 de abril en un sistema experimental de cuelgas de piure. La ballena fue remolcada mar adentro, sin que se pudiera esclarecer la causa de muerte.
El segundo caso, reportado el día 27 de abril correspondió a un ejemplar de ballena de Bryde (Balaenoptera brydei), la cual varó muerta en el sector de Mantagua, Región de Valparaíso.
El tercer caso, se reportó el día 28 de abril en Puerto Natales, Región de Magallanes, donde una ballena sei (Balaenoptera borealis) fue encontrada muerta en el muelle Kochifaz. En fotografías y videos publicados por organizaciones locales se pueden observar lesiones que evidenciarían una posible colisión de una embarcación como la causa de muerte probable.
El doctor en Medicina de la Conservación y Director Científico de la ONG Panthalassa Frederick Toro, nos comenta que “durante estos eventos es sumamente importante realizar necropsias sistemáticas para poder dilucidar la causa de muerte de estos animales. En el caso de la ballena de Bryde, del 27 de abril, gracias a la necropsia que se pudo realizar, postulamos que la causa más probable de muerte sería por ahogamiento tras enmalle con artes de pesca”.
Los tres casos de estas ballenas presentan causas confirmadas o probables de interacción con actividades humanas, lo que hace de suma urgencia la discusión, coordinación y cooperación entre todas las partes correspondientes para que se considere y se implementen las normativas vigentes sobre la conservación de estos animales y las interacciones negativas existentes con actividades industriales.
Esta seguidilla de varamientos no son una novedad en nuestro país, lamentablemente. Tan solo el año pasado ocurrieron casos similares en esta misma época. Una ballena de Bryde, una ballena azul y una ballena fin fueron halladas muertas en las costas de nuestro país en el plazo de una semana. La causa de muerte de esas tres ballenas fue por choques con embarcaciones.
Para Francisco Viddi, doctor en Ciencias ambientales, experto en cetáceos e investigador del Centro Ballena Azul y Universidad Austral de Chile “la muerte de estos animales no puede ser en vano, debemos entender las causas de estos decesos. Solo con una información recopilada a tiempo y en cooperación coordinada con las autoridades pertinentes, podremos ser capaces de entregar propuestas robustas y empíricas para establecer acciones concretas de conservación de estos animales, así como fortalecer los protocolos de respuesta ante futuros eventos de mortalidad y varamientos”.
Chile es un país de ballenas, donde nueve de las 14 especies del mundo se pueden llegar a observar en nuestras costas. Aún más, estos mamíferos marinos están protegidos por ley en nuestro país. También son bioindicadores de la salud del mar, son especies bandera, especies paraguas y son animales de tremendo valor cultural para muchos pueblos originarios de nuestro país. Por ende, es preciso contar con conductos formales que aseguren la conservación adecuada de estos cetáceos y que episodios como el que estamos viviendo, no se repitan más.