Desde la extracción de la materia prima para fabricarlo hasta el punto en que se convierte en desecho, existen objetos que contaminan en todo su ciclo de vida. Las latas de aluminio, el PVC y el algodón son sólo algunos de éstos. Cada chileno genera casi un kilo y medio de basura al día, pero sólo un décimo de esos residuos van al reciclaje.

Uno de los objetos en los que nos queremos enfocar hoy son las latas de aluminio. Estados Unidos es el mayor consumidor de latas de aluminio en el mundo, con más de 100 mil millones al año. Las razones son variadas: es un material liviano, que además enfría el líquido de manera rápida. La lata comienza su vida con la extracción de un material llamado bauxita. Para convertir esa materia prima en aluminio se requiere mucha energía: sólo una lata ocupa un cuarto de su volumen en bencina para poder fundirse, más que cualquier otro metal en la Tierra.

“En todo el mundo, aproximadamente un tercio de las fundiciones de aluminio funcionan con electricidad generada por carbón. Además de producir emisiones de dióxido de carbono, este proceso contamina nuestro aire con toneladas de monóxido de carbono, dióxido de sulfuro y dióxido de nitrógeno”, explica Annie Leonard en su libro “La Historia de las Cosas”.

El PVC (policloruro de vinilo) es un material que observamos casi a diario. Es común verlo en tuberías y recubriendo cables, pero también en artículos que no esperaríamos como cortinas de baño, árboles de pascua sintéticos, juguetes, tarjetas de crédito, las hojas de algunos álbumes de fotos, envases de detergentes o medicamentos, etc. Lo que muchos desconocen es que este tipo de plástico –que se identifica con el número 3– es el más peligroso de todos. Para su producción se utilizan muchos ingredientes tóxicos, entre ellos gas de cloro. Además, para hacerlo maleable se le agregan metales pesados como el mercurio y el plomo. Muchos de estos aditivos se desprenden por volatilización y quedan flotando en el aire.

Cables de PVC
Cables de PVC

Otro producto que está muy presente en nuestras vidas es el algodón, por ser un material versátil que se usa en muchas prendas de ropa. Las plantas de algodón son unas de las que más agua consumen. “En la irrigación -con excepción del riego por goteo- se derrocha muchísima agua a causa de la filtración y la evaporación”, comenta Annie Leonard. Además, en Europa el 84% de la huella hídrica vinculada al algodón proviene de otras partes del mundo, mermando las reservas de agua de los habitantes en los países productores.

A esto se suma que  –a menos que sea algodón orgánico–, el algodón es considerado como el cultivo más sucio del mundo, por la gran cantidad de pesticidas que se aplican. Alrededor del planeta el algodón cubre el 2.5% de las tierras cultivables y los cultivadores de algodón utilizan el 16% de los pesticidas en el mundo. De estos, al menos 8 han sido catalogados como peligrosos o muy peligrosos por la Organización Mundial de la Salud.

¿Qué podemos hacer para disminuir el impacto que estos materiales tienen en nuestro planeta?

Un método simple para reducir el uso del algodón, es ser más consciente al momento de comprarnos ropa y preguntarnos ¿realmente lo necesitas? También preferir prendas de segunda mano para extender su ciclo de vida y donar la ropa que ya no estés usando y esté en buen estado. Últimamente en Chile han surgido diversas campañas para reciclar la ropa que ya no utilices entre otras iniciativas de reciclaje de ropa ¡Aprovéchalas!

Campaña de reciclaje de ropa de la marca Marks & Spencer ©Tim Rich
Campaña de reciclaje de ropa de la marca Marks & Spencer ©Tim Rich

El PVC no es reciclable en Chile, porque ningún punto limpio cuenta con la certificación que se necesita para asegurar que no se va a liberar cloruro a la atmósfera. La opción de sacar el PVC de las cañerías de nuestras casas es casi imposible, pero sí podemos reducir su uso en otras cosas: usando cortinas de baño de tela, evitando comprar productos con acabado vinílico o brillante, eligiendo marcas que no usen PVC en sus envases, entre otros. 

Las latas de aluminio son perfectamente reciclables, pero tomando en cuenta lo que contamina su producción y el bajo porcentaje que se recicla en nuestro país, es más aconsejable evitar la compra de latas y elegir en cambio  botellas retornables o de vidrio.

 

Si quieres conocer más de este tema te recomendamos el libro «La Historia de las Cosas» de Annie Leonard.

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