Territorio de pumas: transformando una estancia ovejera en reserva
Nuestro colaborador Eduardo Minte, nos cuenta sobre un proyecto de conservación en la Patagonia en donde se transformó una estancia ovejera en los alrededores del Parque Nacional Torres del Paine en una reserva privada para proteger el singular ecosistema que alberga esta zona. ¡Aquí todos los detalles!
Puede que la “The Awasi Foundation” del Hotel Awasi Patagonia no les suene familiar, pero si han visto las fotos de dos cachorros de gato de Geoffroy o las de un águila disputando un cadáver de guanaco con un cóndor, ya saben algo de ésta. Para entrar en contexto debemos hablar primero del Hotel Awasi Patagonia. Éste se encuentra emplazado en las faldas de la Sierra Contreras, ubicada entre el Macizo Paine y la Sierra Baguales. La Estancia en la que se encuentra inserto se llama Tercera Barranca y colinda con el Parque Nacional Torres del Paine, la Estancia Laguna Amarga y la Estancia Cerro Guido. Comenzó su funcionamiento el año 2013 y opera desde agosto hasta abril.
El año 2014, para la segunda temporada del hotel, llega Thomas Kramer a unirse al equipo de guías. Durante su breve estadía solicita 6 cámaras trampa a la gerencia para realizar un monitoreo de la fauna silvestre en la Sierra Contreras, sentando un precedente del interés del hotel en apoyar proyectos que le devuelvan la mano de alguna forma al lugar donde operan. Las cámaras fueron repartidas en aproximadamente 500 hectáreas alrededor del hotel y se logró observar un par de pumas además de otros registros interesantes, lo cual llamó la atención dado que en ese entonces aún era difícil ver a estos animales fuera del parque. Thomas se fue, pero las cámaras quedaron.
Para la temporada 2015/2016 asume Cristián Asún como jefe de excursiones. Fue con él que me entrevisté para postular a un puesto en su equipo de guías y afortunadamente quedé en su selección. Me fui a Torres del Paine. Un día cualquiera vi las cámaras trampa en desuso y se las pedí al jefe para experimentar con ellas y quizás encontrar algo. Las repartí en el monte cerro arriba con grandes expectativas, pero me fue mal. Tan sólo un registro de puma y para peor, una cámara perdida.
Al año siguiente Cristián levantó la mirada de sus libros de historia y geología y empezó a interesarse en la fauna que lo rodeaba. Le tocó trabajar con un grupo avistando pumas en la estancia colindante con el parque, Laguna Amarga, y acá conoció su historia: tras perder casi todo su ganado el invierno de 1995 decidieron quedarse en el campo en vez de vender, como muchos otros se vieron obligados a hacer. Al dejar de ser su ingreso principal las ovejas, tampoco tenían la necesidad de seguir corriendo al puma para defenderlas y poco a poco los guanacos empezaron a volver a este terreno ahora “disponible”. No muy lejos detrás de los guanacos venían los pumas que encontraron en Laguna Amarga un área de resguardo entre el parque y las demás estancias. Sin darse cuenta, la familia residente encontró en el turismo y la conservación un nuevo ingreso.
Cristián, al conocer esta historia y tras ver el paisaje y revisar los mapas, se dio cuenta del potencial que tenía Tercera Barranca para poder agrandar el área de protección para los pumas. Había que hacer algo para devolverle la mano al lugar que albergaba al hotel. Teníamos un par de cámaras trampa, guías motivados a salir al campo después de la pega, y el paisaje soñado. Con estos argumentos en mano Cristián se juntó a conversar con el gerente general del hotel, quien se motivó muchísimo con el plan.
El segundo paso fue juntarse con el dueño de la estancia. Mate tras mate y café tras café, se comenzó a vislumbrar un acuerdo. El primer requisito que se le pidió fue que dejara de correr al puma. Para esto el hotel se comprometía a asumir el costo de las pérdidas del ganado producto de la caza del felino. Pasaron los meses y Cristián quiso subir la apuesta: “¿Qué tal si arrendamos parte de la Estancia?”. Nuevamente el gerente general se entusiasmó con la idea y se juntó con la dueña del hotel y el dueño de la Estancia. Las negociaciones no fueron fáciles, pero se logró cerrar un trato. Teníamos reserva.
Para esta reserva privada, se establecieron los siguientes objetivos generales:
- Recuperar un área sobre explotada por la ganadería y devolver territorio a la fauna local.
- Ampliar el área Buffer para la fauna nativa entre el Parque Nacional Torres del Paine y las estancias al Este del Parque, para la protección del puma.
- Generar conciencia sobre el positivo impacto turístico en relación a la fauna nativa presente en el lugar.
- Realizar un trabajo de investigación científica enfocado en el puma.
El primer paso fue sacar todo el ganado de las nuevas 4.500 hectáreas de la Reserva Awasi. Rápidamente ésta se llenó de guanacos y nuevamente detrás de ellos, llegaron los pumas y, detrás de los pumas, los carroñeros: caranchos, águilas, chimangos, cóndores, zorros, chingues y armadillos se beneficiaban de las sobras del depredador tope.
Ahora teníamos tierra y animales, pero nos faltaba conocimiento, por lo que solicitamos la ayuda de Jorge Cárdenas, biólogo y tracker de felinos. Con Jorge empezamos a conocer mejor el campo, reconocimos hitos geográficos tales como cuencas, quebradas, depresiones y lomas, les pusimos nombres y colocamos cámaras trampa donde Jorge pensaba que podía haber movimiento. Los resultados no demoraron en llegar. Empezaron a aparecer pumas y el mapa se comenzó a llenar de puntos con avistamientos. Poco a poco empezamos a entender cómo se movían los animales, dónde cazaban y dónde descansaban. Incluso se reconocieron varios individuos que habitaban la estancia vecina que venían de visita o a establecerse.
La temporada de turismo se acababa y nos preparábamos para regresar a casa, cuando Cristián nos reúne y nos informa que tenemos el apoyo total por parte del hotel para seguir trabajando durante el invierno y darle así continuidad al proyecto.
Felices de poder vivir un invierno en Magallanes y de contar con el respaldo absoluto por parte del hotel, redoblamos nuestros esfuerzos. Fue justamente en una mañana de buscar pumas que me encontré con los cachorros de Geoffroy. Encuentro que no pasó por alto y salió hasta en los diarios.
Comenzó el invierno y fue momento de sistematizar nuestros esfuerzos de búsqueda y aprovechar de alguna forma toda la información que estábamos levantando. Era hora de traer a Thomas de vuelta. Thomas venía llegando de realizar un Master en Conservación en Oxford y nos dio una metodología científica por la cual regirnos. Comenzamos a integrar la observación de signos indirectos en nuestros registros; huellas, fecas y vegetación desordenada empezaron a tener un nuevo significado. Aparte de sus consejos y metodologías, Thomas nos dejó una interesante secuencia fotográfica donde se observa cómo interactúan un águila y un cóndor sobre el cuerpo de un guanaco cazado por un puma.
Pasó el invierno y aparte de las lindas fotos, se logró sacar un poco de información en limpio: en el campo observamos entre 9 y 12 pumas diferentes. Estos estaban copulando, pariendo y cazando en la reserva. En definitiva se logró ampliar exitosamente el área buffer entre el parque y las estancias colindantes. Lamentablemente el arriendo no pudo continuar y nos vimos obligados a devolver las tierras que tanto aprendimos a conocer y querer. Se cerraba una puerta, pero a lo lejos otra se abría. Estancia Lazo nos daba la acogida.
A mí me tocó emprender rumbo al norte a otros desafíos laborales, pero el equipo de Awasi sigue con la misma fuerza. Ahora cuentan con el doble de campo para recorrer y hay que partir desde cero; caminar, conocer y reconocer qué lugares prefiere el puma, cómo está conviviendo con la ganadería y qué otras especies se pueden observar.
El hotel adquirió más cámaras para poder monitorear mejor el área y Mati Schilling, gran amigo y compañero de pieza en ese entonces, asumió el rol de guardián. Se venían las sorpresas, este campo contaba con mucho más bosque y no pasó mucho tiempo cuando las cámaras revelaron a un poco conocido y elusivo habitante: el gato de Geoffroy.
Hoy nuevamente nos encontramos ad portas del fin de la temporada de turismo y el comienzo de un nuevo invierno. Esperemos sea igual de lindo y fructífero que el anterior.
Ahora los invito a ver un cortometraje realizado por Jumara Films con imágenes de Juan María Raggio, Simón Thibaud y quien les escribe, respecto al trabajo que realizamos para la Fundación Awasi el año pasado ¡ojalá les guste!