En la década de los 70 y mientras algunos lugareños preparaban el terreno para hacer una huella para sus carretas de bueyes en un sector del bosque cerca del arroyo Chinchihuapi, éstos encontraron artefactos de madera y de piedra enterrados en el lugar. Más tarde algunos de éstos serían identificados como huesos de gonfoterios (parientes del mastodonte).

Así para 1977, el arqueólogo estadounidense Tom Dillehay (investigador principal), junto al geólogo chileno Mario Pino, de la U. Austral, entre otros científicos, comenzaron las primeras excavaciones en el sector donde dieron con inesperados hallazgos: lacas de piedra típicas de los sitios sudamericanos y otras herramientas, huesos y cueros de animales, objetos de caza, papas silvestres, cordeles, plantas medicinales e incluso una posible pisada humana, entre otras cosas.

Sitio Monte Verde ©Martín del Río
Sitio Monte Verde ©Martín del Río

Tras analizarlos llegarían a la conclusión de que se trataba del asentamiento humano más antiguo de América con rastros de una cultura que pasó por el lugar hace cerca de 15.000 años y que por tanto, cuestionaba la teoría que se había sostenido por más de 70 años sobre los primeros habitantes del continente.

Antes de los hallazgos de Monte Verde, la comunidad científica sostenía que la cultura Clovis, que vivió entre los años 12.910 a 12.710 AP en Norteamérica, habían sido los primeros habitantes de América y la prueba del poblamiento humano tardío que llegó desde Asia por el Estrecho de Bering.

©Martín del Río
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Pasó el tiempo y lamentablemente estos hallazgos pasaron prácticamente a convertirse en una anécdota. Los más de 600 objetos recuperados en los 10 años de excavaciones desde 1977 a 1987 –algunos de los cuales se creía que tendrían 33 mil años de antigüedad–, fueron guardados en la bóveda de un museo de la Universidad Austral acumulando polvo. Y pese a los esfuerzos de los investigadores que durante más de 20 años pidieron que se construyera un museo para exhibir las piezas, éste no se materializó.

Nuevos hallazgos en Monte Verde

©Martín del Río
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El año 2013 el sitio arqueológico Monte Verde volvió al foco de atención de la prensa y la comunidad científica, luego de que el Consejo Nacional de Monumentos encargara a Tom Dillehay y Mario Pino que reanudaran las excavaciones que comenzaron en 1977 para delimitar el sitio, ya que querían postularlo como Patrimonio de la Humanidad.

Dos años más tarde y con una publicación en la revista Science, se anunció que los nuevos hallazgos encontrados en el sitio de excavación Monte Verde II sugerían que el asentamiento era 4 mil años más antiguo de lo que se había calculado anteriormente: los 39 objetos de piedra y residuos de 12 fogatas encontrados en la segunda excavación fueron datados entre 14.500 y 18.500 años antes del presente (AP). Además, se determinó que el momento en el que estos humanos habitaron el lugar era una época muy fría (fin de la Era del Hielo), por lo que creen que el sitio fue un lugar de paso utilizado probablemente en verano.

La controversia que rodea al sitio arqueológico

©Martín del Río
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Los descubrimientos en Monte Verde no sólo han llamado la atención del mundo, sino que también han dado paso a calurosas discusiones entre científicos, ya que algunos de ellos cuestionan la validez de los hallazgos sobre todo, de aquellos que han sido detectados con una antigüedad de 33.000 años.

Pese a diversos estudios posteriores publicados al respecto, como el publicado en 2008 en la revista Science que comprobó la antigüedad cercana a los 14.000 años de unas algas encontradas en Monte Verde, hay quienes aún postulan que los primeros pobladores de América fueron los Clovis. Uno de estos científicos es Stuart Fiedel, arqueólogo y antropólogo estadounidense, quien ha dicho que “la evidencia de Monte Verde no es convincente, a diferencia de lo que sí ha dado Clovis desde 1929, año en que se descubrió este yacimiento”.

©Martín del Río
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Para Fiedel, la mayoría de los artefactos hallados en Monte Verde probablemente deben su apariencia a la naturaleza que los moldeó con el paso de los años, donde piedras auténticamente arcaicas pudieron mezclarse con otros artefactos y que aunque en el último tiempo los hallazgos de Monte Verde parecieran ganar cada vez más validez, esto se debería a que: «Persiste una especie de sentimiento antiyanki en la academia latina y sus estudiosos parecen aceptar cualquier evidencia que indique que los modelos de colonización norteamericanos no son aplicables en el sur de América y que estas culturas se desarrollaron de manera independiente».

Otra de las grandes críticas que han surgido en torno al sitio arqueológico, es que no se le ha dado la importancia que merece este lugar y sus hallazgos. “Monte Verde es una joya de la arqueología mundial y Chile no lo ha asumido”, señaló hace un tiempo Mario Pinto, uno de los principales investigadores en Monte Verde, quien además cree que en general en Chile los sitios arqueológicos no son debidamente protegidos. Y algo similar opina el líder de las investigaciones, Tom Dillehay: “Muy poca gente sabe de este sitio después de 40 años. Los chilenos están mucho más interesados de su historia colonial y reciente».

De hecho recién 40 años después del descubrimiento de este sitio arqueológico, en 2016 comenzaron los trabajos para construir el Museo Monte Verde en Puerto Montt. Mientras tanto, y pese a que desde 2008 el sitio se encuentra protegido como Monumento Histórico Nacional de Chile, «Cada año, porciones del sitio se están desprendiendo por el aumento del caudal del arroyo Chinchihuapi, además de alguna destrucción debido a la actividad moderna», asegura Dillehay.

©Miquel Moya
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©Martín del Río
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