Santuario de la Naturaleza “Las Torcazas de Pirque”: un refugio de naturaleza, biodiversidad y sustentabilidad
El Santuario de la Naturaleza «La Torcazas de Pirque» es considerado uno de los principales lugares para la conservación de la biodiversidad de la Región Metropolitana. Con su gran bosque esclerófilo, es hogar de una gran cantidad de aves y seres vivos. Entre ellos se encuentra la torcaza, el cual le entrega el nombre a este Santuario. Conoce todos los detalles sobre este importante lugar a continuación.
Ubicado a 40 kilómetros de Santiago, el Santuario de la Naturaleza “Las Torcazas de Pirque” es considerado un sitio prioritario para la conservación de la biodiversidad en la Región Metropolitana, y de gran importancia como zona de amortiguación del “Parque Nacional Río Clarillo”. Esta área contribuye específicamente a la acumulación y circulación de aguas cristalinas a través de la “Quebrada de la Madera” y del río Clarillo, que desembocan en el Río Maipo, uno de los más importantes a nivel nacional por la gran cantidad de población que alberga y las actividades productivas en su cuenca. Además, el Santuario se encuentra inserto en la región Ecológica del Matorral y Bosque Esclerófilo, uno de los ecosistemas más amenazados del mundo y con menos del 3% de su superficie incluida en áreas protegidas del país.
Este Santuario es un refugio excepcional, donde conviven una sorprendente cantidad de seres vivos, entre ellos la torcaza o paloma araucana (Patagioenas araucana), que le entrega el nombre a este Santuario. Esta ave es la paloma nativa de mayor tamaño en Chile y tiene una profunda conexión con su historia desde tiempos precolombinos. Aunque en el pasado era abundante, durante las décadas de los 50 y 60, su población decayó alarmantemente. Se piensa que la deforestación para tierras agrícolas, sumada a la caza intensiva y una devastadora enfermedad causada por el virus de Newcastle, pusieron a la especie al borde de la extinción. Es por esto que desde el año 1967 se prohibió su caza y más tarde en 1988 fue
catalogada por el Reglamento de la Ley de Caza como Vulnerable en la Región de Aysén y como En Peligro para el resto de su distribución. Gracias a estos esfuerzos la población actualmente se considera como abundante y común en diversas partes de Chile y tiene una amplia distribución desde Coquimbo hasta Aysén. Es por esto que en su última evaluación según el Reglamento de Clasificación de Especies Silvestres del año 2016 fue catalogada en Preocupación Menor.
La torcaza se nutre principalmente de frutos de árboles nativos, como el lingue (Persea lingue) y el peumo (Cryptocarya alba), ambos abundantes en el Santuario. Este refugio, aunque no vasto en extensión, se ha gestionado con el esmero y cuidado propios de un Parque Nacional, priorizando sus valiosas características y condiciones naturales. Gracias a los esfuerzos de preservación, protección y restauración, el Santuario ha experimentado una notable recuperación y sostenibilidad de su ecosistema, a pesar de las innumerables adversidades que ha enfrentado a lo largo de los años.
Entre las adversidades enfrentadas en el Santuario, resaltan las incursiones de cazadores furtivos. Estos individuos no solo emplean armas de fuego, sino que también colocan trampas de alambre con el fin de atrapar conejos, lo cual resulta en la mutilación y muerte de la fauna nativa. Además, han dejado marcas en forma de grafitis sobre las imponentes rocas del río Clarillo, dejado montones de basura en áreas de picnic y campings improvisados y dañado antiguos árboles al usar sus ramas para encender fogatas, con el consiguiente peligro de incendios, los que lamentablemente han afectado al predio en tres oportunidades. Sin embargo, gracias a las medidas de protección, preservación y prevención adoptadas, estos siniestros han sido controlados. Estas medidas incluyen la creación de “huellas vehiculares” que facilitan el acceso rápido de los equipos de emergencia y actúan como cortafuegos, y la construcción de un embalse por parte de los propietarios actuales al adquirir el terreno en 1990, facilitando el abastecimiento rápido para los helicópteros de extinción de incendios.
El incendio más devastador tuvo su origen en un predio contiguo. Según investigaciones, fue causado por un ahumador utilizado en la extracción de miel de colmenas situadas muy cerca de la frontera del predio. De no ser por las medidas preventivas implementadas por los propietarios del Santuario Las Torcazas de Pirque, y especialmente gracias a la intervención inmediata de helicópteros y las brigadas de CONAF, las consecuencias habrían sido catastróficas. Este incidente no solo habría causado un daño irreparable, sino que se habría extendido por miles de hectáreas, alcanzando el Parque Nacional Río Clarillo con sus más de 13.000 hectáreas. Además, habría afectado ampliamente la zona oriente y norte del piedmont de la comuna de Pirque (Santa Rita), comprometiendo una vasta extensión del pulmón verde de la Región Metropolitana y su rica fauna.
Derramando vida
A tan solo 40 kilómetros del centro de Santiago se encuentra el majestuoso campo “Quebrada de la Madera”. Accesible a través de la circunvalación Américo Vespucio, este predio se extiende por 1.200 hectáreas, resplandeciendo con su asombrosa belleza natural y una biodiversidad significativa. En sus alturas, se sitúa el Santuario de la Naturaleza “Las Torcazas de Pirque”, que abarca unas 700 hectáreas. Este santuario fue oficialmente reconocido por el Estado de Chile mediante el Decreto Exento N° 1977, firmado el 11 de octubre de 2007. Con el avance de la tecnología, se ha logrado determinar con mayor precisión y detalle las características y extensiones de estas áreas.
Su actual propietario, el ecologista Jaime Gaete, se hizo cargo del campo hace 32 años, y desde entonces, con dedicación y respeto inquebrantables, ha trabajado en su conservación y protección. La riqueza natural del campo brinda servicios ecosistémicos indispensables en tiempos actuales. Esta narrativa ecológica resalta la biodiversidad y paisajes impresionantes del lugar, valorando y reconociendo su importancia medioambiental.
Desde que el predio está bajo el cuidado de Gaete, no se ha realizado ningún tipo de extracción o aprovechamiento. De hecho, todas las criaturas y formas de vida que habitan sus variados ecosistemas siguen un ciclo natural: nacen, crecen, se reproducen y mueren allí, siendo parte de un entorno inalterado. Este enfoque se alinea perfectamente con los principios esenciales que definen un Parque Nacional.
El Santuario ha permanecido cerrado al público general, abriéndose únicamente para la comunidad académica: docentes, investigadores y estudiantes de instituciones de educación superior como las universidades de Chile, Católica, Mayor, Santiago y Atacama, todos vinculados a áreas relacionadas con la naturaleza, medioambiente y biodiversidad. Como ejemplo, un equipo interdisciplinario compuesto por representantes de la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Universidad de Atacama y la Universidad Mayor, y liderado por el profesor Francisco Meza de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la PUC, está investigando los efectos de la mega sequía en el matorral esclerófilo de la Región Metropolitana. Junto al Prof. Meza, el Dr. Nicolás Raab también lleva a cabo investigaciones en el Santuario con el objetivo de evaluar su potencial como sumidero de carbono, es decir, su capacidad para captar y almacenar dióxido de carbono (CO2) del ambiente lo que ayuda a reducir la concentración de este gas de efecto invernadero en la atmósfera. Además, el proyecto se enfoca en analizar las adaptaciones fisiológicas de las especies nativas ante la sequía y su habilidad para asimilar carbono en futuros contextos de cambio climático.
Tras sus incursiones, los investigadores han destacado el valor del Santuario de la Naturaleza Las Torcazas de Pirque: “Actualmente, no solo es un bastión para la conservación del bosque esclerófilo de la cuenca del río Maipo, sino que su avanzado estado de restauración lo posiciona como un laboratorio natural, estratégicamente ubicado a las afueras de Santiago y cerca de centros de investigación.”
El Santuario demostró su invaluable papel como laboratorio natural cuando Jorge Abarca Ingeniero en Recursos Naturales de la Universidad de Chile, condujo una investigación comparando tres métodos de muestreo de murciélagos en este emplazamiento. Estos mamíferos, con su naturaleza nocturna y voladora, presentan desafíos únicos para su estudio, especialmente aquellos que habitan en bosques, donde se refugian en cuevas, grietas y bajo las cortezas de los árboles.
Los murciélagos, pertenecientes al Orden Chiroptera, son mamíferos placentarios especializados y diversos. Con más de 1300 especies, constituyen el 25% de las especies actuales de mamíferos a nivel mundial, siendo el segundo grupo de vertebrados más numeroso del planeta, solo superado por los roedores. Su impresionante éxito evolutivo se atribuye principalmente a su habilidad única para volar y a su adaptación para emitir y recibir sonidos mediante un avanzado sistema de ecolocalización.
El estudio de estos mamíferos en Chile presenta desafíos dada su naturaleza nocturna y voladora. A pesar de la falta de investigaciones comparativas locales sobre metodologías de evaluación, el Servicio Agrícola y Ganadero sugiere el uso de redes de niebla en contextos de estudios de impacto ambiental. Al comparar tres métodos de muestreo en el Santuario Las Torcazas de Pirque: acústico, trampas arpa y redes-niebla, Jorge Abarca encontró que el método acústico era el más eficiente en términos de coste y diversidad identificada.
Estas investigaciones no solo enriquecen el conocimiento global sobre estos animales únicos y otros aspectos de la biodiversidad, sino que también subrayan la importancia de preservar y estudiar espacios naturales en su estado más puro. En un mundo donde el equilibrio entre desarrollo y conservación es a menudo precario, lugares como el Santuario Torcazas de Pirque destacan como ejemplos brillantes de lo que es posible cuando la pasión por la naturaleza y la ciencia se unen.