Con 23 años, Ronald Hernández, sube al escenario del Centro Comunitario de Frutillar.  Se apoya de un bastón debido a una ceguera progresiva y se para frente a 150 personas para hablar sobre su proyecto ligado a la eliminación del uso de bolsas plásticas en la comuna que habita, Llanquihue. Es finales de julio de este año. Exactamente en la ceremonia de cierre del Balloon U, un programa en terreno para universitarios, que mediante el traspaso de herramientas y metodologías de la innovación, busca potenciar emprendimientos locales.

Tímidamente, Ronald deja su bastón de lado y bromea: “aunque ustedes no lo crean, soy un artista visual”. El público ríe animosamente y escucha su discurso con atención: “Durante el tiempo que yo haga esta presentación (2 minutos), en el mundo se generarán mas de 2 millones de bolsas plásticas, que luego causarán la muerte de más de 100 mil animales marinos. ¿Y qué estamos haciendo nosotros para solucionar esto?”.

A sus 23 años, Ronald Hernández ha encontrado su misión en la tierra: cuidarla por medio del arte, lo que más le gusta hacer. Así desarrolló una técnica de esculpido que según dicen quienes han visto sus trabajos, se trata de una técnica sin precedentes. Y cuando uno le pregunta a Ronald sobre este dato, responde tímidamente, sin darle mayor importancia: “No sé, eso me dicen. Quizás sí”.

Se trata de figuras de animales amenazados o en peligro de extinción, hechas de bolsas plásticas recicladas y alambre, que desde hace un año vende a particulares y por medio de agencias de turismo de la cuenca del Lago Llanquihue que comparten la misma visión ecológica. Su emprendimiento se llama Recimunkun, que en mapudungun significa propagar el reciclaje por todas partes.

Cuando uno le pregunta a Ronald sobre su trabajo, pareciera que prefiere no responder, como intentando evitar hablar de sí mismo. Y si uno destaca su trabajo, solo responde con una tímida sonrisa, restándole la importancia. Pero de lo que sí habla con mayor convicción, es sobre su objetivo en la vida, que es “potenciarme, transmitir a mi comunidad la importancia de reciclar. En mi caso particular, yo envío el mensaje a través de los animales que sufren y que se están muriendo, para así, generar conciencia en la sociedad, o al menos que las personas piensen lo que significa botar basura en cualquier parte”, dice Ronald.

Al preguntarle por el origen de Recimunkun, se larga con una respuesta más extendida: “Basta con caminar por la calle y darse cuenta de la cantidad de bolsas plásticas que hay dando vuelta. Me di cuenta que nadie se hace cargo en la zona donde vivo. Entonces justo vi un documental de NatGeo en Chile sobre los flamencos en el norte y cómo estaban muriendo producto de que comían bolsas. Así fue como diseñé mi primer animal. El flamenco obviamente. Y decidí hacer lo mismo con otros animales en peligro de extinción, como el pudú por ejemplo”.

Hoy Ronald Hernández, junto con el equipo en terreno de Balloon Latam, buscan hacer realidad el sueño de propagar ese mensaje. Juntos trabajan en la creación de talleres de esculpido para personas con capacidades diferentes de la misma cuenca del Lago Llanquihue. “Mi idea es compartir mis conocimientos sobre reciclaje con personas que también tengan la inquietud por solucionar los problemas de contaminación. Quiero trabajar con personas con otras capacidades para poder integrarlos y que cada uno desarrolle su propia técnica para que las formas de compartir el mensaje sean lo más diversas posible. Que las ideas nazcan de cada persona que vaya al taller. Quiero estimular la creatividad para generar nuevas soluciones, que es finalmente lo más importante”.

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