Al noroeste de la Provincia de Santa Cruz, Patagonia, Argentina, nos encontramos con kilómetros de planicie vasta y llana, con alguna que otra vegetación por aquí y por allá, hasta que esta se ve interrumpida por las imponentes estructuras rocosas formadas por los cañadones.

Estas enormes figuras, que parecen salidas de un western, son las mismas que inspiraron a los primeros cazadores recolectores a plasmar sus huellas en la Cueva de las Manos, en el Alero Charcamata y en otros sitios del portal, hace más de 9 mil años.

El Portal Cañadón Pinturas es uno de los accesos al Parque Patagonia Argentina, el que se ubica a 56 kilómetros al sur de Perito Moreno y a 74 kilómetros al norte de Bajo Caracoles, sobre la emblemática Ruta Nacional 40. Este es el lugar donde Fundación Rewilding Argentina —con el apoyo de Freyja Foundation— dedica sus esfuerzos a la conservación y restauración de los ecosistemas naturales de la zona, así como a impulsar una economía basada en el turismo de naturaleza, con el propósito de beneficiar la vida silvestre y a las comunidades locales.

Sendero Koi a Meseta Sumich. Créditos: Florian Von der Fecht.
Sendero Koi a Meseta Sumich. Créditos: Florian Von der Fecht.
Portal Cañadón Pinturas, Parque Patagonia Argentina. Créditos: Estrella Herrera.
Portal Cañadón Pinturas, Parque Patagonia Argentina. Créditos: Estrella Herrera.

Asimismo, el portal cuenta con más de 60 kilómetros de senderos autoguiados, así como con la oportunidad de explorar los maravillosos cielos patagónicos a través del Centro de Interpretación y Planetario “Elsa Rosenvasser Feher”, nombrado en honor de la doctora en Física que hizo posible el proyecto mediante una donación. Es más, Rosenvasser formó parte del proceso, estuvo atenta y colaborando en la construcción, hasta su fallecimiento en 2022, a los 89 años.

«El inicio del recorrido coincide con los orígenes de la especie humana y la expansión de los seres humanos por el mundo y, desde allí, se va descubriendo la diversidad de culturas y tradiciones que fueron surgiendo a lo largo de los siglos, y la capacidad de los seres humanos para adaptarse y prosperar en distintos entornos», comenta Rocío Navarro, coordinadora de Parques y Comunidades del Parque Patagonia.

Cañadón Pinturas. Créditos: Estrella Herrera.
Cañadón Pinturas. Créditos: Estrella Herrera.

La red de senderos tiene varias propuestas de caminos para todos los gustos. Uno de ellos es La Guanaca, que tiene una extensión de 6 kilómetros, y termina en la cima del Cerro Amarillo, donde es posible ver sobrevolar a los cóndores en los infinitos cielos patagónicos. Asimismo, en un día de sol pleno, desde allí se puede observar el emblemático cerro San Lorenzo en el horizonte.

Otro de los senderos es el Koi, donde los visitantes podrían llegar a cruzarse con manadas de guanacos que pasan velozmente por la estepa. Por otro lado, en el camino a Tierra de Colores, es posible avistar grupos de choiques que corren moviendo su plumaje.

Por su parte, la huella de Gradin, que conecta con otros senderos, ofrece un recorrido de todo el día, invitando a un descanso a mitad del recorrido a orillas del Río Pinturas. En las salidas de avistaje, de la mano de guías locales, los visitantes podrán observar cóndores, guanacos, choiques y pumas, el depredador tope de este ecosistema.

Pumas en Cañadón Pinturas. Créditos: Felipe Menzella.
Pumas en Cañadón Pinturas. Créditos: Felipe Menzella.
Guanacos. Créditos: Hernan Povedano.
Guanacos. Créditos: Hernan Povedano.

Parque Provincial Cueva de las Manos

La Cueva de las Manos es un sitio arqueológico con pinturas rupestres milenarias que retratan escenas de caza, negativos de manos, fauna autóctona y figuras abstractas, transformándose así en el sitio arqueológico más importante de la Patagonia. Es más, las inscripciones más antiguas cuentan con alrededor de 9.000 años de antigüedad.

Se trata de una de las expresiones artísticas más antiguas de los pueblos sudamericanos, que da cuenta de la trascendencia cultural y de la naturaleza de la región noroeste de Santa Cruz, Argentina. Por esta razón, este sitio fue designado Monumento Histórico Nacional en 1993 y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999.

«Cuando se estudian los grupos de cazadores recolectores que habitaron estos lugares se tiene que entender que, debido a su gran movilidad, la Cueva de las Manos es tan solo un punto en el paisaje, dado que hay mas de 80 sitios estudiados y aún quedan muchos más por investigar, y que no son menos importantes», comenta Ricardo Vázquez, director del Parque Provincial Cueva de las Manos.

Cueva de las Manos. Créditos: Estrella Herrera.
Cueva de las Manos. Créditos: Estrella Herrera.
Cueva de las Manos. Créditos: Christian Emmer.
Cueva de las Manos. Créditos: Christian Emmer.

Para poder conocer este lugar, se puede acceder a pie desde el Portal Cañadón Pinturas por el sendero Bajada de Los Toldos, rodeado por los inmensos paredones, cruzando el Río Pinturas. También es posible llegar por la Ruta 40, a través de dos ingresos vehiculares. Sin embargo, siempre se recomienda la primera opción, la que permite apreciar de mejor manera los alrededores y conectar con la naturaleza, con increíbles vistas desde los paredones de 300 metros de altura y la posibilidad de avistar chinchillones anaranjados en sus grietas.

Desde el parque se hace la invitación a que las personas acudan a conocer este pedacito de historia, como una forma de acceder al pasado de la zona y relacionarse con su cultura, aunque siempre con el debido cuidado y respecto requerido para mantener la correcta preservación del sitio. «Es importante la no intervención del hombre en estos paisajes bajo ningún pretexto, ya que se destruye la evidencia sobre la cual fueron fundadas», señala Vázquez.

TIerra de Colores. Créditos: Florian Von der Fecht.
TIerra de Colores. Créditos: Florian Von der Fecht.

Alero Charcamata

En el noroeste santacruceño, otra cueva y otras manos cuentan la historia de los antiguos pobladores que habitaron esa zona hace más de cinco mil años. Declarado Monumento Histórico Nacional en 2015 por su belleza y pinturas rupestres, el Alero Charcamata se presenta como un viaje a través de la naturaleza, con cañadones de 30 metros de altura, arte rupestre y paisajes únicos.

Manos, guanacos, choiques, y pumas, son algunas de las pinturas que realizaron hace muchísimo tiempo los Tehuelches y sus antecesores sobre la piedra, en los muros, y en el techo de los aleros, dejando testimonio de lo que fue su paso por aquellas tierras. Para llevar a cabo dicha tarea, utilizaban pigmentos naturales, de origen mineral, como es el caso del óxido de hierro deshidratado, el que mezclaban con grasa, agua e incluso sangre.

«Lo que hacían estos cazadores recolectores era atraer a los guanacos que estaban en las partes más altas que rodean estos cañadones, para lograr que ingresaran a un cañadón, que viene a ser un embudo perfecto, incrementando las posibilidades de cazar», explica Claudio Figueroa, emprendedor local detrás de Zoyen Turismo.

Alero Charcamata. Créditos: Sebastian Lopez Brachs.
Alero Charcamata. Créditos: Sebastian Lopez Brachs.
Alero Charcamata. Créditos: Sebastian Lopez Brachs.
Alero Charcamata. Créditos: Sebastian Lopez Brachs.

«Hay muchas manos pequeñitas que son de niños muy chiquitos, de alrededor de 2 o 3 años (…). Podríamos relacionarlo más con la vida, que con la cacería o escenas de caza, que sí hay en la  Cueva de las Manos (…). Hoy podemos decir que cada vez nos estamos desconectando de lo ancestral y del vínculo que deberíamos tener con la fauna en general. Lo importante es cuidar estos lugares, que se tome conciencia de la riqueza y el patrimonio que tenemos», agrega.

El Alero Charcamata se ubica en el Cañadón del Valle del Alto Río Pinturas, a 90 kilómetros al sur de Perito Moreno, ingresando por el Portal Cañadón Pinturas. Entre las piedras y el arroyo, crece la típica vegetación esteparia, otorgándole movimiento a este espacio rocoso que mide cerca de 81 metros de largo, 24 de alto y 45 de profundidad. Se conforma por varias hendiduras o cuevas que se encuentran en la parte baja de enormes estructuras rocosas, que se crearon por la acción del agua derretida de los glaciares, la que fue socavando las montañas.

Particularmente, la excursión hasta el alero es de unas 8 o 9 horas y se tiene que realizar con un guía autorizado. Se sale desde Perito Moreno, y se recorren 90 kilómetros de distancia, de los cuales 60 son de asfalto, hasta que se ingresa al Portal Cañadón Pinturas, y se continua el camino por ripio. Luego se debe vadear el Río Pinturas, hasta que se llega a un punto donde no es posible seguir avanzando con el vehículo. En ese momento es cuando comienza la excursión, una caminata que recorre cerca de 2 kilómetros hacia el alero, en la que se disfruta de la vista, la vegetación y el sonido del río que irrumpe el silencio de la estepa.

Créditos: Fundación Rewilding Argentina.

Recuperación de fauna

La estepa patagónica de Santa Cruz se ha visto expuesta durante el paso del tiempo a los procesos de extinción y reducción poblacional que también han afectado al resto del país. Un ejemplo de esto es la desaparición a nivel regional del huemul y el huillín, mientras que el chinchillón anaranjado, el coipo y la gallineta austral sufrieron extinciones locales, disminuyendo sus números y alterando la conectividad entre poblaciones. Asimismo, el puma, el guanaco, el choique y el cóndor andino, fauna sumamente común de la zona, también se han enfrentado a drásticas reducciones en sus números por causas humanas.

El Cañadón Pinturas también se ha visto afectado por la desaparición y reducción de fauna y flora. Los juncales, por ejemplo, que son islas de biodiversidad en la árida estepa y hogar de cientos de aves, han reducido su extensión y desaparecido de algunas zonas producto de la presencia de flora exótica y pastoreo excesivo por parte del ganado doméstico.

Chinchillón anaranjado en Cañadón Pinturas. Créditos: Franco Bucci.
Chinchillón anaranjado en Cañadón Pinturas. Créditos: Franco Bucci.

Debido a esto, procesos ecológicos como la depredación y las migraciones, se han visto alterados y han impactado de forma negativa en dicho ecosistema. Por lo mismo, la misión del Parque Patagonia Argentina se centra en la reintroducción de las especies hoy ausentes y en el aumento de los números de aquellas que, si bien aún se encuentran presentes, se han visto diezmadas a lo largo del tiempo. De esta forma, lo que se busca es llegar a restablecer los procesos ecológicos típicos de la estepa.

En esta línea, se ha implementado la Estación Biológica El Unco, donde se trabaja para conocer, estudiar y recuperar la fauna originaria de la estepa y restaurar el buen funcionamiento del ecosistema. A raíz de esto, en 2022 se llevó a cabo el marcado de 13 choiques con collares GPS, lo que les permite hasta el día de hoy recabar importante información acerca de la ecología espacial de la especie. Un proceso similar se hizo con los chinchillones.

Chinchillón anaranjado en Cañadón Pinturas. Créditos: Franco Bucci.
Chinchillón anaranjado en Cañadón Pinturas. Créditos: Franco Bucci.

Centro de Interpretación y Planetario del Parque Patagonia

El Centro de Interpretación y Planetario “Elsa Rosenvasser Feher” cuenta con una tecnología única en la región, con muestras interactivas sobre historia, ambiente y restauración de ecosistemas. El nombre fue elegido a modo de homenajear a la doctora en Física que hizo posible, mediante una donación, la realización de este proyecto.

El planetario se presenta como una hermosa esfera con una cúpula, visible desde el exterior. La construcción del Centro fue realizada por el arquitecto Leandro Panetta, que, según Navarro, es «un creativo que conocía mucho a Elsa y diseñó un edificio que sale de la tierra, de las entrañas del parque. Cuando lo ves de afuera no es posible imaginar el nivel de tecnología que existe adentro».

 Centro de Interpretación y Planetario “Elsa Rosenvasser Feher”. Créditos: Ramiro Barreiro.
Centro de Interpretación y Planetario “Elsa Rosenvasser Feher”. Créditos: Ramiro Barreiro.
 Centro de Interpretación y Planetario “Elsa Rosenvasser Feher”. Créditos: Horacio Barbieri.
Centro de Interpretación y Planetario “Elsa Rosenvasser Feher”. Créditos: Horacio Barbieri.

El planetario cuenta con casi 800 metros cuadrados dedicados a la interpretación del cielo y en los que se disponen diferentes salas temáticas que, mediante una propuesta interactiva, invitan a conocer la formación geológica de la región. El Centro de Interpretación y Planetario propone bajar un cambio al ritmo de vida y dedicarle un tiempo a aprender sobre la aparición de los humanos en el planeta, la evolución de sus especies y la restauración de los ecosistemas como una solución ante las crisis climáticas que atravesamos.

La exposición busca demostrar el crecimiento explosivo de la humanidad en los últimos 150 años, como una forma de invitar a reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos en la crisis del planeta y cuáles son los desafíos a futuro.

 Centro de Interpretación y Planetario “Elsa Rosenvasser Feher”. Créditos: Horacio Barbieri.
Centro de Interpretación y Planetario “Elsa Rosenvasser Feher”. Créditos: Horacio Barbieri.

«En este punto, se puede observar cómo utilizamos los recursos de la Tierra para sustentar ese crecimiento exponencial y convertirnos en los “amos” del planeta. Entonces, esta sala nos lleva a encontrarnos con la cruda realidad de que la fuente inagotable de recursos está mostrando signos de sobrecarga y que tenemos que reflexionar sobre la relación que tenemos con el ambiente y qué medidas podemos tomar para un futuro más sostenible», explica Navarro.

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