En noviembre un ejemplar de pez luna varó en la playa Sur de Santo Domingo, en la provincia de San Antonio, Región de Valparaíso. El gigante marino medía 2,30 metros de altura y 1,90 de longitud, estimándose su peso en unos 300 kg. El encuentro llamó la atención de los bañistas, quienes informaron al Museo de Ciencias Naturales de San Antonio de la varazón de esta “extraña criatura”.

De acuerdo con Alejandro Pérez Matus, biólogo marino de la Universidad Católica (UC) y de la Florida Atlantic University en Estados Unidos, el nombre de esta criatura se debe a que «su piel es similar a la superficie de la luna, por los cráteres que se pueden ver (lunares), además de su color. Durante la noche esta especie se ve como si realmente fuera una luna, ya que, al nadar en la superficie, refleja la luz».

Pez luna. Crédito: JFibu (Getty Images).
Pez luna. Créditos: JFibu (Getty Images).

El pez luna pertenece al orden de los Tetraodontiformes, categoría donde se encuentran también los peces globo, los peces erizo y las lijas. Por esta razón, en un principio, fue descrito como Tetraodon mola, pero, con el tiempo, se decidió que serían clasificados dentro de su propio género (Mola), el que incluye tres especies repartidas en todas partes del mundo: Mola alexandrini, Mola mola y Mola tecta.

En esta línea, aquel que varó en la playa de Santo Domingo correspondía a un Mola mola, siendo estos, y los Mola tecta, los que usualmente son avistados en las costas de Chile.

Mola tecta fue descubierta sólo hace algunos años por Marianne Nyegaard, bióloga marina australiana, quien le dio su nombre en julio de 2017 mediante una publicación en la revista Zoological Journal of The Linnean Society. Sin embargo, las primeras imágenes en registrar a un ejemplar vivo fueron grabadas por César Villarroel, instructor de buceo y documentalista chileno, en las costas de Chañaral de Aceituno.

«Durante varios años, se produjeron muchas corrientes que trajeron peces luna. En ese entonces, pudimos fotografiar lo que pensábamos que era un Mola mola. Lo vimos en varias oportunidades, hasta que lo logré grabar y sacar fotos. Luego, subí una cápsula en internet, de un minuto, para que la gente conociera la especie (…). Unos investigadores estaban haciendo un estudio genético sobre la posible aparición de una nueva especie de pez luna. Ellos estaban haciendo un catastro global (…). Fue así como finalmente dieron con el Mola que habíamos grabado nosotros (…). Le pusieron Mola tecta, del latín burlador, que cuesta encontrar o no se deja ver», cuenta Villarroel.

La foto de Mola tecta que dio la vuelta al mundo. Créditos: César Villarroel.

Los encuentros y registros de estas criaturas marinas no dejan de sorprender, ya que, a diferencia de otros peces, estos no nadan en cardumen, lo que dificulta su detección. Son grandes solitarios que se mueven alrededor de los mares del mundo impulsados por sus aletas dorsales y ventrales.

Conociendo al pez luna

El primer registro de la existencia de estos peculiares peces data del año 1789, cuando es descrito por primera vez en la obra Conversaciones Históricas Malagueña, del presbítero Cristóbal Medina Conde: «es de figura redonda, hocico pequeño, tiene una aleta sobre el lomo y otra en la parte inferior, y no tiene cola».

El pez luna, tal como lo describió Medina en su momento, tiene un cuerpo redondeado y comprimido lateralmente. Su piel es gruesa y sin escamas, mientras que su boca es similar al pico de un loro. «Puede medir hasta 3 metros y pesar alrededor de 2.500 kilos», señala Alejandro en torno a sus dimensiones.

Pez luna visto desde cerca. Se puede apreciar su boca similar a la de un pico de loro. Créditos: AlezGoldblum (Getty Images).
Pez luna visto desde cerca. Se puede apreciar su boca similar a la de un pico de loro. Créditos: AlezGoldblum (Getty Images).

Hasta no hace mucho, se les consideraba peces flojos y lentos, principalmente porque les gusta descansar permaneciendo inmóviles en la superficie del agua. Sin embargo, estudios recientes han evidenciado que en realidad son excelentes buceadores, siendo capaces de moverse de forma horizontal y vertical con bastante precisión y dirección. Además, pueden llegar a nadar a profundidades de más de 600 m solo para alimentarse, principalmente, de zooplancton gelatinoso, llegando a recorrer hasta 3.000 km en 130 días.

Pez luna descansando en la superficie del agua. Créditos: Izanbar (Getty images).
Pez luna descansando en la superficie del agua. Créditos: Izanbar (Getty images).

«Si bien no es muy rápido en el nado, su forma hace que su habilidad de buceo sea bastante fuerte, por lo que puede combatir contra grandes corrientes», afirma Nicolás Pérez, biólogo marino, divulgador en redes sociales y funcionario público del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca).

Los tres récords mundiales del pez luna

En octubre de 2022, un equipo de investigadores encontró un ejemplar de Mola alexandrini flotando en estado de descomposición en las costas de la isla de Faial, frente al puerto de Horta, en el archipiélago de las Azores. Atlantic Naturalist publicó un estudio en el Journal of Fish Biology, donde se menciona que el animal contaba con 3,25 m de envergadura y un peso 2.744 kilos, rompiendo así un récord mundial como el pez óseo más pesado del mundo.

Sin embargo, a pesar de ser clasificados como osteíctios (dotados de esqueleto interno óseo), su esqueleto en realidad está formado principalmente por cartílago, lo que los hace más ligeros, y les permite alcanzar esas grandes dimensiones que son impensables para otros peces de este tipo.

Continuando con los récords, existen otros dos que fueron rotos por estos vertebrados acuáticos, ya que también son conocidos por ser los peces más fértiles del mundo, así como los que producen más huevos en un solo desove. Una hembra puede producir hasta 300 millones de huevos en cada época reproductiva.

Un dato interesante respecto a esto último es que, las larvas recién nacidas, solo llegan a medir unos 2,5 mm de longitud, lo que significa que, al llegar a su tamaño de adulto, han aumentado 60 millones de veces su tamaño original.

Amenazas, conservación y cautiverio

Los peces luna en su etapa adulta poseen pocos depredadores naturales, entre los que se encuentran leones marinos, orcas y tiburones. Sin embargo, durante su vida se enfrentan a otros peligros. Uno de ellos es la pesca, ya que su carne es considerada una exquisitez en países como Japón, Corea y Taiwán. Asimismo, a menudo estos peces son capturados de forma accidental en pesquerías de palangre y redes de arrastre. Es más, se cree que el ejemplar que varó en Santo Domingo fue víctima de un accidente con implementos relacionados a la pesca.

«Lamentablemente, a nivel mundial, la pesca de cerco, como la de la sardina, tiene fauna acompañante asociada, que en este caso sería incidental, y entre ellos está el pez luna, el que queda enredado en esas redes y termina varando en la costa», comenta Nicolás Pérez.

Pez luna cerca de una red de pesca. Créditos: Martin Soeller (Getty images).
Pez luna cerca de una red de pesca. Créditos: Martin Soeller (Getty images).

Otro peligro al que se exponen, de acuerdo con Alejandro Pérez, es a la contaminación, ya que los desechos flotantes, como lo son las bolsas de plástico, suelen ser ingeridos al ser confundidos con una de sus fuentes principales de alimento: las medusas.

Por estas razones, el pez luna está en la lista roja de Especies Vulnerables de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza desde 2015.

Sin embargo, no existen planes de conservación de la especie. Hasta ahora, las únicas medidas que van orientadas a prevenir la disminución de estos ejemplares son la prohibición de la venta de su carne en la Unión Europea, y una ley que se estableció en Marruecos para ir eliminando poco a poco el uso de las redes de pesca.

En nuestro país tampoco existen planes de conservación apropiados. «Actualmente, en Chile no existe un plan que esté focalizado solamente en el pez luna (…). No se tienen planes que estén normados por la ley que obliguen a liberar a este tipo de peces al momento de subir las redes, como sí es el caso de las tortugas. Para el caso del pez luna no está regulado», afirma Pérez.

En cuanto al cautiverio, es bastante difícil que este tipo de peces puedan llegar a preservarse de esa forma, debido a que los requerimientos para su cuidado son bastante particulares, comenzando por la necesidad de un ambiente que sea equiparable con su gran tamaño y costumbres migratorias.

«Uno es por el tamaño, dos es por su alimentación. Al consumir principalmente zooplancton, es difícil suplementar ese tipo de alimento. Además, es un pez que necesita estar constantemente moviéndose, necesita estar transportándose. Entonces, todas esas condiciones ideales para que el pez pueda sobrevivir son difíciles de replicar en cautiverio», explica el experto.

Pese a esto, es posible encontrarlo en algunos acuarios alrededor del mundo. Uno de ellos es el Aquarium Kaiyukan, en Osaka Japón, el cual cuenta además con enormes tiburones ballenas. También es posible encontrarlo en el Oceanário de Lisboa (Portugal), el Acuario de Barcelona, el Oceanográfico en Valencia, el acuario de Gijón y en el Monterey Bay Aquarium (California).

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