Hace poco tiempo una amiga me preguntó por qué me gustaba tanto la pesca con mosca. La verdad es que no lo pensé mucho y en una fracción de segundos le respondí: “Por la naturaleza, la lluvia, las caminatas, el frío, los ríos, los lagos, la cerveza, el vino, la fogata, los amigos, los cóndores, las montañas, los zorros, la familia, los caiquenes, las bandurrias, la contemplación, las truchas y salmones”.

Mi amiga me miró y solo atinó a mover su cabeza en aprobación. No faltaba más, comprendió inmediatamente hacia dónde iba con mi respuesta. La pesca con mosca es quizás una de las disciplinas más cercanas a la naturaleza, a la convivencia y al deleite de la vida. Apasionante y llena de misterios conlleva muchas veces despertares al alba, caminatas largas, bajadas de ríos, frío, lluvias sin clemencia, cansancio y mucho buscar. Y la mayoría de las veces los resultados tampoco acompañan, pero nuevamente al día siguiente lo seguimos intentando. ¿Por qué será?

©Luis Goycoolea
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Pese a la vida moderna, hay algo en el ADN de la humanidad que nos atrae a la naturaleza y a disfrutar de ella de forma aclanada. Mal que mal han sido miles de años conviviendo con la biósfera lo que nos ha dejado una atracción natural por el medio ambiente. Y la pesca con mosca es definitivamente eso: naturaleza.

Cómo no va ser atractivo estar pescando en Alto Coyhaique mientras una familia de zorros te observan; o estar en Río Grande, en Tierra del Fuego, y ver cómo sobrevuelan cóndores mientras se pesca una Sea Run Brown, una de las truchas más grande del planeta. Eso es naturaleza y la pesca permite al hombre acercarse a esa dimensión. Y lo más gratificante es que Chile tiene todo eso y una merecida herencia que partió hace mucho tiempo.

“Para atrapar peces el pescador ofrece lo que les agrada. El pescador no coloca en su anzuelo un pedazo de carne de asado o una naranja, sino que una mosca”, dijo, hace casi 100 años atrás, el fundador de los Boy Scouts, el general Robert Baden-Powell.

©Luis Goycoolea
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No hay duda que la frase es un aporte, pero en la extensa literatura de la pesca con mosca existen miles de citas ilustrativas que datan desde tiempos medievales y que han enriquecido esta actividad. Lo que hace relevante el testimonio de Baden Powell, aparte de constituir el sostén de la pesca con mosca, es que fue pronunciado un caluroso día de verano de 1909, en Santiago.

Desde entonces, boteros, guías, lodges y cientos de mosqueros le han dado a Chile una categoría mundial en esta disciplina. Por qué digo todo esto, porque la geografía del país y las especies que pueblan sus aguas han permitido levantar esta disciplina y convertirnos en un paraíso que se debe preservar.

Académicamente hablando, las aguas continentales del país, debido a la longitud del territorio, presentan características muy distintas dependiendo de la latitud en que se ubiquen. Desde la región de la Araucanía (IX región) hacia el sur, se presentan hoyas hidrográficas extensas con ríos precordilleranos y cordilleranos que son afluentes de lagos. Estas aguas actúan como acumuladores y reguladores, originando ríos de gran caudal que son, generalmente, torrentosos, a causa de la gradiente montaña mar, característica del territorio. Bajo estas condiciones físicas, sumando la variedad de escenarios naturales, con lugares de fácil acceso y cercanos a las ciudades, se conjugan no solamente lugares propicios para la pesca con mosca sino también lugares aptos para la realización de todo tipo de actividades al aire libre. Es decir, lo tenemos todo.

©Luis Goycoolea
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Y es en estas aguas donde existe una variedad de especies que pueden ser pescadas bajo distintas modalidades, pero son las truchas y salmones los que otorgan el mayor desafío para la pesca con mosca. Y en este sentido, Chile es de los pocos países del mundo que cuenta con una gran variedad de peces pertenecientes a la familia de los salmónidos: Trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss); Trucha café, marrón, o fario (Salmo trutta); Trucha de arroyo (Salvelinus fontinalis); Salmón coho o plateado (Oncorhynchus kisutch); Salmón chinook o rey (Oncorhynchus tsawytscha) y el Salmón del Atlántico (Salmo salar).

Pero la pesca con mosca no sólo es naturaleza. También es sobre amigos y la familia. No hay momento más emocionante y conmovedor para un padre que ver a su hijo pescar su primera trucha y darse cuenta, en ese instante, que se ha generado un vínculo de por vida con la naturaleza y el “papá”. O estar al calor de la fogata con un vino tinto (o varios) acompañado de amigos contando las mismas historias una y otra vez. Recuerdos imborrables.

©Luis Goycoolea
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La pesca con mosca es definitvamente una de las disciplinas más fantásticas que hay para el hombre y vivimos en un habitat que es natural para esta disciplina. Como le dije al final a mi amiga, mientras asentía, eso es la pesca. Lleva a tu familia y amigas a pescar, no lo olvidarán y, probablemente, les vas a cambiar la vida.


Para todos los interesados en saber más acerca de esta disciplina, Rodrigo Sandoval, co-autor de «Los 20 Mejores Lugares para pescar con Mosca en Chile», dará una charla sobre los elementos esenciales de esta disciplina y su desarrollo en Chile, este jueves 12 de enero.

¿Dónde?

Tienda Patagonia, Mall Sport, Las Condes.

¿Cuándo?

Jueves 12 de enero a las 21:00h.

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