Los ciclistas llevan estampados el nombre de su mamá, papá, hermano, primo, amigo o colega que ha sobrevivido o está luchando contra un cáncer. Pedalean, inmersos en los caminos de ripio de paisajes patagónicos entre Chile y Argentina, sin parar. Sin saber hasta dónde tienen que seguir. Están cansados, han pasado horas y se quieren rendir. Pero saben que no pueden. Cuando sienten que no dan más, miran los nombres de sus poleras, toman aire y vuelven a tener ánimo. Están pedaleando para recaudar fondos para combatir en cáncer.

©Nils Laengner
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Ese es el espíritu que transmite Fireflies Patagonia, un multi evento solidario -que en inglés se le llama ride– que congrega a cerca de 20 ciclistas de entre 35 y 60 años que, de alguna forma, tienen alguna relación con el cáncer. Ellos pedalean durante kilómetros en la Patagonia para recaudar fondos que irán destinados a los niños con cáncer a través de la Fundación Vivir Más Feliz y en apoyo a la Fundación Bloodwise, en Inglaterra, que realiza investigaciones para la cura del cáncer de sangre y sus tratamientos a nivel mundial. Se trata de una cruzada que puedes ver en el recientemente estrenado documental en el Youtube de Ladera Sur “The Film: Fireflies Patagonia A Handful of Dust”.

Fireflies: desde el extranjero a Chile

Se podría decir que películas como Blade Runner, Alien o Prometeo tienen cierta relación con Fireflies. Esto es porque su director, el cineasta Ridley Scott, fue el creador de este movimiento solidario. En 2001, cuando se enteró de que su hija padecía esta enfermedad pedaleó más de mil kilómetros hasta el Festival de Cannes para llamar la atención y visibilizar su situación. A raíz de esto surgió Fireflies, que recauda fondos para el financiamiento de la investigación del cáncer infantil.

©Nils Laengner
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Desde ese entonces, las carreras se hacían todos los años en Europa, invitando a diferentes ciclistas del mundo a unirse a la causa. Entre ellos Leopoldo Luisetti, uno de los fundadores de Fireflies en Chile. Él cuenta que luego de años participando en la carrera internacional, decidió proponerle a Scott hacer una carrera en Chile. Identificó, junto a su socio, una ruta en la Patagonia. Y la respuesta fue clara. Le dijeron que, con esta propuesta, nadie más iba a querer seguir las carreras en Europa.

Así, en 2015 lograron convocar a 8 ciclistas, provenientes de distintas partes del mundo. Al año siguiente 12, luego 18, 20, hasta llegar a 22, quienes recorrieron distintas rutas dentro de la Patagonia chilena. Todos ellos se juntaron en lo que se conoce uno de los rides solidarios más grandes del mundo, cuya penúltima convocatoria se grabó y transformó en un documental para dar a conocer la causa.

©Nils Laengner
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En esta instancia, cerca de 20 ciclistas recorrieron el valle del Puelo y Ventisquero, en la Región de Los Lagos. “Desde el Puelo salíamos a recorrer desde las 8 am y volvíamos de noche, no hacíamos tantos kilómetros porque era muy clavado. Llevamos hartos kilómetros las bicicletas al hombro, pero llegamos. Incluso un día dormimos en el Rincón Bonito del Valle Ventisquero”, dice Luisetti.

Esta instancia convocó a productores y directores que se unieron para la grabación. El resultado, una película de más de una hora, que según explica Luisetti busca “crear conciencia sobre el cáncer, recaudar fondos y dar a conocer un lugar de belleza brutal como la Patagonia, única en el mundo”.

©Matt Maynard
©Matt Maynard

A esto agrega que, si bien los estrenos en cine presenciales no se pudieron realizar gracias al Covid, se puede ver el documental y donar a la causa online.

Ciclistas por una causa común

Para cada corrida de Fireflies Patagonia, llegan cerca de 600 inscripciones. Por temas logísticos, solo pueden ir 20 personas. Según explica Luisetti, se acota a este número porque se va a lugares lejanos, donde es difícil reemplazar las bicicletas que se rompen y hay que incluir comida y médicos, lo que elevan los costos: “Es un ride de más de mil kilómetros de gravel, lo que hace versátil la cantidad de caminos que podemos tomar. La altimetría es brutal y los pasos son pequeños”.

©Matt Maynard
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Pero cada uno de los seleccionados, por muy intenso que sea el camino, buscan llegar al final. En esa línea, Fireflies apunta a “luchar por quienes no pueden” y completar este camino difícil. “Estas carreras, al igual que el cáncer, te cambian por dentro y por fuera. Los riders no saben la ruta, al igual que un enfermo. No se pueden rendir. Lo hacemos en honor a los enfermos. No es una carrera del que llega más rápido, somos una comunidad. De hecho, el que llega primero debe devolverse y ayudar a que el último termine”, explica Luisetti.

©Matt Maynard
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Pero también, se busca dejar alguna huella en las comunidades locales. Al llegar entregan cajas de alimento, pedalean con niños y en la última corrida ayudaron a una fundación de reforestación de la zona, junto con llevarse todos sus desechos. “Nosotros como Fireflies también somos una fundación y hacemos actividades durante el año. Somos comunidad”, dice. Sobre la recaudación de fondos, además de las donaciones que se pueden hacer, cada ciclista hace su propia campaña para aportar, además de lo recopilado por auspiciadores.

Sea to Summit

Dentro de los desafíos de Fireflies de seguir creciendo y hacer actividades para la recaudación de fondos, está Sea to Summit, una carrera para unir Chile a lo ancho, desde mar a cordillera, a través de 33 complejos fronterizos oficiales entre Chile, Bolivia y Argentina.

©Pablo Azócar
©Pablo Azócar

Su última instancia recorrió desde la Serena hasta el paso Aguas Negras, que es el cuarto paso más alto del mundo. Fuero cerca de 230 kilómetros, con un desnivel positivo acumulado de más de 5.000 metros. Un desafío de 10 ciclistas fireflies, que buscan expandir el mensaje solidario.

Mientras tanto, se sigue trabajando para el próximo ride en Patagonia en 2022, definiendo rutas y seleccionando a ciclistas entre los inscritos.

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