Hace dos meses que Paula Cofré Saphier (26) no subía un cerro. Eso sí, entrenaba todos los días. Pero sin haber tocado previamente una cumbre, decidió ir al Aconcagua (6.962 msnm). Junto a su cordada lo hizo en cinco días. No se aclimató, no se apunó, no tuvo guía y casi no descansó. Pero, normalmente, las personas se pueden demorar dos semanas en llegar a la cumbre del Aconcagua.

Paula Cofré en el Aconcagua. @Cortesía de Paula Cofré Saphier
Paula Cofré en el Aconcagua. @Cortesía de Paula Cofré Saphier

Ha pasado menos de un mes de su hazaña y Paula deslumbra con su energía. Eso se siente aunque estemos conectadas por la lejanía que permite una llamada virtual. Esta percepción hace que no sea extraño pensar que esta mujer de pelo largo, rulos y una sonrisa permanente, está inscrita a todo lo que encuentra y la motiva. Carreras de trailrunning, triatlón y, por supuesto, cumbres están en esta amplia lista. En su relato, por ejemplo, todavía no sabía que ganaría el primer lugar en el Ultra Fiord 2022, en los 28 kilómetros inmersos en plena Patagonia, dos días después.

Pero, a diferencia de los muchos deportes que practica, es la montaña lo que le entrega algo distinto y especial.

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De pequeña, Paula solía correr junto a su papá. Hacían 5 u 8 kilómetros. Nunca dejó de moverse. Jugaba basquetbol, tenis de mesa. De todo. En la universidad, se inscribió a todos los deportivos que se pudo imaginar. Y así, de lunes a viernes no paraba de moverse.

Pero al mundo de subir cerros llegó en diciembre de 2016 y le gustó. Luego de sus vacaciones, siguió en marzo de 2017. Y todos los fines de semanas, sagradamente, subía algún cerro. “Eran cerros bajos sí, lo máximo fue el Provincia. Pero me mantuve constante, mejoré mucho. En 2018, me metí a la alta montaña, es decir, sobre 4.000 msnm”, cuenta.

Paula Cofré Saphier, cortesía de Paula Cofré Saphier (5)
@Cortesía de Paula Cofré Saphier.

Su primer gran cerro fue El Leonera (4.954 msnm) y, con toda la exigencia que este implica, lo hizo por el día. Hay personas que necesitan más días para lograrlo: “Fue súper duro. Yo llevaba un año haciendo cerros, pero lo recuerdo muy pesado. No me apuné, nunca he tenido problemas con la altura en verdad. Me demoré 10 horas a la cumbre y ahora lo hago en cuatro y media. Terminé súper cansada. Pero fue lo primero de alta montaña que hice”.

– ¿Cómo es que tu cuerpo puede soportar hacer estos tipos de cumbre sin previa aclimatación? ¿Has estudiado esto de tu cuerpo?

-No lo he estudiado. No sé en qué va, pero he conversado con varios amigos que hacen montaña y ni siquiera es un tema de estado físico, sino que netamente hay organismos que se apunan y otros que no. Por ejemplo, el amigo con el que fui al Aconcagua, tiene muy buen estado físico, pero se apuna mucho. Entonces, dos meses antes, estuvo semanas enteras durmiendo sobre 4 mil y un poco antes de irnos al Aconcagua estuvo 4 días durmiendo en Federación, a 3.900 msnm. Yo no sé en qué va, a mí no me pasa y es muy bueno. Yo me siento igual de bien rindiendo en altura. Bueno, el fin de semana pasado fui al Plomo y lo mismo.

En el refugio Plantat @CortesíaPaula Cofré Saphier, cortesía de Paula Cofré Saphier (2)
En el refugio Plantat, volcán San José @Cortesía Paula Cofré Saphier.

– ¿Qué es lo que significa para ti realizar este deporte?

– En general hago más cerros por el Cajón del Maipo que son menos frecuentados por su dificultad. Para mí, te sacan de tu zona de confort porque estás en lugares que físicamente te desafían mucho. Y hay un tema con uno mismo también, que no estás compitiendo con nadie. Eso te fortalece mucho el carácter, te desafía a ir más allá de tus límites y te llena mucho espiritualmente. Además, te da mucha energía.

– ¿Y eso es la principal diferencia con los otros deportes?

-Sí, hago ciclismo de ruta, running, trail running, escalada y natación. Y bueno, en mi caso esa es la principal diferencia, lo espiritual. Yo siento que los otros deportes también me llenan mucho, pero la montaña lo hace de una forma distinta.

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Antes del Aconcagua, uno de sus hitos fue lograr el Ojos del Salado (6.891 msnm) en cuatro días por una ventana de tiempo. Luego, están sus experiencias en cerros más técnicos como El Morado, el Diente del Diablo, el Aparejo, el Diablo, el Carreño. Todos en el Cajón del Maipo. “Son empinados, técnicos. Hay que llevar cuerda, no hay nadie ni camino. Hay que llevar GPS”, explica.

Un ejemplo claro para ella fue el cerro Aparejo (4.798 msnm). De hecho, tan solo al mirar una foto se ve su punta puntiaguda, que hace de esperar un desafío para lograr cumbre. Paula, con su cordada, habían presupuestado dos días para poder lograrlo, con un día feriado extra en caso de cualquier emergencia. Miraron el clima, decía que iba a nevar 3 cm, no más. Pero el clima hizo de lo suyo y nevó mucho más. Ese domingo, que iban a ir a la cumbre, fue la primera vez que ella tuvo que esperar en su carpa para que dejara de nevar. Y al día siguiente, siguieron a la cumbre. Eso, hasta que llegaron a las canaletas.

Cerro Diente del Diablo cortesía de Paula Cofré Saphier (4)
Cerro Diente del Diablo cortesía de Paula Cofré Saphier (4)

“Hay que tener mucho cuidado cuando cae mucha nieve en las canaletas porque es lugar de avalancha. Y vimos rastros de las que pasaron en las noches. Pensamos si seguir. Hay muchos montañistas que han fallecido por avalanchas, en cerros con menos altura como este o en más. Hay que tomárselo enserio. Evaluamos todo y decidimos subir con cuidado. Llegamos igual a la cumbre, pero siempre hay que tener eso en consideración. No hay que ir a meterse a estos cerros cuando cae nieve, fuimos solo porque eran 3 cm. Pero al final fue más”, dice.

– ¿Has tenido alguna experiencia que te haya llevado al límite?

-Físicamente sí, cuando hice por primera vez el volcán San José (5.856 msnm) por el día. Está en el Cajón del Maipo y la gente lo hace en 4 días. Yo había vuelto recién de los Ojos del Salado entonces me dije que obvio que lo hacía por el día. Y es de las cosas más duras que he hecho. Bueno, después lo hice de nuevo y volé (ríe). Pero esa primera vez en marzo de 2020, yo estaba a 5.100 msnm y no me daba más. Caminé más lento. Estaba con un amigo que hace trail running y estaba súper bien (…). Pero menos mal había un clima fantástico y por orgullo personal seguí. Estuvo bueno, pero es lo más duro físicamente a lo que me he enfrentado. Pero ya, ahora voy al Plomo y vuelvo fantástico. Fui al Plomo y al Parsifal, que está detrás, y cuando llegué a mi casa pedalié 100 km en bici. Pero lejos en el Leonera y el San José terminé cansada, son mis hitos en esto.

El Morado Paula Cofré Saphier, cortesía de Paula Cofré Saphier (3)
El Morado @Cortesía Paula Cofré Saphier.

– ¿Qué es lo desafiante de intentar cosas que muchos consideran imposibles?

-El orgullo personal. Más de lo que el resto sepa. Pocas veces he rebotado en un cerro, es decir, no hacer cumbre, pero lo que me importa es el orgullo personal. De hecho, cuando estábamos en el Aconcagua, tenía mucho miedo de que el clima no nos acompañara o no tuviéramos una buena ventana de tiempo. Mi tema era más de lo que la gente pensara, el orgullo personal y eso siempre me motiva a seguir. A veces uno está muy cansado, pero yo creo que siempre se puede. Uno conoce sus límites, pero en ciertas situaciones se puede dar un poquito más y te das cuenta de que vale la pena. Al final el ir superando tus límites es la manera de ir mejorando también.

– ¿Alguna vez no has alcanzado cumbre?

-Sí, en el Plomo, pero porque el clima estaba demasiado malo. Había como 70 km/hr de viento, la verdad no sé si no revisé bien el clima. Llegué como a los 5.100 msnm, en ese tiempo me demoraba más y me quedaban como unos 50 minutos para terminar. Dimos la vuelta, pero me cuesta renunciar a una cumbre. Y otra fue en febrero del año pasado, en el Nevados de Longaví (3.242 msnm). Ahí la última parte es canaleta y la recomendación de ruta es ir en época de nieve porque las canaletas hay que subirlas con nieve. Intentamos hacerlo, pero se rompía, era súper empinado y mis amigos insistieron en bajar porque no había nieve. Así que es súper importante considerar la época, el tipo de piedra, dificultad, viento, etc. Este si o sí había que hacerlo con nieve, sino es tedioso, caen muchas piedras. Bueno, ahora reviso siempre. Una amiga me dijo una frase esa vez que me quedó, que era que la montaña no se va a mover. Ese día volaban piedras, son hartos factores.

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Los martes y jueves, a las 6 de la mañana, Paula hace natación. Cada uno de esos días, entre 1.500 y 2.000 metros. Está sumando un día. En las tardes, hace preparación física. Lunes y viernes, trota 10 kilómetros a lo menos y hace una hora de bicicleta. Los viernes, pedalea durante dos horas. Entremedio, trabaja, en homeoffice y su jornada de 9 am a 7 pm. Pero la energía sigue para el fin de semana, porque, o va a un cerro, o trota largas distancias los sábados y los domingos hace entre 90 y 100 km de bici. Todo le sirve para entrenar para sus múltiples disciplinas, incluyendo el montañismo. “Me ha resultado súper bien y es infaltable para mí. Es entretenido. Me gusta, tengo mucha energía. A veces aprovecho la hora de almuerzo”, dice.

Paula Cofré Saphier, cortesía de Paula Cofré Saphier (8)
El Plomo @Cortesía de Paula Cofré Saphier.

-Con este ritmo, ¿cómo ha sido la recepción de tus cercanos?

-Me encuentran demasiado activa, pero me apoyan mucho, por todo lo que hago. Me ha costado mucho nadar y ahí están para mí, apoyándome. Estoy muy agradecida.

– ¿Como ves la cultura de montaña en Chile? ¿Crees que hace falta más educación de montaña?

-Yo siento que en los cerros de más dificultad se filtra la gente, hay más cultura de montaña. Aun así, por ejemplo, en el Plomo, el refugio Bizarri está lleno de basura, hay gente que deja comida para los que vienen después, pero cada uno lleva su comida. Eso hay que cambiarlo. Siento que estamos progresando, pero falta. Hay cosas como no salirse de los senderos, que no tiren la cascara de fruta o en la Quebrada de Macul, las piedras están con grafiti. Yo no entiendo que siga pasando eso, pero siento que de todas maneras se está reforzando la cultura de montaña, pero, como dije, todavía falta. Hay que seguir educando, sobre todo, a las personas nuevas que quieran ir al cerro.

¿Qué mensaje le darías a alguien que quiere iniciar a practicar este deporte? ¿sobre todo a mujeres?

-Que vayan, pero siempre con responsabilidad. Que miren el clima, lleven el agua y abrigo necesario. Que se atrevan de a poco porque hay que tener paciencia. Nadie nace siendo seco, hay que ser constante. Al menos una vez a la semana ir al cerro, aunque sean chicos, y van a ver cómo mejoran. Así me pasó a mí, después van a poder subir cualquier cerro. Al final creo que la montaña es demasiado linda y te deja mucho, por eso querer disfrutarla y cuidarla todo lo que se pueda.

Cerro Bismark, @Cortesía Paula Cofré Saphier, cortesía de Paula Cofré Saphier (1)
Cerro Bismark, @Cortesía Paula Cofré Saphier.

Así, Paula planea mantenerse subiendo cerros durante todo el año. Quiere en marzo ir al Marmolejo (6.108 msnm), que implica más días e ir encordado. Con esto, busca sumar más cerros en el Cajón del Maipo, como el San Francisco (4.940 msnm), el Cortaderas (3.324 msnm) llegando a la Punta Italia, que implica mayores desafíos como escalada en hielo. También tiene en mente alguna cumbre de seis mil que todavía no define, pero que le gustaría lograr en Europa.

Junto a esto, irá una carrera de trail running en Pucón en marzo, en abril otra de 50 km en Machu Pichu, la Maratón de Santiago en los 42 k y en noviembre un triatlón, mezclado con algunas carreras de ciclismo. “Hay que meterse a todo y aprovechar la energía”, finaliza riendo.

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