Menos del 1% de los ríos de Chile están protegidos. De los 1.251 ríos que existen en el país sólo 12 han sido decretados como Reserva de Agua mediante el Decreto Supremo del Presidente de la República, por circunstancias excepcionales y por interés nacional. Pero esta medida de protección, que tiene su origen en la Ley N.º 20.017 de 2005, cuya finalidad es reservar el recurso para el abastecimiento de la población al no existir otros medios para obtener agua, no es suficiente.

Así lo aseguran diversos ambientalistas que se han unido para promover una legislación orientada a la protección integral y eficaz de los ríos. La propuesta de “Ley Ríos Salvajes” que impulsan organizaciones ambientales busca salvaguardar y restaurar el carácter especial de los ríos y tramos de ríos de Chile, y con ello sus valores sociales, culturales, ecológicos, salvajes, escénicos y turísticos, al mismo tiempo que reconoce su potencial para todos sus servicios, usos y desarrollo económico apropiado.

Río Puelo ©Alvaro Montaña
Río Puelo ©Alvaro Montaña

Inspirados en la “Ley de Ríos Salvajes y Escénicos” aprobada por el presidente Lyndon B. Johnson en 1968 en Estados Unidos (Ley Pública 90-542), buscan fomentar en el país una gestión fluvial que cruza las fronteras políticas y promueve la participación pública en el desarrollo de objetos para la protección.

Macarena Soler, abogada y fundadora de Geute Conservación Sur,  explica sobre la iniciativa: “Nuestro objetivo es promover una ley que introduzca herramientas de gestión orientadas a preservar, conservar y restaurar ríos y tramos de ríos, impulsando un desarrollo productivo y de servicios amigables con el medio ambiente. Los ríos cumplen funciones esenciales para la preservación de los ecosistemas, así como de la cultura, e incluso de resguardo de valores espirituales. Son parte importante del paisaje y de la vida. Justamente por su belleza y riqueza natural es que buscamos que sean protegidos por el Estado de Chile”.

Valle de Puelo ©Andrés Amengual
Valle de Puelo ©Andrés Amengual

A su vez Flavia Liberona, directora ejecutiva de Terram, comenta: “Una ley de este tipo incorporaría a la legislación una visión sobre aguas que hoy no existe, la que normalmente se ha incorporado a los usos productivos tradicionales tales como minería, acuicultura, sector silvoagropecuario y energético; valorando las aguas en sí mismas, agregándole una perspectiva ecológica, ecosistémica y de bien público de las aguas continentales”.

Para Juan Pablo Orrego, presidente de Ecosistemas, la protección legislativa ya es un imperativo vital. “En nuestro país urge una ley integral y eficaz orientada a la protección específica de los ríos, en un contexto donde su situación es dramática. De norte a centro sur del país la mayoría de los ríos están en proceso de muerte bioecológica, donde todas las especies de peces de agua dulce están en peligro de extinción, afectadas por una multiplicidad de sectores industriales minero, agroindustrial, hidroeléctrico, de aguas servidas, con trasvases de cuencas a cuencas, entre otros».

Garzas grandes ©Samuel Lizana
Garzas grandes ©Samuel Lizana

“Debemos ver a las cuencas y ríos fluviales como los órganos vitales de la biósfera que entregan innumerables funciones ecosistémicas, que redundan en múltiples servicios ambientales para la humanidad”, puntualizó Orrego.

En un contexto de calentamiento global la protección de las aguas se ha transformado en un tema cada vez más recurrente. Sobre esto Monti Aguirre, coordinadora para Latinoamérica de International Rivers, expuso: “Los movimientos para proteger los ríos a menudo son locales, pero las consecuencias de fallar en su protección son globales: desplazamiento, pobreza, inseguridad alimentaria, pérdida de biodiversidad y una calidad de agua paupérrima en el planeta. Ríos saludables con áreas de inundación intactas son nuestra mejor defensa en contra de las grandes inundaciones y sequías, consecuencias del cambio climático. Los ríos y el agua limpia nos presentan una visión de cooperación más allá de las fronteras”.

“Ahora es el momento para generar una protección permanente de los ríos. Esto no es una sutileza, es una necesidad”, finalizaron desde las organizaciones ambientales que proponen la Ley de Ríos Salvajes en Chile.   

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