En los bosques del territorio existe un gran ecosistema en el cual cohabitan diversas especies de plantas, algunas son reconocidas tanto a nivel científico como cultural, otras por diversos factores eco-sociológicos han ido perdiendo su visibilización, como es el caso del michay rojo.

El michay rojo (Berberidopsis corallina) es una planta vascular endémica del centro-sur de Chile, la cual se caracteriza por distribuirse desde la séptima región hasta la provincia de Osorno en ambientes de influencia costera. Sin embargo, según la Corporación Nacional Forestal (Conaf) también existen pequeñas subpoblaciones en áreas intermedias.

Michay rojo (Berberidopsis corallina) ©Edgardo Flores
Michay rojo (Berberidopsis corallina) ©Edgardo Flores

A nivel morfológico, se caracteriza por ser de tallos delgados, leñosos y rollizos, los cuales alcanzan hasta cinco centímetros de diámetro, mientras que, su altura es de dos a 15 metros, en los que presenta un follaje con hojas verde claro, brillantes y coriáceas, ya que son duras y flexibles.

El naturalista y encargado de biodiversidad y conservación de la Fundación Nahuelbuta Natural, Edgardo Flores, explica que el michay rojo destaca por ser la única especie de su género que pertenece a las “Trepadoras”, nombre con el cual, se les identifica por encaramar a un elemento vivo o muerto con el objetivo de obtener como recurso una mayor cantidad de luz del Sol.

Michay rojo (Berberidopsis corallina) ©Edgardo Flores (1)
©Edgardo Flores 

Por esta característica, se les puede ver usualmente en árboles como olivillo (Aextoxicon punctatum), lingue (Persea lingue) y queule (Gomortega keule), mientras que específicamente en la provincia de Arauco, se puede visualizar el michay rojo junto a hualles (Nothofagus obliqua), ulmos (Eucryphia cordifolia), lingues y coigües (Nothofagus betuloides), entre otros nativos.

Importancia ancestral

Voqui pilfuco es su nombre más antiguo, ya que así la llamó la primera nación Mapuche, significándola como “Enredadera de agua” en mapudungún, dado que su hábitat se asociaba a la zona costera o en presencia de cursos hídricos. Esta trepadora, si bien en la actualidad destaca por su belleza ornamental, desde la cosmovisión mapuche se considera un lawen o medicina, puesto que tal como afirma el Werken del territorio lafkenche de Lebu, Sergio Millacura: “El voqui es un lawen que purifica la sangre y mejora el apetito”.

Michay rojo (Berberidopsis corallina) ©Edgardo Flores
©Edgardo Flores

Asimismo, en la costa de la Provincia de Osorno, comunidades huilliche mantienen como tradición el uso de fibras del voqui pilfuco para confeccionar cestas anchas y bajas denominadas “Yepü”. Esta artesanía creada a partir del tallo del michay rojo tiene la función de limpiar las impurezas de cereales como el trigo o la quinoa por medio del venteo.

Amenazas

Si bien, esta planta vascular es nativa y se categoriza como endémica por ser propia del territorio chileno, su población no ha quedado exenta de riesgos, ya que se ha reducido en un 80% durante los últimos diez años, enfrentando en la actualidad una alta posibilidad de extinción en estado silvestre.

Michay rojo (Berberidopsis corallina) ©Edgardo Flores
©Edgardo Flores

Así, confirma la categoría “en peligro de extinción”, según la clasificación de especies del Ministerio del Medio Ambiente, al igual que su presencia en la lista roja de plantas amenazadas de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En este complejo escenario es que surge la pregunta ¿Por qué está desapareciendo? Para responderla, es necesario tener como contexto en primera instancia, que las mayores poblaciones del Voqui Pilfuco se encuentran específicamente en la provincia de Osorno, San Juan de la Costa y en la provincia de Arauco.

Michay rojo (Berberidopsis corallina) ©Edgardo Flores
©Edgardo Flores

Para Flores, el estado actual de esta enredadera trepadora se debe a diversos factores, los cuales están ligados al desarrollo de actividades antrópicas (humanas). Por un lado, tal como se mencionó anteriormente, en San Juan de la Costa las comunidades huilliches lo utilizan para fabricar Yepü, situación que emplaza a un complejo desafío, el de mantener costumbres ancestrales propias del territorio y a la vez, hacer uso de este recurso amenazado sin arriesgar su conservación.

Por otro lado, la ganadería también es un factor incidental, tal como afirma Flores: “El michay rojo en su proceso de formación se mantiene sobre el suelo de los bosques hasta que encuentra algo en que afirmarse, en ese periodo es muy común encontrar animales que lo utilizan para ramonear”.

Michay rojo (Berberidopsis corallina) ©Edgardo Flores
©Edgardo Flores

Sumado a lo anterior, se encuentra una amenaza latente en la provincia de Arauco con las plantaciones forestales. Según el Anuario forestal 2019, se ha sustituido el bosque nativo por las especies de eucalipto Eucalyptus globulus en 80.679,8 hectáreas de los suelos de la provincia y con Eucalyptus nitens en 14.286,9. También ha sucedido lo mismo con el pino insigne (Pinus radiata) en 106.966,8 de la superficie, cifras que indican ser la amenaza más grave de todas.

A pesar de estas lamentable condición, el michay rojo parece no desistir, puesto que también se ha visualizado su presencia en especies de eucaliptos, sin embargo, en este sentido Flores enfatiza que: “Si bien puede adaptarse, no toda la especie lo logra debido a la sombra que genera la plantación, además no es óptima, ya que, si crece en el monocultivo al momento de realizarse la tala de este, el michay rojo también va morir”.

Los desafíos para su conservación

En este contexto se entiende necesaria la conservación de esta especie, sin embargo, el escenario es complejo, puesto que en regiones como el Biobío, Los Ríos y Los lagos no existen áreas silvestres protegidas que la alberguen, asimismo, en las escasas localidades que se presenta pertenecen a privados.

Michay rojo (Berberidopsis corallina) ©Edgardo Flores
©Edgardo Flores

Así lo evidenció un estudio del 2007 realizado por BioForest, el cual tuvo como objetivo encontrar nuevas poblaciones de michay, y logró identificar ejemplares de esta enredadera en 123 nuevos lugares de Nahuelbuta. No obstante, estos predios analizados pertenecen a la empresa Bosques Arauco, por tanto, su conservación queda a disposición de la forestal.

A pesar del dificultoso panorama han surgido proyectos para su conservación, como el realizado entre el 2011 y 2013 en la región del Biobío, el cual se centró en extraer ejemplares de Caramavida y Carahue con el fin de plantarlos y reintroducirlos en el Monumento Natural Contulmo, Salto Rayén y El Mirador.

Iniciativas como la anterior se requieren efectuar en mayor medida y en el menor plazo posible, puesto que la continua explotación del bosque nativo ha reducido críticamente la población de esta especie.

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