Viernes 18 de octubre. Me encontraba en Lima junto a una delegación de representantes de Chile en el III Congreso Latinoamericano de Áreas Protegidas en Lima. Poco a poco llegaban las imágenes y noticias desde Chile y nosotros las comentábamos. Estábamos confundidos y sorprendidos pues todo era impactante.  Nuestra percepción de la capital peruana empieza a cambiar, de pronto el tráfico caótico de Lima parece mucho más tranquilo que el de Santiago al cual nos preparamos a volver.  ¿Qué pasa?

Sábado 19 de octubre. A las 22:00 hrs. mi vuelo aterriza en el aeropuerto Arturo Merino Benítez, algo raro se ve abajo, muy pocos autos circulando, una extraña calma, humaredas a lo lejos.  Los pasajeros activamos nuestros celulares y descubrimos atónitos que hay toque de queda y cruzamos miradas preocupados. Los tripulantes del vuelo de la Latam parecieran saber menos que nosotros. De pronto, los letreros que anuncian: “Welcome to APEC”; “Welcome to the BLUE COP” -ambos eventos que ahora están cancelados- o el “Encuentro de las policías de investigación del mundo en Chile”, toman un tenor muy distinto de cuando los veíamos hace apenas una semana.  ¿Qué pasará?

©Camila Ossandón/ @cospictures
©Camila Ossandón/ @cospictures

Con la solidaridad que en estas circunstancias se teje entre perfectos desconocidos, recogemos juntos nuestro equipaje, recorremos el aeropuerto buscando con quién compartir un auto, un taxi o un transfer a nuestro destino en la capital.  Todo cerrado, nada circula.  El salvoconducto que nos entregaron en la PDI al ingresar de poco sirve. Nos damos cuenta de que no hay taxis ni transfer esta noche, que no tiene mucho sentido andar dando vueltas en la oscuridad de Ciudad Gótica y junto con miles de otras personas nos preparamos para pasar la noche en el aeropuerto.  “Total, sigo en vuelo mañana temprano hacia Valdivia”, pensaba yo, ilusamente. Me instalo en una mesita del clásico Starbucks, que, a pesar de estar cerrado, tiene la ventaja de tener un sillón blandito y un enchufe cerca, y me propongo retomar lo que estaba escribiendo como colaboradora de “Ladera Sur” acerca de la Ley del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas que desde el jueves está con suma urgencia…  Pero quedo en blanco frente al computador… todo esto parecer ser de otro Chile. Chile cambió.  ¿Y ahora qué tendrá suma urgencia?

Un colega comenta en el grupo de Whatsapp que había servido para coordinar la logística de nuestra participación en Lima: “Me saco el sombrero por los países de la región latinoamericana que han sido capaces de avanzar en conservación y desarrollo sostenible junto a comunidades con todos los escenarios políticos que les ha tocado sufrir año a año… Si hubiera sabido a la crisis que llegaríamos, habría prestado más atención a esos aprendizajes”.   Otro le contesta: “Los procesos constituyentes de Colombia, Ecuador y Bolivia permitieron dar salida a una fractura social similar a la que se vive en Chile”; y una colega colombiana nos da más luces de lo que pasó en su país y cómo los Parques Nacionales Naturales de Colombia jugaron un rol fundamental en la reinserción de los exguerrilleros de la FARC a la vida civil como guías de turismo.  Hace tiempo que no sentía a Chile cercano a los países de nuestro continente, y se siente bien.

Ya ha pasado una semana desde esa madrugada de domingo en el aeropuerto de Santiago.  Finalmente llegué a la ciudad humedal y desde este rincón del país, me sumé al entusiasmo general por la necesidad de construir un nuevo pacto social en Chile.  Las manifestaciones multitudinarias, masivas y pacíficas de todo el país, lograron revertir el miedo inicial que esas primeras noches de destrucción y violencia habían instalado.  El nuevo pacto social, un conjunto de palabras que empezó a circular a comienzos de la semana, está ahora en boca de todos.  Declaraciones circulan en las redes sociales.  Cada sector de la sociedad realiza su reflexión y quiere hacer su aporte. Cada uno quiere participar, trae su tema a la mesa.

@idmifarra
@idmifarra

Este viernes hubo un “Cabildo Autoconvocado, Territorio y Medioambiente” en Valdivia.  Más de 100 personas llegaron, muchas caras conocidas incluso para mí que soy nueva en esta ciudad, pero también llegaron personas que habitualmente no frecuentan estos espacios queriendo tejer nuevas redes: “Vamos a construir una nueva Constitución”, llama un dirigente; un Lonko llama a la acción, advierte violencia y pide apoyo a la causa Mapuche. Listamos las razones que nos autoconvocan, desde el reciclaje hasta la modificación del código de aguas, pasando por el ordenamiento territorial en cuencas hidrográficas, y construimos el listado de deseos, que de una carta al viejo pascuero pasa a parecerse más a un listado de surpemercado.  Me recuerda a la experiencia que vivimos en Aysén hace años atrás en cabildos regionales con el movimiento “Aysén Tu Problema es Mi Problema”.   Buscamos un lema para poner el tema ambiental también sobre la mesa.

Como leía en un letrero que circulaba en Facebook: “Son tantas w.., que ya no sé qué escribir :-/”

@María José Manzur
@María José Manzur

Sin embargo, de a poco las demandas ambientales van tomando forma. Se escriben consignas que también unen la crisis ecológica y climática con el escenario social.  Necesitamos seguir en contacto, reflexionar como comunidad ampliada preocupada por la naturaleza y nuestro lugar en ella.

Mantente despierto  Chile, sigamos reflexionando, dialogando y juntos vamos dándole forma a este nuevo pacto social.

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