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Los desafíos de la COP30: Acelerar la adaptación al cambio climático y limitar el aumento de la temperatura en un esfuerzo conjunto
Belém, la puerta de entrada a la Amazonía, será la sede de la COP30 del 11 al 22 de noviembre de 2025, la primera en celebrarse en este ecosistema vital y amenazado. Contar con mayor financiamiento y cooperación internacional para la mitigación y adaptación, además de desarrollar capacidades que consideren la cultura ancestral, la ciencia y la tecnología, son los pilares en base a los que se convoca a representantes sectoriales de todo el mundo en noviembre de 2025. El fin es apurar y acrecentar las ambiciones climáticas mediante acciones concretas. Asimismo, la organización de la COP30 propone lograr una transición socio ambiental justa y que permita a los países cumplir con sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) en pos de reducir las emisiones de gases efecto invernadero -en particular- luego de haber experimentado el año más caluroso del que se tiene registro en 2024.
Belém; una ciudad puerto ubicada en la desembocadura del río Amazonas y considerada la puerta de entrada a la Amazonía, será la sede de la 30ª Conferencia de las Partes (COP30) desde el 11 y hasta el 22 de noviembre de 2025. Este lugar se caracteriza por tener el mayor bosque tropical del planeta, además de ser un centro de biodiversidad vital para el equilibrio ecológico global.

“La COP30 será la primera que se celebre en el epicentro de la crisis climática y que tendrá lugar en la Amazonía, uno de los ecosistemas más vitales del planeta que, según los científicos, corre ahora el riesgo de alcanzar un punto de inflexión irreversible”, afirma el presidente designado de la COP30, André Aranha Corrêa do Lago, en la primera carta publicada sobre el evento.
Fue en 1992 cuando la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, según su sigla en inglés) creó durante la “Cumbre de la Tierra”, la Conferencia de las Partes (COP) como el órgano encargado de tomar las decisiones necesarias para implementar los compromisos asumidos por los países ante el impacto del cambio climático a nivel global.
Este año la COP30 coincide con los veinte años desde que entró en vigor el Protocolo de Kioto, el que propone a los países miembros reducir sus emisiones de gases efecto invernadero y con los diez años desde que se firmó el Acuerdo de París, cuyo objetivo es limitar el alza de la temperatura a 2 grados -e idealmente a los 1,5 grados celsius– meta que lamentablemente no está siendo viable, luego de que el 2024 haya sido el año con la mayor temperatura registrada en la historia, según el Informe sobre el Estado del Clima de la Organización Meteorológica Mundial (OMM)
En efecto, y en el marco del 10º aniversario del Acuerdo de París, los presidentes de Francia y Brasil firmaron una declaración conjunta para acelerar la acción climática. Este gesto adquiere un gran significado, si consideramos que Francia es la cuna del Acuerdo de París, y Brasil será el anfitrión de la COP30 en noviembre.

La carta está firmada por Emmanuel Macron y Luiz Inácio Lula da Silva y en ella destacan la urgencia de reforzar el multilateralismo climático, aumentar la ambición de los compromisos nacionales y avanzar en la implementación efectiva de las decisiones climáticas. Ambos líderes piden a todos los países que presenten sus NDC (contribuciones determinadas a nivel nacional) mejorados y compatibles con el objetivo de 1,5 ° grados, además de respaldar el lanzamiento de un nuevo ciclo de financiamiento climático, que permita cumplir con las metas del Acuerdo de París.
“Yo diría que esta es la COP de la acción, el multilateralismo, la adaptación y la biodiversidad. A la fecha todos los países ya tienen sus NDC y sus promesas de lo que van a hacer para contener el cambio climático y disminuir las emisiones en sus regiones. Eso tiene que cumplirse y es lo que tiene que asegurar esta COP30”, plantea la académica de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile e investigadora CR2, Cecilia Ibarra.
La declaración también subraya la importancia de fortalecer el Marco Global de Biodiversidad, proteger los bosques tropicales —en particular la Amazonía—, y acelerar la transición energética con justicia social.
¿Qué son las NDC?
Las NDC son los planes que cada país elabora para hacer frente a la crisis climática en el marco del Acuerdo de París. En ellas los países se comprometen a cumplir con metas para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y avanzar en la adaptación a la crisis climática, incluyendo las formas en las que financiarán dichas acciones.
Las NDC nacen bajo el alero del Acuerdo de París (2015), un tratado internacional jurídicamente vinculante para hacer frente al cambio climático. Entró en vigor en 2016 y está firmado por 195 países que se comprometen a:

- Garantizar que el aumento de la temperatura media mundial se mantenga muy por debajo de los 2 °C, preferiblemente a 1,5 °C, en comparación con los niveles preindustriales.
- Aumentar la capacidad de adaptación a los impactos del cambio climático.
- Adecuar el financiamiento a las necesidades de los países para alcanzar estos objetivos.
El principal desafío de la COP30, está marcado por lo que será la presentación de las nuevas NDC de los Estados que son parte del Acuerdo de París.
“Este acuerdo establece una obligación para los Estados, cuál es la de presentar estas NDC cada cinco años, revisadas y siempre hacia una mayor ambición y en miras de cumplir con el objetivo que establece el acuerdo, que es delimitar el aumento de la temperatura global del planeta, ojalá al 1,5 grados Celsius”, explica la directora del Centro de Derecho Ambiental de la U de Chile y directora del CR2, Pilar Moraga.
Sin embargo, y tomando en consideración un contexto sociopolítico global altamente polarizado, con guerras vigentes como es el caso de Rusia y Ucrania y un alto índice de desigualdad social en los países en vías de desarrollo ¿cómo se cumplirán estos acuerdos?
La profesora titular de la Escuela de Derecho de la U de Chile, Pilar Moraga, señala que actualmente esta meta es adversa. “Las finanzas mundiales no están muy bien y eso siempre juega en contra de lo que son las prioridades ambientales o en este caso climáticas”.
Además, agrega que “uno de los principales emisores de gas efecto invernadero, como lo es Estados Unidos, se retira del acuerdo, lo que según autores como Bruno Latour, es una abierta declaración de guerra, Negarse a aportar en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (según lo que propone el Acuerdo de París) es en definitiva, una invasión de una manera quizás sutil, no tan evidente, de la contaminación que puede generar este país a nivel global e invadiendo por supuesto los territorios de todos los estados del mundo”, plantea.
También y en el caso de las guerras, la abogada indica que al establecer otras prioridades, no contribuye a la acción climática. “Pensemos en todo lo que genera una guerra en términos de emisiones de gases de efecto invernadero y, una guerra más en términos de contaminación, pero también de recursos financieros que se van hacia la defensa que están destinando muchos de los países, no es una buena noticia”, reflexiona Pilar Moraga.
«Mutirão» y la construcción de un futuro común

En oposición a las situaciones que se alejan del bien colectivo, la participación es un concepto y herramienta de alto valor para la próxima COP30. «Mutirão» (Motirõ en tupí-guaraní) es un término de los pueblos indígenas nativos de Brasil y se refiere a una comunidad que se reúne para trabajar en una tarea compartida, ya sea al cosechar, construir o apoyarse mutuamente. Este año la presidencia de la COP30 invita a la comunidad internacional a unirse a Brasil en un «mutirão» (esfuerzo conjunto) global contra el cambio climático y un esfuerzo global de cooperación entre los pueblos para el progreso de la humanidad.
Al respecto, en la segunda carta de la presidencia de la COP, se propone una forma de movilización de “abajo hacia arriba”, sin jerarquía y que refleje experiencias de la vida real de las comunidades de todo tipo (indígenas, urbanas, afrodescendientes, etc)
“Por ejemplo, un grupo de agricultores que adopten prácticas regenerativas con apoyo local; proyectos liderados por jóvenes que instalen paneles solares en comunidades vulnerables; ciudades costeras que organicen brigadas de restauración de manglares; empresas tecnológicas que formen coaliciones para descarbonizar centros de datos o comunidades afrodescendientes que creen programas de concienciación climática para ciudades”, son algunos de los ejemplos que menciona André Aranha Corrêa do Lago.
El rol del Centro de la Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2
El CR2 se proyecta como un centro de investigación relevante, referente global en temáticas del clima y la resiliencia desde Latinoamérica.
Este Centro FONDAP ANID, creado en 2013, desempeña un rol importante en las actividades multilaterales relacionadas con el cambio climático, participando activamente en instancias como las Conferencias de las Partes (COP), y trabajando en una interfaz entre ciencia y política a un nivel que trasciende el ámbito nacional.
Su directora, la abogada Pilar Moraga, explica que para la COP30, el CR2, será parte de la delegación no oficial de Chile, poniendo a disposición sus capacidades científicas para cooperar en las labores que tiene la Cancillería en esta materia. “Estamos buscando espacios para poder mostrar los avances científicos que hemos alcanzado y que pueden aportar a una mejor comprensión de las causas y los efectos que pueden provocar el cambio climático en Chile y en la región”, comenta.
En tanto, la académica del Departamento de Geografía de la U de Chile e investigadora CR2, María Christina Fragkou sostiene que el Centro tiene mucho que aportar a la COP30, mediante conocimiento científico robusto e interdisciplinar. “Tiene muchos aportes en el ámbito de las políticas públicas e información más adecuada para los tomadores de decisiones. Ejemplo de esto son los Policy Brief y los Informes a las Naciones”, detalla.
Por su parte, la académica de la FAU U. de Chile e investigadora principal del CR2, Eugenia Gayó, advierte que “Chile lleva la batuta de la institucionalidad ambiental” y que aunque otros países tienen ley marco de cambio climático, México y Chile son los únicos países que tienen a un nivel superior una ley que aborda directamente el cambio climático. Además, se ha promulgado la Ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), cuyo objetivo central es la conservación de la biodiversidad y la gestión integrada de las áreas protegidas. A través de esta entidad, se fortalece la institucionalidad ambiental del país, permitiendo una respuesta más efectiva frente a las crisis de biodiversidad y climática, como la prohibición de actividades extractivas dentro de los parques nacionales.
La próxima convención de las partes propone 30 objetivos contenidos en seis ejes temáticos. Conócelos acá