A 68 metros bajo el mar, en medio de un fondo arenoso, están los restos del crucero alemán Dresden. Hoy cubiertos de corales y repletos de la vida submarina de la bahía de Cumberland, en Robinson Crusoe, estos remanentes históricos volverían a ser parte de otro hito histórico, esta vez muy alejados del contexto bélico que provocó su hundimiento, sino más bien deportivo y cultural.

El próximo 14 de marzo, a 109 años exactos del naufragio del Dresden, el apneista y récord nacional, Daniel Arias, se sumergirá en los mares fernandinos para llegar a estos restos y, de lograrlo, sería el primero en alcanzarlo bajo esta disciplina. El proyecto recibe el nombre de “Dresden, A-Un Respiro” y se realizó bajo la organización de Marenostrum Expediciones y el apoyo de la Fundación Islas de Nazca.

Llegar al naufragio Dresden, a 70 metros bajo el mar, en apnea: el hito que se busca concretar en Juan Fernández
Afiche Dresden, A-Un Respiro

La idea surgió con el objetivo de visibilizar un monumento histórico absolutamente invisibilizado, que tiene una relevancia grande (…). ¿Por qué en apnea? Porque también nos interesa visibilizar este deporte tan poco difundido, sin embargo, en el último tiempo, muy requerido. Es un deporte que tiene muchas bondades y la idea justamente es esa, visibilizar esta actividad deportiva con nuestro récord nacional que es Daniel arias”, comenta German Recabarren, director de Marenostrum Expediciones.

Emprender un desafío

El Dresden tiene su origen en 1906, siendo fabricado en Alemania. Era un crucero con turbinas y hélices navales que le daban una velocidad muy única para la época. Se destinó a la marina alemana. En la primera Guerra Mundial, entre otros destinos, la tripulación se dirigió a las Malvinas a combatir con la armada inglesa, donde fueron derrotados. Luego de estar escondidos y participar en otra batalla, se dirigieron a la Polinesia, deteniéndose en la bahía de Cumberland para abastecerse. Sin embargo, en ese destino fueron sorprendidos por la marina inglesa.

Llegar al naufragio Dresden, a 70 metros bajo el mar, en apnea: el hito que se busca concretar en Juan Fernández

Se dice que, ante una inminente derrota, su capitán ordenó hundir el barco para impedir su captura. La tripulación se evacuó y sus heridos se trasladaron a la costa chilena. Los restos del barco, en cambio, llegaron a 70 metros de profundidad y a 500 metros de la costa. Se descubrieron en 1965 y en 1985 se declararon Monumento Histórico. De hecho, son un importante atractivo turístico y cultural en la isla.

 “El símbolo del Dresden es algo muy presente para la comunidad de la isla, siendo parte de su historia y de su cultura. Yo desde que conozco buzos de la isla, me han comentado su propósito de conocer el Dresden, conocerlo y buscarlo, particularmente desde el desafío de la apnea”, comenta Daniel, quien recibió la invitación a hacerlo por parte de Marenostrum.

En concreto, la idea surgió hace más de un año. Requirió de la autorización del Consejo de Monumentos Naturales para poder realizar la hazaña y de la Armada. “Se hará un buceo profundo en un Monumento Histórico, así que va a ser un hito que esperamos replicar en un futuro, siempre con los precauciones y cuidados”, comenta German.

El apneista, por su lado, es récord nacional en peso contante con monoaleta, al lograr 102 metros; y en peso constante bialetas, alcanzando 86 metros. Ambos logros los consiguió en el último campeonato que tuvo lugar en Dominica.  Sin embargo, el descender al Dresden no deja de ser un desafío.

“Es una experiencia para analizar y estudiar a detalle, porque no he hecho ningún hundimiento de esta profundidad, en condiciones tan conocidas o controladas, creo yo, accesibles para nosotros en Chile. Sí hay hundimientos en el borde costero chileno, está lleno, y están a 20-30 metros de profundidad. Son bien desafiantes, pero hacer un buceo profundo de 60-70 metros a un hundimiento es un gran desafío de la seguridad y preparación previa”, comenta Daniel.

Para ello, el deportista ha practicado con descensos en Papudo, lugar donde se ubica su escuela Soloapnea. En ese lugar, hay lugares con la profundidad idónea y protección de oleaje y corriente.

Las condiciones idóneas

German Recabarren ha buceado con equipo autónomo 7 veces al Dresden. Dice que lo que se ve ahí abajo es una estructura de 118 metros de largo en un fondo arenoso desde los 68 metros de profundidad. Con más de 100 años bajo el mar y un tiempo sin saberse su paradero, su estado es de un evidente deterioro: “el borneo de las cadenas fue destruyendo las estructuras superiores de la cubierta, lo que se ve por las grandes rasgaduras que no corresponden al combate naval, sino al mal uso, descuido y negligencia. Entonces, queremos protegerlo, colocar boyas que delimiten su posición y evitar que se fondeen cerca”.

Es así, un barco destruido, pero también monumento histórico y, por otro lado, un lugar de mucha biodiversidad que es fácil de ver debido a la transparencia de sus aguas. Otra cosa es que es un lugar óptimo para sumergirse debido a las condiciones del agua.

“En términos de condiciones de agua, Juan Fernández tiene una corriente troncal que podríamos llamar semi templada, en torno a los 20 grados centígrados, que hace que uno pueda utilizar trajes más delgados. Eso hace que los buceos sean más confortables y menos exigentes (…). El entorno de la bahía es también agradable porque está protegido del oleaje y las corrientes, entonces se generan también buenas condiciones de descanso en superficie”, explica Daniel.

Sin embargo, para la actividad per sé, los desafíos se vinculan a posicionar una línea de bajada que llegue al Dresden, lo que es lo más complejo de resolver. Por otro lado, los buceos deben ser en horarios en los que disminuya la corriente, además de contar una ventana de tres o cuatro días solo para la preparación. Esta cosiste en bajar con una máquina para ver cómo es la llegada al barco y la eventualidad de realizar un registro del evento.

De todas formas, un equipo de seguridad estará presente en todo el desarrollo de la apnea, el cual está compuesto solamente por mujeres: Gloria Bermúdez, Daniela de los Ángeles Gonzalez y Carol Carrasco. Todas campeonas de apnea.

El 8 de marzo empezaron los primeros pasos para lograr el hito, ya que partieron dos yates hacia Juan Fernández. El primero zarpó desde Puerto Montt con el equipo técnico audiovisual y los robots submarinos que tienen como misión el registro del hecho. El segundo salió de Algarrobo con el equipo de buzos de seguridad.

“Es difícil hacerme una idea de lo que viviré y diría que es una de las principales fuentes de motivación. No se qué es lo que hay ahí abajo, qué me espera, y tener esa experiencia por primera vez con un artefacto que tiene toda esta historia, es muy fuerte. He tenido que preparar una bajada profunda con máscara, que en apnea es un desafío técnico bien importante. En general las bajadas de esta profundidad se hacen con naricera, pero nada que te cubra los ojos para ecualizar ese volumen de aire. Pero lo preparo para poder observar, aunque sea unos segundos, con mis propios ojos, lo que queda de esta embarcación alemana. Eso es un componente muy personal de la bajada, de no saber qué hay abajo y tener la sorpresa de interactuar con esta maquinaria de guerra que marcó la historia”, explica Daniel.

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