Era febrero de 2019. Antes de la pandemia y el estallido social en Chile. Elisa Loncón, mapuche, experta en estudios de interculturalidad y académica de la Universidad de Santiago, desarrollaba trabajos en terreno en una localidad mapuche de alto Biobío. En esa oportunidad, el lonko le comunicó un sueño que tuvo. Esto es algo importante porque para la filosofía de esta cultura ancestral, los sueños son saberes espirituales.

Él le habló de cómo veía, mientras dormía, que la luna (küyen) se movía y atravesaba el sol (antü). Cómo veía a la luna por un sitio y el sol apareciendo por otro lado. Cómo veía, en un sueño, distintos planos: oscuros, de calor, de luz, de oscuridad y contraste. Era así, una señal de la naturaleza que se sumaba al florecimiento de quila, que se relaciona con malos augurios. Estas señales lo llevaron actuar: a cosechar y prepararse para lo que se veía venir.

“Los pueblos originarios pueden leer los códigos de la naturaleza, es parte de la filosofía indígena. Pueden leer los cantos de los pájaros, del sol, la lluvia y las nubes. Este vínculo implica conocimiento, observación de la naturaleza y elementos espirituales”, explica Loncón.

Anillo de diamante ©Guy Wenborne
Anillo de diamante ©Guy Wenborne

Una filosofía desde la que se orienta el accionar mapuche, la vida, la muerte y la visión del mundo. En ella el sol es un ente que genera vida, un ser que merece respeto y reciprocidad. Según el libro Wenumapu, astronomía y cosmología mapuche, desde el sol o antü surgen temas como la vida que genera gracias al calor; la organización del tiempo diario y anual; la identificación del primer día del año mapuche; y las complicaciones cuando se producen eclipses.

Ante el eclipse total de sol que viviremos este 14 de diciembre, dice Loncón, no deberíamos celebrar, sino más bien tener una actitud de respeto y de análisis sobre nuestro vínculo con la naturaleza: “Desde la mirada mapuche, el eclipse es crítico para el sol, la Tierra y nosotros mismos. Lo que aprendimos de los antepasados es que se deben respetar. No es de señalar al sol y decir ‘mira lo que está pasando’, si no de reflexión interna de no exponerse porque se atraviesan energías complejas”.

En esta línea, Margarita Canío, mapuche, coautora del libro antes mencionado y magíster en Estudios Americanos de la Universidad de Sevilla, comenta que “el eclipse trae consigo cambios profundos, principalmente en el entorno natural, en el medio ambiente y en manifestaciones y catástrofes naturales. Por eso se tiene una interpretación no favorable (…) Que suceda este fenómeno donde se le corta la luminosidad a la Tierra, genera inestabilidad”.

Un desequilibrio con la naturaleza

Un eclipse total de sol se genera por una alineación entre el sol, la luna y la Tierra. Küyen tapará al sol por unos minutos, lo que proyecta una sombra en la Tierra. En esta oportunidad, esto sucederá en su totalidad en la Región de La Araucanía, oscureciendo completamente el cielo. Mientras tanto, en otras partes de Chile, el eclipse se manifestará parcialmente.

A los eclipses, de acuerdo con el libro de astronomía y cosmología Wenumapu, se le ha nombrado en los relatos ancestrales como malonji ta Antü (vinieron a tapar el sol) o zuminii Antü (se oscureció lentamente el sol). Estos registros dejan en evidencia el pensamiento que se tiene sobre el sol, reconociéndolo como un ser espiritual fundamental. También explican que se relacionan con momentos difíciles que deberá vivir la gente, desesperación, llantos y lamentos. Recuerdos de vivencias pasadas que documentan la reacción de aves y animales, oscuridades, prácticas y rogativas para sobrellevar posibles eventos futuros.

©Ramón Daza Pilquinao/ Wenumapu: astrología y cosmología mapuche
©Ramón Daza Pilquinao/ Wenumapu: astrología y cosmología mapuche

“El eclipse se entiende como un anuncio que hace la naturaleza, que generalmente no se vincula a elementos positivos. Tampoco es que uno pueda decir que un eclipse es sinónimo de cosas malas, no es tan lineal. Pero no es un buen anuncio, el cual está relacionado con entender los mensajes que entrega la naturaleza. Estos tienen que ver con que los equilibrios que no están bien entre las personas y la naturaleza”, explica Natalia Caniguan, directora del Instituto de Estudios Indígenas e Interculturales de la Universidad de La Frontera. Ahora, también explica que no se sabe bien cuál es el anuncio, aunque sí es un llamado de atención sobre nuestras conductas y de nuestra relación la naturaleza.

Canío, quien también es investigadora, se mantiene en la misma línea y expresa que este llamado de atención es para olvidarnos de nosotros, dejar de lado la mirada antropocéntrica, y entregarle el entorno que merece a la naturaleza y el cielo (Wenumapu). A esto agrega que este punto de vista se acompaña de las vivencias de eclipses pasados en territorios mapuche (Wallmapu y Puelmapu) que se han acompañado de experiencias negativas.

Sin embargo, explica que nuevos relatos dicen que este evento tiene que ocurrir necesariamente porque así, como las personas necesitamos mejorarnos, el sol también: “Es su momento de lucha, del que se va a recuperar, y si ‘sobrevive’ vamos a estar todos bien. Después de un tiempo de que ocurre el fenómeno, si las personas entienden el mensaje que entrega el eclipse, vamos a ver que era necesario y que el sol estaba renovándose”. Así, agrega, esta muerte del sol sería simbólica, y su sobrevivencia va a permitir que otras cosas ocurran. “Esperemos que no sean negativas, si no algo bueno. Mejor, para tomar conciencia de que hemos perdido sensibilidad a lo que tenemos”.

“Lo negativo es desequilibrio para los mapuche y esto trae enfermedades a las personas, a los animales en la tierra. El buen vivir significa estado de equilibrio con la persona y la naturaleza. Es vida. Es por eso que este inicio de ciclo es importante. Queremos que sea positivo, que traiga generosidad para la Tierra y los pueblos. Pero eso no lo sabemos porque como ya tenemos antecedentes anteriores negativos, el cuestionamiento es: ‘¿qué estamos haciendo para ser recíprocos con la naturaleza?’ Porque si la seguimos destruyendo, tenemos falta de reciprocidad y de equilibrio. Es decir, de la buena vida; el buen vivir”, dice en la misma línea Loncón.

Tiempo de eclipses

Hace poco más de un año, en Chile se vivió un eclipse total de sol cuyo punto mayor de sombra fue en la Región de Coquimbo. Consultada si existe algún tipo de relación con un evento que no tuvo su punto máximo en territorio mapuche, Canío explica que sería interesante profundizar y sistematizar estos eventos. A su modo de ver, existe algún tipo efecto de onda o repercusión que se trasladó hacia el sur.

“Quizás antiguamente los pueblos tenían encuentros cuando sucedía un fenómeno así, en el que lo transmitían al sur (…) la lectura que yo ahora hago es que se relaciona con efectos de la naturaleza”, dice.

Pero también existe otro punto, que se vincula con lado social. Una nueva interpretación, que tiene íntima relación no solo con la naturaleza, sino que con la relación con nuestros pueblos originarios. “Desde ámbito social, por supuesto que se produjo un cambio en el actuar de la gente -a partir del eclipse pasado-. Hay más sensibilidad en proteger las aguas, los ríos, los bosques nativos. En el mejor de los casos, podemos pensar este fenómeno como algo que no ocurre por sí solo, es una señal. Así se vio en mi familia antes de la pandemia y del estallido social”.

©Guy Wenborne
©Guy Wenborne

Por eso, dice Loncón, debemos plantearnos nuestras prácticas con la naturaleza y a reflexionar: “Esto es lo que dice la filosofía mapuche: estamos aquí en la Tierra para cuidarla a ella y a nosotros”, dice, agregando que parte de esto es incluir a los pueblos indígenas en la toma decisiones y también reflexionar sobre las consecuencias de las prácticas extractivistas en la naturaleza. Esto implica, entonces, que los efectos positivos se vincularían también con el reconocimiento de la dignidad e identidad mapuche. Un cambio energético, explica, que significa valorar la sabiduría ancestral.

En este sentido, Caniguan comenta que si bien no se puede hacer una relación unicausal sobre los efectos de un eclipse en los territorios, el gran aprendizaje como sociedad, en general, es que el eclipse ha permitido visualizar a los pueblos indígenas: “Es un cúmulo de saberes, entonces deberíamos abrirnos al conocimiento de los pueblos, que se ha desarrollado por un largo tiempo, y lo importante del diálogo”. Con esto, dice, también es posible ser más conscientes con el entorno, a leerlo y entenderlo. “La cultura indígena observa la naturaleza a partir de procesos que suceden, aunque no sean hechos aislados, sino que en contexto”, dice.

¿Un nuevo ciclo?

Existe un cuento infantil mapuche llamado Latrapay, que está registrado en Estudios Araucanos de Rodolfo Lenz (1895). Es un relato transmitido por la voz a través de generaciones, que cuenta, en una parte de él, un momento en el que se pierde el sol y se deja de alumbrar.

En él, el sol es capturado en una olla mágica por cuatro años. Las aves, al ver que esto afectaba a la vida de su población, se organizaron para sacar el sol de la olla. Finalmente, agarrando los mangos de la olla a la mula, quien pateó, lograron sacar el sol de la olla. Volvió la vida, se fue la oscuridad, y se dieron cuenta de sus pérdidas.

Para Loncón, este cuento infantil relata en ese extracto un eclipse. Ella habla de que esta oscuridad, esta muerte, es el fin de un ciclo, y que existe cierta esperanza en que uno nuevo sea positivo, en equilibrio.

Por otro lado, Canío no considera que es un cambio de ciclo, o si lo es, lo vamos a saber más adelante, viendo lo que ocurrió.“Por supuesto, no muy lejano al evento van a haber interpretaciones y vamos a estar en condiciones de decir que sí, antü nos estaba diciendo algo”, dice. Probablemente sean los ancianos, en sus sueños, quienes tengan sus propias premoniciones y predicciones que nos lleven a saber las incidencias del eclipse total de sol de diciembre de 2020.

Mientras tanto, se debe enfrentar, dice Loncón, con una actitud de respeto, reflexión y de reciprocidad y conciencia con la naturaleza. Pero también, del territorio en el que va a suceder el momento máximo de sombra. Tal como dice Canío, es un lugar histórico, que ha no ha estado exento de conflictos históricos. Se trata así, de un fenómeno natural que no sucede solo en el cielo; se relaciona con el medio ambiente y también lo social. Y por supuesto, que se enmarca en medio de una pandemia.

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