Una práctica común por parte de zoológicos hasta finalizada la década de los 70’ era la captura de cóndores (Vultur gryphus) que luego se enviaban a parques de todo el mundo para intercambiarlos por otros animales. Así fue como muchos zoológicos de Norteamérica y Europa obtuvieron cóndores que posteriormente se reprodujeron y tuvieron crías que nacieron en el extranjero.

Una de estas crías fue bautizada como Bety, la cóndor. Es una hembra que ahora tiene dos años, que nació en el Zoológico de Cracovia, Polonia, en junio de 2021. Su padre fue un macho capturado en la cordillera chileno-argentina en la década de los 50’ y su madre, fue una hembra que nació en el mismo zoológico que Bety hace 31 años. El cóndor es una especie monógama que se establece con una pareja de por vida donde son potencialmente reproductivos aproximadamente cada dos o tres años. 

Desde el Proyecto Manku, quienes contribuyen al estudio y conservación del cóndor andino (Vultur gryphus) en Chile, se propusieron transportar a Bety, «la condorita» —como ellos le dicen— al país, con el objetivo de liberarla y reintegrarla a la cordillera de los Andes. En este lugar fueron capturados sus padres y abuelos, de manera que se busca devolver a la naturaleza una parte de su descendencia.

Bety en su recinto de cuarentena en la Reserva Likandes, en el Cajón del Maipo. Foto: Filantropía Cortés Solari.
Bety en su recinto de cuarentena en la Reserva Likandes, en el Cajón del Maipo. Foto: Filantropía Cortés Solari.

La decisión de traer a Bety

Bety nació en el zoológico de Cracovia y creció junto a sus padres hasta los 8 meses aproximadamente, durante su etapa de desarrollo. Posteriormente fue trasladada a otra área del zoológico de Cracovia, debido a que sus padres entraron en una nueva etapa reproductiva y podía ser eventualmente agredida, ya que el comportamiento de ellos puede llegar a ser extremadamente territorial.

Al ser trasladada a su nuevo recinto, estuvo a la vista del público, donde comenzó su acostumbramiento a los humanos. Cabe destacar que Bety no reconoce al ser humano como su especie, sino que solo está acostumbrada a su presencia. Es decir, tiene claridad de que es un cóndor, debido a que fue criada por sus padres, de acuerdo con lo que explica Eduardo Pavez Gálvez, ornitólogo fundador del Centro de Rehabilitación de las Aves Rapaces y líder del proyecto Manku.

Con el tiempo, la Fundación Bioandina de Argentina, se propuso el traslado de Bety de vuelta a su hábitat natural. Esta organización trabaja en un plan integral para conservación del cóndor andino, en el que derivan ejemplares a planes de conservación dentro y fuera del país. En este contexto, frente a la posibilidad de que no pudiera liberarse debido al acostumbramiento humano, decidieron traerla a Chile ya que en el Centro de Rehabilitación de las Aves Rapaces (CRAR) existe un núcleo reproductivo, en el cual se encuentra en cautiverio, donde podría integrarse sin problemas si el ejemplar no pudiese ser liberado.

Salida de Bety desde el zoológico de Cracovia, Polonia. Foto: Zoológico de Cracovia.
Salida de Bety desde el zoológico de Cracovia, Polonia. Foto: Zoológico de Cracovia.

Su llegada a Chile

El 10 de agosto pasado Bety llegó al país luego de un complejo proceso de traslado, debido a una serie de exigencias administrativas y sanitarias que debieron realizar en conjunto con el zoológico de Cracovia. Posterior a su llegada, fue trasladada a la Reserva Elemental Likandes, ubicada en el Cajón del Maipo, Región Metropolitana, donde debe permanecer aislada por 21 días, pero monitoreada mediante cámaras 24/7, con un mínimo contacto con humanos, verificando que se encuentre comiendo bien y que no manifieste ningún signo de patologías.

Posteriormente, el ave será integrada a la bandada de cóndores en el Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) donde deben observar que no sea agredida por los demás ejemplares, aunque la situación no es esperable debido a su buena condición física y psicológica, además de tener la experiencia de crianza y socialización de sus padres siendo pichón.

Se espera que la adaptación con la bandada presente en el CRAR sea rápida y sin problemas, esta bandada de cóndores está conformada por ejemplares de diversas edades y sexo, con la característica que ninguno ha estado improntado con los humanos, -la impronta con el humano se da cuando los pichones tienen contacto con ellos durante su desarrollo, siendo pequeños- al estar en contacto con este tipo de cóndores, y una serie de ejercicios para estimular el temor humano, se espera que Bety pueda revertir su acostumbramiento al hombre.

En la Región Metropolitana, el cóndor ocupa hábitats montañosos, donde consume carroña la cual ha tenido que disminuir en los últimos años. Como consecuencia suelen bajar a zonas periurbanas para alimentarse de rellenos sanitarios regularmente en la temporada de invierno.

“De forma muy cuidadosa y medida, tanto en la intensidad como en la frecuencia, para evitar cualquier lesión o estrés prolongado, exponemos a los cóndores a situaciones puntuales y desagradables para ellos y asociadas a nuestra presencia, generalmente mediante breves persecuciones. Estas experiencias están orientadas a que aprendan que el humano es un animal que no es de fiar y que conviene mantenerse a cierta distancia de él”, comenta Eduardo.

El objetivo de esta integración es que se pueda liberar sin que sienta un apego al ser humano, ya que los animales que se encuentran en cautiverio, especialmente los cóndores, se acostumbran muy rápido a la presencia del ser humano, donde lo asocian a la provisión de alimento, uno de los principales problemas si se pretende liberar al ejemplar.

Llegada de Bety a su cuarentena en Chile Foto: Proyecto Manku.
Llegada de Bety a su cuarentena en Chile. Foto: Proyecto Manku.

Posible liberación

Luego de su cuarentena y adaptación con la bandada de cóndores para que se revierta el acostumbramiento al ser humano, se planea liberar a Bety durante la primavera del 2024, “puede ser Chile central, puede ser la Patagonia, e incluso podría ser la costa atlántica de Argentina, en donde la Fundación Bioandina Argentina ha establecido un núcleo de repoblamiento de cóndores en una zona en donde se habían extinguido”, asegura Eduardo.

Por otra parte, posterior a la liberación de la cóndor, es muy importante el monitoreo, para ello, se equipa a el ave con transmisores de radio y también satelitales, los cuales sirven para verificar que se esté adaptando de manera correcta en un lugar que aunque es su hábitat natural, es desconocido para ella y en donde tendrá que conocerlo a medida que pasa el tiempo.

Globalmente, las poblaciones de cóndor están disminuyendo, donde la mayor parte se encuentra en Argentina y Chile, sin embargo, el estado de conservación del ave en el país se encuentra “casi amenazado”. Sus principales amenazas son destrucción de hábitat, caza furtiva, choque con líneas eléctricas, envenenamiento de carroñas, microbasurales y vertederos y el ataque de perros asilvestrados.

El objetivo y desafío de este proyecto es devolver a la naturaleza una parte de la descendencia de aquellos cóndores que volaban los cielos de la cordillera chilena-argentina, el trabajo lo han realizado en conjunto con el Zoológico de Cracovia, Fundación Bioandina Argentina y el Proyecto Manku, quienes lo conforma la Fundación Cortés Solari, Fundación Meri, Fundación Rewilding Chile y AvesChile (Unorch) con su centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR).

Bety en el Zoológico de Cracovia. Foto: Zoológico de Cracovia
Bety en el Zoológico de Cracovia. Foto: Zoológico de Cracovia.

¿Cómo poder protegerlos? Si te encuentras con un cóndor debes disfrutar de su presencia de manera silenciosa y calmada, a la misma vez no intentar darles alimento ya que los estimula a adentrarse a zonas urbanas donde pueden quedar expuestos a posibles choques con líneas eléctricas u otras estructuras de gran tamaño. Además, si ves uno en la montaña herido o sin poder volar, se debe dar aviso al SAG para que ellos realicen una evaluación de su condición y trasladarlo a un lugar más seguro.

Desde el proyecto Manku, aseguran que no han tenido dificultades con Bety, desarrollándose todo de manera correcta, no obstante, aún quedan importante etapas asociadas a su liberación que son desafiantes.

«La idea es continuar liberando cóndores rehabilitados procedentes de Chile, también cóndores nacidos en nuestro Centro, y por cierto, si existe la posibilidad de repatriar más condoritos, lo haremos», comenta Eduardo Pavez.

2 Comentarios

2 Comentarios

  1. Anjel octavio rivera

    Ecselente labor no dejar que se pierda la especies

  2. Inés Stange

    Que maravillosa labor la de todos los involucrados, felicitaciones y espero que Betty la cóndor se pueda adaptar, vivir como un cóndor y reproducirse.

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