Juan Carlos Gedda: «Vivimos uno de los mejores momentos de la fotografía de Naturaleza y Paisaje»
Nuestra periodista Javiera Ide entrevistó a Juan Carlos Gedda, fotógrafo, documentalista y co-creador del icónico programa de televisión “Al Sur del Mundo”, quien nos comparte su mirada acerca del estado actual de la fotografía de naturaleza y paisajes en Chile, los contenidos culturales de la televisión nacional y algunos de los lugares que más lo han marcado en Chile.
La pasión por las imágenes y la naturaleza fueron siempre de la mano para Juan Carlos Gedda. Enamorado de La Araucanía y de nuestro extenso territorio, este biólogo de profesión asegura que la fotografía lo encontró a temprana edad: “Como a todos, en algún momento de la vida, algo te viene a buscar y te señala un camino que no puedes evitar”.
Fue a los 13 años en un invierno en el sur, cuando en el patio de su casa con una cámara Rollei de formato medio que había traído su hermano de Santiago, se puso a fotografiar las gotas de lluvia que se posaban en los arbustos que adornaban el portón de su casa. Desde ahí nunca más paró.
¿Cuál fue tu primer acercamiento a la documentación y a la fotografía de naturaleza?
Como estudiante de biología me incorporé a la unidad de vida silvestre de Conaf el año 1975. Había un trabajo muy fuerte en ese entonces en la áreas naturales, específicamente en parques nacionales. En ese tiempo cooperábamos varios estudiantes en la construcción de contenidos para los Centros de Visitantes, debíamos hacer charlas bajo el formato de diaporamas. El archivo disponible era escaso. Yo tenía conocimientos previos de fotografía, razón por la cual se me ofreció la posibilidad de hacer registro para ese propósito.
El estado de la fotografía hoy
Los más conservadores hablan de la muerte de la fotografía con la llegada de los softwares y de la digitalización ¿Te hace sentido?
¡Wow! Siento que es al revés, la fotografía crece, se hace democrática, la tenemos además como herramienta de comunicación. En el ámbito más especializado el reemplazo de la película por el sensor nos generó un acceso a mayor sensibilidad, una llave maestra para la fotografía naturalista y vida silvestre presa en la jaula de los ISOS estándar de 50, 64 y 100; Podemos controlar el balance de color y las curvas de respuesta del sensor. Ni hablar de la agilidad del enfoque y así muchas más.
¿Los software? Otra gran ayuda. Es la posibilidad que el fotógrafo pueda “revelar” en un espacio confortable y acercarse como “laboratorista” y colorista” a un resultado más fidedigno, corregir la sobrerreacción de los sensores a determinados colores, recuperar detalles en sombras y luces o bien hacer, en los casos que corresponda interpretaciones más artísticas de su trabajo.
Si hay que agregar algo no tan positivo es el alejamiento a nivel masivo del formato foto-papel, esa que se podía manipular con las manos y hojear en un álbum. Temo por los álbumes familiares y por los archivos de calidad que solo permanecen en discos duros sin los respaldos apropiados.
¿Qué opinas de las nuevas herramientas de difusión como Instagram o Facebook que muchos fotógrafos utilizan?, ¿Las usas?
Me maravillan, permiten la socialización de los trabajos y compartirlos con todo el mundo, en especial puedes llegar a las personas que no pueden comprar costosos libros. Personalmente me gusta bastante Facebook , a pesar de nos ser una plataforma tan especializada como Instagram, permite más dialogo y la creación de formas atractivas de interacción como los grupos de contenido. Personalmente participo en varios como miembro, co-administrador y administrador, en especial el Grupo de Bosques Nativos y Grupo Galería Fotográfica del Sur.
Hay fotógrafos que señalan que la fotografía en Chile se encuentra en estado de vulnerabilidad, donde principalmente prima la fotografía llena de tecnicismos pero carente de contenido. ¿Qué opinas de esta aseveración?
Soy de la idea de ver el vaso medio lleno, y creo vivimos uno de los mejores momentos de la fotografía de Naturaleza y Paisaje, con innumerables exponentes jóvenes o recién iniciados con mucho talento. Creo que es inevitable que quienes recién comienzan emulen a grandes fotógrafos del mundo o también a los referentes nacionales y generen ciertas líneas estéticas algo reiterativas, pero luego de un tiempo van en busca de formas propias de expresión; ahora, creo no siempre resulta fácil innovar y quebrar paradigmas y es probable que tampoco sea un pecado reiterar formas estéticas. Si van asociadas a contenidos nuevos, la obra, la foto, será nueva. Sin embargo, no es un secreto que la fotografía naturalista tiene una gran camisa de fuerza que es finalmente la representación de lo que observamos, sus colores y sus formas, su ineludible obligación con lo que es fotografiado y su impronta figurativa en el resultado final.
Lo más artístico o más alejado de la representación convencional, la mirada más personal, es más escasa y compleja de lograr. Yendo hacia atrás en la adolescencia de la fotografía, podemos encontrar algunas claves, porque ha sido esto una preocupación permanente de los fotógrafos, en su búsqueda de identidad y un lenguaje propio que se desmarcara de la pintura; y es por allá por 1920 cuando se produce la revolución que genera un gran cambio, periodo en que se renuncia a los convencionalismos pictóricos; hablo del hallazgo del detalle, ese que nace de la fragmentación del espacio y nos hace perder parte del referente real, y que de alguna forma nos permite singularizar la mirada, señalar y decirle al espectador: -¡mira eso! , -¡eso fue lo que vi, y es lo que quiero tú también veas!, rompiendo de esta manera con el determinismo del gran plano que imponía su fisonomía.
Con el tiempo pienso que esta búsqueda de nuevos códigos para poner distancia con la pintura, ha ido quedando obsoleto y la fotografía le ha pagado con creces a la pintura, liberándola de lo figurativo para que pueda ir por expresiones más abstractas y más libres y tomar a cambio, la fotografía, el bastón de la representación de lo real, en la medida también que ha desarrollado la calidad técnica suficiente para proponérselo con éxito.
¿Qué es para ti una buena fotografía?
La que muestra algo de una manera ingeniosa, novedosa, asociada a buena gramática visual y una técnica cuidada. Creo que en naturaleza la calidad técnica es fundamental, además de lo creativo y contenido, está en juego lo descriptivo, eso no se puede obviar.
De la nueva camada de fotógrafos de naturaleza en Chile, ¿hay alguno que haya captado tu atención?
Es injusto nombrar a alguien porque hay muchos/as, demasiados/as de gran calidad, en Vida Silvestre, Macrofotografía, Gran Paisaje, Montaña, Astronómica etc. La fotografía hoy tiene apellido, no es una sola y hay mucha especialización. Es claro que tenemos grandes referentes y muchos de ellos vienen del analógico y son de todos conocidos, especialmente quienes publican libros, exponen y además comparten en la Web. Si debo destacar, me gustaría promover a las exponentes femeninas, poco presentes hasta hace algún tiempo en la fotografía naturalista y que han incursionado con fuerza y talento esta última década, que por sobre lo formal han aportado mucho en el manejo del color. En representación de ellas: María de la Luz Víal, de un fino sentido descriptivo y estético con un fuerte énfasis en la vida silvestre, especialmente aves; A Cristina Trugeda: con gran dedicación y calidad en el trabajo de vida silvestre con fauna mayor; Andel Paulmann: gran paisaje y su interesante revelado con intencionalidad pictórica en muchas de sus obras; Lía Inostroza y sus finas fotografías de flores y el paisaje que las acompañan; Jacqueline Zverd y su talento para contarnos del micro mundo. Hay algo más, y que es común a todas ellas, su coherencia entre su trabajo, su temática y su vocación por la naturaleza endémica y que hace que sus imágenes expresen un sentimiento, no solo un juego estético personal, sino mas bien una forma, un medio para expresar su amor por el entorno.
Su carrera en TV
Mucho se ha hablado de la crisis de contenidos de la televisión en Chile ¿Crees que hoy se generan contenidos de calidad?, ¿Hay algún programa que rescatarías?
Sin duda que hay una crisis, es un secreto a voces. Las razones son muchas y la principal es la forma de financiamiento de los canales y la segmentación de las audiencias, la que condiciona, con menos sintonía, a hacer una programación de bajo costo y complaciente para los segmentos que no tienen acceso al cable e internet.
Sin embargo, en este escenario de precariedad, se pueden mencionar algunas series clasificadas como culturales que rescatan con mucho esfuerzo de producción parte de nuestra identidad como “Lugares que Hablan”, Recomiendo Chile”, “ Frutos del País” y “City Tour”.
Juan Carlos fue uno de los creadores de Al Sur del Mundo, serie televisiva que en 1983 realizó su primera emisión. Fue el momento en que Chile conoció a Chile a través de la pantalla. El programa se transformó en una plataforma de inmersión de nuestro territorio y durante 18 años se difundió un rico y extenso archivo de Chile y su patrimonio cultural: paisaje, oficios, tradiciones, ritos y testimonios de la historia.
¿Cuál crees que fue el principal aporte de Al Sur Del Mundo, al mundo audiovisual en Chile?
Llegamos en un periodo donde la televisión no tenia un buen nivel técnico (ausencia de lenguaje cinematográfico), había un predominio del ejercicio periodístico en el lenguaje televisivo pero sin formación audiovisual (abuso de la palabra). También las formas de relato eran muy expositivas con poco protagonismo de los actores sociales, no se escuchaban sus voces, se hablaba por ellos. Creo que Al Sur del Mundo aportó mucho en eso, en hacer sentir lo real, introducir la voz del paisaje y la gente en su viaje permanente a un Chile profundo, más allá de la postal y permitiendo que se contara a sí mismo.
La araucaria ha sido una figura recurrente y movilizadora en tu trabajo ¿Qué simboliza en tu obra?
A la Araucaria, Pewen, le debo todo. Muchos carbohidratos en la infancia con los piñones (cuenta entre risas) y mi iniciación al mundo natural. Al igual que los pueblos originarios de la Araucanía Andina, para mí representa una divinidad intermedia entre el sol y el suelo que piso: la tierra; un símbolo de la magia de la vida, su evolución y sus formas, alimento y belleza. Ella me regala todo eso y yo quiero a cambio compartirlo con los demás.
Has recorrido prácticamente todos los rincones de Chile, ¿Qué lugar te ha conmovido más profundamente y volverías siempre?
Eso es una pregunta difícil, conocer te hace querer, amar. Ahora desde mi rincón, en un cerro de la Araucanía, puedo viajar a muchos lugares a través de diversos estímulos que me hacen recobrar lo vivido: cuando miro hacia el lago Calafquén y veo que sus islas se cubren de nubes, me transporto a Chiloé, a lo canales de las Güaitecas; cuando el viento hace sonar los techos , se me viene la Patagonia; cuando el cielo es diáfano y azul, las Alturas Andinas; cuando el churrín y el hued hued abren el día, el bosque húmedo del centro – sur; también a veces la magia insular de las cumbres oceánicas de Mas a Tierra y Mas Afuera, se vienen a mi mente; el delirio escultórico de Pascua; en primavera, el centro de Chile la puyas y chaguales y el cortejo a sus flores de tencas, tordos y picaflores que se pintan la cabeza con polen mientras se embriagan de néctar. Pero donde más he vuelto es Tenaún por su locura y magia, lugar donde en verano el sol se levanta y acuesta en el mar interior calmo, surcado de vez en cuando por lanchas chilotas y a veces también, por el mismo mar, una casa en busca de un nuevo destino. Aunque es probable que si escribiera, lejos desde donde hoy escribo, volvería mil veces a La Araucanía.
Actualmente Juan Carlos se encuentra preparando una serie de despedida de documentales para la televisión basados en temáticas etnográficas y con gran presencia de paisajes como correlato. Explica que si hay “energía y salud”, quiere retomar la foto fija y su intimidad, una de sus grandes pasiones. “Me permite ir más tranquilo y con poco peso por la naturaleza de mi gran universo: la tierra de volcanes, lagos y araucarias que respeto y amo”.