Las personas nos identificamos por nuestros nombres propios, una característica del lenguaje humano que nos permite referirnos a otros en específico o incluso hablar de nosotros mismos. En el mundo animal, pocas especies poseen esta capacidad de la comunicación, como los delfines nariz de botella (Tursiops truncatus) y los pericos de frente naranja (Eupsittula canicularis). Ambas especies se refieren a otros imitando sus ruidos característicos.

Sin embargo, científicos de la Universidad Estatal de Colorado descubrieron que los elefantes africanos (Loxodonta africana) en Kenia también pueden llamarse entre sí, pero de una manera más compleja que la imitación. Estos mamíferos pueden aprender, reconocer y utilizar sonidos que funcionan como nombres personales, como una especie de apodo. El descubrimiento fue publicado el lunes 10 de junio en la revista científica Nature Ecology and Evolution.

Tres elefantes (Loxodonta africana). Créditos: © Tristan Scholze.
Tres elefantes (Loxodonta africana). Créditos: © Tristan Scholze.

La mayoría de las personas asocia a los elefantes con los potentes ruidos que emiten sus trompas, pero la mayoría de sus vocalizaciones corresponden a los estruendos, sonidos armónicos de frecuencia más baja con los que se comunican. Sumado a la vocalización, estos mamíferos utilizan el tacto y los movimientos para entregar un mensaje.

El estruendo de un elefante. Créditos: Mickey Pardo.

Desde hace décadas, los investigadores de elefantes observaron como frente a la emisión de un estruendo, el resto de elefantes reaccionaban, pero había ocasiones en las que solo respondía un ejemplar, por lo que teorizaban que los elefantes podían dirigir sus llamados a un individuo en particular, pero no podían comprobarlo hasta ahora.

Grupo de elefantes (Loxodonta africana). Créditos: © Tristan Scholze.
Grupo de elefantes (Loxodonta africana). Créditos: © Tristan Scholze.

Descubriendo los secretos tras los estruendos

La investigación, liderada por los biólogos Mickey Pardo y George Wittemyer, recolectó 469 llamadas de manadas matriarcales en el Parque Nacional Amboseli y las Reservas Nacionales de Samburu y Buffalo Springs, todas en Kenia. Los audios capturados entre 1986 y 2022 fueron clasificados en tres categorías: Contacto, para llamar a un elefante distante; Saludo, para cuando se acerca un elefante; y Cuidador, cuando una hembra llama a la cría que está custodiando.

Los investigadores identificaron a 101 emisores y 117 receptores, gracias a que estos paquidermos en específico han sido ampliamente estudiados, pudieron registrar con precisión qué elefante producía el llamado y quien lo recibía.

Un elefante y una cría (Loxodonta africana). Créditos: © billyschofield.
Un elefante y una cría (Loxodonta africana). Créditos: © billyschofield.

“Razonamos que si los estruendos contienen algo parecido a un nombre, entonces deberíamos ser capaces de identificar para quién está destinada la llamada basándonos únicamente en sus propiedades. Para determinar si este era el caso, entrenamos un modelo de aprendizaje automático para identificar al destinatario de cada llamada”, explicó Pardo en un artículo de su autoría en The Conversation.

Elefante y una cría entrelazando sus trompas. Créditos: © Marie Delport.
Elefante y una cría entrelazando sus trompas. Créditos: © Marie Delport.

Los investigadores le enseñaron las llamadas y los respectivos receptores a la herramienta de inteligencia artificial, para que analizara la estructura acústica de los estruendos y encontrará un patrón para determinar al receptor. La herramienta identificó correctamente al destinatario en el 27,5% de los casos, confirmando que existe un elemento en los llamados que indica quién debe recibir la llamada, similar a un nombre.

Para corroborar su hipótesis, los investigadores usaron a 17 elefantes como prueba, emitiendo llamadas que sabían que eran para ellos y grabando su reacción. Los elefantes reaccionaron más rápido a las llamadas destinadas a ellos, acercándose a la fuente de sonido 128 segundos antes, vocalizando 2,3 veces más y emitiendo estruendos 87 segundos antes en comparación a las llamadas no destinadas a ellos.

El futuro de la investigación

Según el coautor del estudio, el hallazgo “sugirió que, al igual que los humanos, pero a diferencia de otros animales, los elefantes pueden dirigirse entre sí sin limitarse a imitar las llamadas del destinatario”. Aunque el estudio no determinó qué parte del llamado corresponde al nombre, los investigadores intentarán aislar el nombre propio en futuras investigaciones, lo que les permitiría investigar si todos los elefantes se refieren a un individuo con el mismo nombre o si pueden hablar de otros elefantes en su ausencia.

Elefante (Loxodonta africana). Créditos: © Tristan Scholze.
Elefante (Loxodonta africana). Créditos: © Tristan Scholze.

El investigador sugiere que este hallazgo podría proporcionar pistas sobre cómo los seres humanos desarrollaron un lenguaje complejo, para ello fue necesario generar nuevas vocalizaciones, tal como lo hacen los elefantes al utilizar nombres. Además, este descubrimiento subraya la inteligencia de los elefantes y la relevancia de sus vínculos sociales, lo que podría fomentar un mayor aprecio de los humanos por estos animales, al reconocerse que son más similares a nosotros de lo que se pensaba anteriormente.

Elefante (Loxodonta africana). Créditos: © Tristan Scholze.
Elefante (Loxodonta africana). Créditos: © Tristan Scholze.
Comenta esta nota

Comenta esta nota

Responder...