Icónico autobús de Into the Wild podrá visitarse en una muestra permanente en el Museo de la Universidad de Alaska
A sus 24 años, en 1992, el joven Christopher McCandless decidió dejar su vida y aventurarse en los bosques de Alaska, quedando completamente a la deriva. En el lugar se encontró con el famoso autobús 142, que se convirtió en su refugio. Su historia inspiró la película Into The Wild años más tarde, y el bus donde vivió, se transformó en un hito a conocer para muchos. Actualmente, este icónico vehículo se encuentra en exhibición en el Museo de la Universidad de Alaska del Norte. Aquí te contamos más detalles.
Corría 1992 y un joven excursionista estadounidense de 24 años llamado Christopher Johnson McCandless (alias Alexander Supertramp), se internaba en solitario en tierras de Alaska. Cuatro meses después, dentro de un autobús abandonado en el que había encontrado refugio, moría de inanición, tras semanas de luchar por su vida.
La historia, espectacularmente retratada en el libro “Hacia rutas salvajes”, publicado en 1995 por el periodista y montañista Jon Krakauer (“Mal de altura”, la tragedia del Everest) se convirtió en un éxito internacional y dejaba un misterio: ¿por qué un joven con todas las posibilidades por delante decide dejar todo, incluso a su familia y su dinero, para internarse solo en una expedición que le podría costar la vida?
A grandes rasgos, la travesía de Chris podría resumirse así: “Tras atravesar California, Arizona, Oregón y Dakota del Sur, entre otros lugares, en un viaje que duró más de dos años, sintió el impulso de vivir
solo en contacto con la naturaleza salvaje, por lo que se fue a Alaska. Con ayuda de un rifle de caza y libros sobre plantas silvestres comestibles, sobrevivió durante semanas. El Parque Nacional de
Denali en el que se encontraba contaba con refugios y rutas hacia vías transitadas a pocos kilómetros pero la crecida de un río le impide emprender el regreso y lo lleva a la decisión de quedarse viviendo en el autobús y buscar la forma de sobrevivir ante el paisaje que poco a poco se va convirtiendo en hostil con la llegada del invierno. Finalmente encuentra la liberación moral y espiritual cuando el hambre le deja sin fuerzas y comienza a delirar sobre su pasado hasta que fallece dentro del autobús, tras ingerir por equivocación una planta venenosa”.
Esta polémica historia aún suscita una curiosidad enorme, y hay quienes defienden a McCandless por su aventura y quienes lo critican duramente por sus decisiones.
En 2007, el actor y director Sean Penn reflotó ese viaje en el cine, con una película del mismo nombre del libro y que dio vuelta al mundo, inspirando a muchos jóvenes de la época, y cuya inolvidable banda
sonora fue el primer álbum de estudio de Eddie Vedder (Pearl Jam) en solitario.
El famoso autobús 142 era un vehículo de los años 50, cuyo eje se rompió y permaneció olvidado, mientras se oxidaba poco a poco cerca del río Sushana. Luego de que la historia de McCandless saliera a la luz con el libro y la película, éste se convirtió en un hito que cada vez atraía a más arriesgados aventureros que querían sentir de cerca la historia del excursionista. Por la lejanía y dificultades asociadas (como la crecida del río), se gastaron miles de dólares en operaciones de rescate, y este “lugar de peregrinaje” se había convertido en una trampa mortal. El vehículo fue retirado y devuelto a Fairbanks, donde pertenecía.
El traslado fue, ciertamente, inolvidable. En junio de 2020, el mundo pudo contemplar cómo un autobús oxidado sobrevolaba Alaska volando sobre los árboles, colgando desde un helicóptero Chinook de la Guardia Nacional.
¿Hasta ahí llegaría la historia de los “peregrinos”? La respuesta es no.
Esta semana se anunció que el autobús 142 está en su nuevo lugar como muestra permanente: el Museo de la Universidad de Alaska del Norte. Allí, según un comunicado de la institución, “pasará el resto del
año académico en el laboratorio de alta bahía del edificio, donde el personal del museo, los ingenieros y los conservadores continuarán el minucioso trabajo de prepararlo para su exhibición en el museo. El
laboratorio, que es visible desde el atrio del edificio, ofrecerá un lugar cálido para trabajar y la primera oportunidad del público de ver el autobús desde su retirada del sendero Stampede el año pasado”.
El proyecto cuenta con el apoyo de la hermana de “Alex”, y está en proceso de crowdfunding para estar listo en unos dos años, tras lo cual quedará instalado en una exposición permanente al aire libre. De todas formas, los visitantes ya pueden ver el vehículo de manera gratuita desde una ventana con vistas en el edificio de ingeniería de dicha casa de estudios.