En el corazón de los bosques de lenga y matorral de ñirre, y en medio de sectores rocosos y abruptas pendientes, vive el ciervo más austral del planeta. El huemul (Hippocamelus bisulcus) es de naturaleza elusiva y tímida, y sus poblaciones han sido tan diezmadas, que este heráldico animal se encuentra en peligro de extinción. He ahí el regalo que significa observarlo – con mayor suerte – en lugares como el Parque Nacional Cerro Castillo, en la Región de Aysén, uno de los refugios más importantes para esta especie en el sur de Chile.

Pareja de huemules ©Cristián Saucedo
Huemules (referencial) ©Cristián Saucedo

Pese a ello, continúa enfrentando amenazas inclusive en el área protegida, como ocurre con una enfermedad cuyos impactos todavía no han podido ser dimensionados. Nos referimos a la linfoadenitis caseosa, una infección provocada por la bacteria Corynebacterium pseudotuberculosis que habría sido transmitida a los huemules por el ganado ovino que se encuentra en sitios aledaños al parque nacional. El patógeno se ha expresado de forma visible a través de abscesos que aquejan a estos cérvidos en distintas partes de su cuerpo, sin discriminar entre adultos y crías.

De esa manera, reina la preocupación por los embates que podría provocar en esta amenazada especie, lo que ha motivado distintas acciones e instancias, impulsadas tanto por la comunidad local como por los servicios públicos, siendo una de ellas la Comisión Intersectorial del Huemul, convocada a nivel regional por la Seremi de Agricultura, la cual se reunió recientemente en Aysén, congregando a representantes de la Universidad Austral de Chile, la Universidad de Aysén, Tompkins Conservation y el Centro de Investigación de Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), entre otros.

“La linfoadenitis caseosa ‘saltó’ del ganado al huemul en algún momento y circunstancias que se desconocen con precisión, para transformarse en una amenaza más para su existencia. Al diagnosticarse la enfermedad surgió la duda de cómo se comportaría en una población de huemules, en este caso para aquella asociada a la ruta 7 en el Parque Nacional Cerro Castillo. En el ganado esta enfermedad puede ser de alta morbilidad (número de enfermos), pero es de baja mortalidad, causando principalmente una disminución en la productividad de la masa ganadera”, explica Andrea Bahamonde, jefa de la sección de Conservación de la Biodiversidad del departamento de Áreas Silvestres Protegidas de la Corporación Nacional Forestal (CONAF).

Huemul con abscesos en Parque Nacional Cerro Castillo ©Rodrigo de los Reyes
Huemul con abscesos en P.N Cerro Castillo ©Rodrigo de los Reyes

Actualmente, se desconoce el impacto y la tasa real de mortalidad que produce esta enfermedad en los huemules, por lo que CONAF desarrolla un programa de monitoreo, que incorporó este verano algunos collares con GPS para estudiar los desplazamientos de los individuos, mientras distintos miembros de la sociedad civil claman por más medidas que apunten a la protección efectiva de estos animales.

Pero ¿cómo «brincó” la bacteria desde las ovejas hasta el huemul?

Hasta hoy, esa es una de las grandes incógnitas sin resolver. Algunas hipótesis apuntan a que las ovejas transmitieron de forma directa o indirecta este patógeno, el cual pudo haber ingresado al organismo del huemul a través de lesiones en la piel causadas por los cercos, o por insectos hematófagos como los tábanos. En ese sentido, las bacterias pueden sobrevivir durante semanas o meses en el medioambiente, como en las plantas del bosque caducifolio donde se alimentan.

De esa forma, la infección se habría instalado en la población de huemules, propiciando la posterior propagación de la bacteria entre los mismos ciervos a través de sus distintas interacciones.

“No se ha podido detectar el caso cero, como para decir con certeza que fue por un alambre, o por una oveja que defecó en un lugar, y ese huemul se alimentó de la vegetación del mismo sitio y se infectó, pero aún así, este problema da cuenta de que nuestras especies silvestres son muy sensibles y pueden infectarse de una serie de agentes que vienen del ganado. El ganado en nuestras áreas protegidas causa problemas que no son menores, y que en este caso lo estamos viendo con los huemules enfermos”, advierte Cristián Saucedo, administrador de Vida Silvestre – Rewilding de Tompkins Conservation.

Huemules Parque Nacional Cerro Castillo ©Rodrigo de los Reyes (9)
Huemul enfermo en P.N. Cerro Castillo ©Rodrigo de los Reyes 

Saucedo, quien es médico veterinario, añade que “aún no sabemos cuáles son las consecuencias en los huemules, y tampoco sabemos si todos los huemules que se infectan mueren. Al parecer no es así porque hay datos de animales que fueron capturados, se trataron, se mantuvieron marcados y hoy están vivos, pero en el camino hay otros que sí han muerto en muy malas condiciones, muy debilitados, con mucho material purulento. Son verdaderos ‘cadáveres vivientes’, como los describen las personas que han estado en las necropsias. Quedan sorprendidos cómo estaban vivos con esas condiciones en su interior”.

Un gran problema, muchas piezas faltantes

Para tener una idea, hace alrededor de 100 años que la fauna silvestre de la zona ha interactuado de distintas formas con especies introducidas domésticas, utilizadas por las comunidades para distintas actividades, entre ellas la ganadería.

Sin embargo, transcurría el año 2014 cuando se reportó la presencia de un huemul con un absceso en su cara, por primera vez, a través de material fotográfico generado por Rodrigo de los Reyes, abogado, fotógrafo, y presidente de la Agrupación Cultural de Protección al Huemul de la Patagonia.

Rodrigo de los Reyes
Rodrigo de los Reyes

De los Reyes se encontraba, en ese entonces, en el sector de Las Horquetas, el cual formaba parte de un predio particular al interior de lo que en ese momento aún era la Reserva Nacional Cerro Castillo, y que “era un lugar histórico de tránsito de huemules, un corredor biológico. En ese lugar avisté un huemul que me llamó la atención porque tenía una protuberancia, como la denominé en ese momento, que después con los años y aprendizajes sé que médicamente se les dice abscesos”, agrega.

No obstante, fue en 2015 cuando se logró diagnosticar el primer caso de linfoadenitis a través de un análisis de laboratorio. En ese entonces se observó a un huemul macho adulto que presentaba un absceso en la zona abdominal, por lo que fue capturado, anestesiado y examinado. En tanto, el absceso fue drenado y el ejemplar liberado una vez dado de alta. Luego, los estudios arrojaron que la bacteria correspondía a la cepa que se encuentra en las ovejas.

Huemul enfermo en Parque Nacional Cerro Castillo ©Rodrigo de los Reyes
Huemul enfermo en Parque Nacional Cerro Castillo ©Rodrigo de los Reyes

Así lo detalla Horacio Bórquez, director nacional del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG): “El primer caso diagnosticado fue en el mes de octubre de 2015. Esta enfermedad provocada por una bacteria es una enfermedad común presente en animales domésticos (bovinos, ovinos, equinos), diferenciándose al menos en tres cepas distintas: Corynebacterim pseudoruberculosis variedad bovis [bovina], Corynebacterium pseudotuberculosis variedad equis [equina] y Corynebacterium pseudotuberculosis variedad ovis [ovina]. La tipificación de la bacteria presente en huemules realizada por el SAG, fue compatible con Corynebacterium pseudotuberculosis variedad ovis, la cual afecta a ganado ovino. El medio de transmisión y contagio no han sido comprobados científicamente”.

Posteriormente, dentro de la misma reserva, a 8 km del primer caso diagnosticado, se observó en febrero de 2016 un segundo macho adulto con un absceso en el lado izquierdo del área pectoral. Similar al huemul anterior, se capturó y se tomaron muestras del absceso, confirmando una vez más la presencia de la bacteria del genotipo ovino. Además, según un artículo publicado en el Journal of Wildlife Diseases, detectaron que un aislado de este mismo caso fue resistente a los antibióticos, específicamente a la ciprofloxacina y la estreptomicina que se utilizan con frecuencia en animales domésticos.

Huemules Parque Nacional Cerro Castillo ©Rodrigo de los Reyes (8)
Huemul en Parque Nacional Cerro Castillo ©Rodrigo de los Reyes

De esa manera, desde el 2015 a la fecha se han tomado muestras en 19 huemules, ya sea por necropsia – ante su muerte por vejez, atropellos u otros – o de ejemplares capturados en el territorio asociado a la Ruta 7 que cruza el Parque Nacional. De ellos, 16 fueron diagnosticados como casos positivos de esta enfermedad, aunque “es necesario indicar que las muertes de huemules registradas no pueden ser atribuidas específicamente a la acción de este agente”, precisa el director del SAG.

A pesar de ello, no se tiene información acabada sobre el número total de huemules contagiados. Esto se debe no solo a la enorme extensión del parque nacional, sino también por el tipo de hábitat y la conducta elusiva del huemul, incluyendo, además, sus bajas densidades poblacionales.

Bahamonde reconoce que “en cuanto al número de animales actualmente enfermos con linfoadenitis caseosa, es difícil hacer una cuantificación. La razón para ello está en que es extremadamente difícil establecer el número de individuos de una población de fauna silvestre, sobre todo en peligro de extinción y con los hábitos que presenta el huemul (difícil de observar, terrenos abruptos, grandes extensiones). No obstante esa dificultad, el porcentaje que podría estar en torno al 10 o 15 % con un margen de error que puede ser importante”.

Huemules Parque Nacional Cerro Castillo ©Rodrigo de los Reyes (3)
©Rodrigo de los Reyes

En cuanto a los que han sido divisados con abscesos, Saucedo puntualiza que “el Parque Nacional Cerro Castillo es un área protegida bien grande, pero los huemules que se han detectado con linfoadenitis están asociados a la Carretera Austral, en el tramo que atraviesa el parque nacional, que es donde la mayoría de nosotros tiene más acceso. Allí se estima que hay entre 40 y 55 huemules, y que, de ellos, la cantidad de ejemplares enfermos es alta. Hay fotografías de más de 30 individuos distintos con abscesos”.

De los Reyes coincide: “Tengo aproximadamente 35 ejemplares registrados, desde 2010 o 2012 que es cuando empecé a darle una sistematización a los registros fotográficos, hasta el 2020, en forma constante y periódica”.

La punta del iceberg

Si hay algo que destaca el encargado de Rewilding de Tompkins Conservation es que “esta especie es como un barómetro o indicador de la salud de los ecosistemas. Los huemules enfermos nos están indicando que hay un ecosistema enfermo, que algo ocurrió acá por ciertas prácticas. Si bien en este caso nos centramos en la linfoadenitis, esta es la punta del iceberg, ya que, si se contagiaron con esta bacteria, se pueden contagiar de cualquier cosa, incluyendo enfermedades más graves”.

En efecto, hay capítulos en la historia sanitaria del huemul que así lo respaldan, ya que la linfoadenitis no ha sido la única infección transmitida por el ganado a este emblemático ciervo.

Por nombrar algunos ejemplos, en el Parque Nacional Patagonia se han detectado huemules afectados por la sarna ovina y por el virus de la diarrea bovina.

Ovejas en ValleChacabuco ©Cristián Saucedo (1)
Ovejas de antigua estancia del Valle Chacabuco, actual Parque Patagonia ©Cristián Saucedo

A esto se suma el Parque Nacional Bernardo O’Higgins, emplazado entre las regiones de Aysén y Magallanes, donde se encontraron huemules aquejados por una enfermedad, causada por el parapoxvirus, que afectó sus patas. Para hacerse una idea, esta infección puede generar hinchazón, cojera, pérdida parcial o completa de la pezuña, dolor severo y movilidad reducida, seguidos – en los casos más avanzados – por la pérdida de la condición corporal y la postración de los individuos enfermos. El origen de la infección se debería a la introducción ilegal de ganado vacuno en la zona en 1991. Por ello, un estudio publicado en 2019 en PLOS One abordó su impacto en 24 huemules entre 2005 y 2010, constatando que el 40% de los casos culminó con la muerte del animal.

Lo anterior evidencia la crítica relevancia de controlar no solo el territorio interior de las áreas protegidas, sino también lo que sucede fuera de sus límites.

Por ello, Saucedo es enfático al señalar que “lo que no podemos permitir es ganado en áreas de huemul, porque eso representa una probabilidad enorme de que nuestros huemules se enfermen y se infecten de algo grave. Y si vamos a tener ganado, tiene que estar en las mejores condiciones sanitarias posibles, es decir, con sus tratamientos antiparasitarios y vacunas. Si tenemos vecinos en un parque nacional, ese ganado tiene que estar manejado con altos estándares sanitarios”.

Huemules Parque Nacional Cerro Castillo ©Rodrigo de los Reyes (10)
Cría con absceso ©Rodrigo de los Reyes 

Sin embargo, Bahamonde señala que “al menos para el Parque Nacional Cerro Castillo en su conjunto, la principal amenaza, y por sobre la enfermedad, la representa la ganadería furtiva estival en diversos valles del Parque Nacional. Esta situación ha quedado en evidencia a través del monitoreo con cámaras trampa que se ha comenzado a incorporar a la gestión del Parque y se estima que puede estar ocupando en torno a las 10.000 ha. Sin duda representa una situación preocupante que se comenzará a abordar durante este año”.

A esto se suman otras presiones y amenazas que han diezmado las poblaciones de huemul a nivel regional y nacional, como los ataques de perros y la pérdida de hábitat. “El crecimiento expansivo horizontal de pueblos y ciudades ha ido quitando espacio a lo que era el hábitat natural del huemul, lo cual le ha obligado a desplazarse a otros territorios, donde son presa fácil de depredadores, de enfermedades, etc.”, puntualiza De los Reyes.

La presencia de otras especies introducidas, como el ciervo rojo y el jabalí, constituyen otros riesgos para el ecosistema y sus habitantes nativos. Según informan, entre la CONAF y el SAG están elaborando un plan de control de especies exóticas en áreas silvestres protegidas.

Todos/as son necesarios

En cuanto a los hechos más recientes, desde el SAG indican que la Comisión Intersectorial de Protección del Huemul está trabajando en la elaboración de un plan territorial de intervención, con una serie de elementos y actores, como la inserción comunitaria del plan, que incluye el fomento de buenas prácticas zootécnicas y sanitarias; un plan de manejo sanitario de animales domésticos – como ovejas y vacas – en torno a áreas silvestres; la promoción y fiscalización de la tenencia responsable de perros, asociados a loteos y viviendas aledañas a áreas protegidas, lo que a su vez se relaciona con la fragmentación de hábitat; la educación y trabajo con la comunidad para generar conciencia en la ciudadanía sobre la situación e importancia del huemul; y la conservación del hábitat de este cérvido, que permita su sobrevivencia y una mejor calidad de vida, generando por ejemplo corredores biológicos o creando cruces en la ruta.

©Programa Corredor del Huemul | Tompkins Conservation Chile
©Programa Corredor del Huemul | Tompkins Conservation Chile

En esa línea, se han desarrollado otras iniciativas como el reciente lanzamiento del “Corredor del Huemul en Aysén”, proyecto impulsado por Tompkins Conservation, en colaboración con CONAF y SAG, que busca promover acciones para resguardar el hogar de este cérvido. Para ello, se realizó a mediados de mayo la remoción de cercos entre el sector de Las Horquetas y el Parque Nacional Cerro Castillo, con el fin de reducir lesiones de huemules en los alambrados, y permitir su libre tránsito entre el parque y la zona colindante.

Además, Bahamonde cuenta que, aparte de los monitoreos que realizan en CONAF y otras instancias de trabajo, se ha pensado en utilizar herramientas disponibles de ciencia ciudadana como iNaturalist, donde las personas pueden subir fotos e información sobre distintas especies, contribuyendo al levantamiento de datos y, por consiguiente, al conocimiento de los huemules que sean avistados.

Por otro lado, desde la Agrupación Cultural de Protección al Huemul de la Patagonia proponen tres principales acciones: un censo de huemules desde Nevados de Chillán hasta Magallanes, que es la distribución actual del huemul en Chile; la creación de un centro de rescate, tratamiento y rehabilitación de fauna silvestre; y la medicina de la conservación para velar por la salud humana, animal y de los ecosistemas.

Huemules Parque Nacional Cerro Castillo ©Rodrigo de los Reyes (4)
©Rodrigo de los Reyes

Respecto a la primera propuesta, De los Reyes remarca la necesidad de actualizar la información sobre esta especie, considerando que las estimaciones sobre su población en Chile y Argentina fueron calculadas hace más de una década. En ese sentido, señala que es prioritario que los servicios públicos contabilicen a los huemules, incluso con ayuda de otras entidades como el Ejército. “Se sigue hablando de una población de 1.500 ejemplares, o de 2.000 ejemplares, pero no hay un censo de huemules, y al no haber un censo, no se pueden diseñar correctas políticas públicas”, asegura.

El abogado sostiene que “el Estado chileno, la institucionalidad, está todavía en deuda con una efectiva protección y conservación del huemul, y, es más, los esfuerzos que se están haciendo y que se hacen, no van encaminados en acciones efectivas para la situación coyuntural táctica y estratégica”.

Desde Tompkins Conservation, en tanto, proponen la generación de protocolos que apunten, por ejemplo, a la prevención de contagios desde el ganado a los huemules, así como también la creación de un centro de rescate y tratamiento para auxiliar a animales silvestres como el huemul. Claramente, este recinto requeriría de la colaboración de distintas instituciones, y de una serie de medidas y providencias, ya que el cautiverio genera un nivel enorme de estrés en este mamífero, lo que podría desencadenar dificultades adicionales.

Por ello, el médico veterinario de la fundación señala que “no se trata de tomar a todos los huemules enfermos y encerrarlos, sino que se trata de definir distintos protocolos de intervención. Para los casos que se justifique, que sean más graves y requieran aplicación de tratamiento más continuo en el tiempo, la idea es tener un espacio para poder destinar a esos animales, porque ese espacio hoy día no existe”.

©Programa Corredor del Huemul | Tompkins Conservation Chile
©Programa Corredor del Huemul | Tompkins Conservation Chile

Además, para Saucedo es necesario abordar este problema desde el enfoque de ‘Una Salud’, entendiendo la inevitable interdependencia entre la salud humana, animal y ecosistémica. Para él, se requiere trabajar con los vecinos, pobladores, ganaderos, turistas, y todas las instituciones involucradas, más allá de la frontera del parque nacional.

“El caso de los huemules es un súper ejemplo, porque Cerro Castillo es muy valioso por la población que vive allí y por la naturaleza dentro de sus límites. Que tengamos a estos huemules con los abscesos es una luz roja prendida. Hay que entenderla en el contexto de Una Sola Salud. No hay una salud de los huemules, de las vacas y ovejas, y de los humanos por separado. Todas conforman una sola salud, cuando una de esas saludes está alterada, tarde o temprano va a tener repercusiones en los otros ámbitos, porque estamos todos interrelacionados. Por eso hay que trabajar en conjunto. Nadie sobra, todos son necesarios”, sentencia.

 

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