El caracol negro (Macrocyclis peruvianus) es uno de los tres invertebrados terrestres más grandes de Chile. Es también el molusco terrestre más grande del país. Con su concha café y característico color negro, mide casi diez centímetros de largo y puede llegar a los seis de alto. Así, es fácilmente reconocible, pese a su poca abundancia y que habite en los lugares más sombríos y húmedos de los bosques nativos entre la Región del Maule y Aysén.

Caracol negro (Macrocyclis peruvianus). Crédito Francisca Muñoz
Caracol negro (Macrocyclis peruvianus). Crédito Francisca Muñoz

Como otros caracoles nativos, esta es una de las criaturas menos estudiadas. Poco se sabe, por ejemplo, sobre sus hábitos alimenticios, lo que es clave para entender el rol en la cadena trófica de esta especie en los bosques que habita.

Gracias a los registros de ciencia ciudadana existente y su posterior análisis por parte de investigadores, un estudio recientemente publicado da nuevas luces sobre su alimentación. Ente estos, los registros de micofalgia —o alimentación en base a hongos— de M. peruvianus y el primer registro de esta especie alimentándose de Plectostylus peruvianus, otra especie de caracol nativo. Hasta el momento, se especulaba que comía únicamente plantas o dentritos.

Caracol negro (Macrocyclis peruvianus). Crédito Marcela Aravena
Caracol negro (Macrocyclis peruvianus). Crédito Marcela Aravena

“El caracol negro es especie vulnerable ante los cambios que se generen en su hábitat, ya sea por la pérdida del bosque o por el cambio climático. Entonces es importante tener más antecedentes sobre qué tipo de alimentos está consumiendo y, por lo tanto, después generar algún tipo de política pública”, comenta Rodrigo Barahona, Dr. en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias, uno de los autores del estudio, académico del Departamento de Ciencias Biológicas y Biodiversidad de la Universidad de los Lagos y líder del programa de ciencia ciudadana “Caracol negro (Macrocyclis peruvianus) en Chile”.

Un alimento que no se había registrado para el caracol negro

Como buen habitante de un lugar “húmedo y sombrío” en el sur de Chile, no es extraño que el microhábitat en el que está el caracol negro se componga de hojarasca, helechos, musgos, un sotobosque denso y troncos en descomposición. Es en estos últimos, crecen ciertos tipos de hongos, como Marasmiellus alliodorus, Aleurodiscus vitellinus y Grifola gargal; o géneros como Armillaria, Boletus, Mycena, Pholiota y Ramaria.

Caracol negro (Macrocyclis peruvianus). Crédito
Caracol negro (Macrocyclis peruvianus) alimentándose de Grifola gargal. Crédito Fungidelica

De hecho, los 21 registros que se obtuvieron, de 30 ejemplares de caracol, corresponden a estas especies y cinco géneros. También, el grupo del que más de alimentaron fueron los Agaricales, que es uno de los que tiene una mayor presencia en el territorio chileno.

Caracol negro (Macrocyclis peruvianus). Crédito Vicente Guzman
Caracol negro (Macrocyclis peruvianus). Crédito Vicente Valdés Guzmán

La especie más consumida es Marasmiellus alliodorus, que se desarrolla sobre la corteza de árboles vivos o muertos como un parásito y también como saprófito de especies como el roble, el avellano, el lingue o la tema. Fructifera en otoño y se distingue por su color blanco crema y su centro color canela.


En este contexto, un dato que llama la atención es que, de los hongos consumidos, el 58,8% son descomponedores primarios de los llamados detrito leñosos gruesos, o más fácil: troncos grandes en descomposición.

Caracol negro (Macrocyclis peruvianus) alimentándose de Marasmiellus alliodorun. Crédito Rouget alba
Caracol negro (Macrocyclis peruvianus) alimentándose de Marasmiellus alliodorun. Crédito Rouget Alba

“Estos son muy importantes para el bosque, porque son hábitat de muchos animales, como el chucao, el hued hued, churrín, roedores, insectos, refugio en el invierno para los hongos —reteniendo humedad bajo y dentro de ellos—, etc. Entonces, son muy importantes como estructura, se les conoce como legados estructurales del bosque. Es como un indicador de un bosque sano o antiguo, en muchos bosques jóvenes o secundarios no los encontramos. Esto indica que el alimento del caracol negro se encuentra en este tronco y se asocia a la importancia de que existan estas estructuras, de que haya este hábitat de bosque viejo y complejo”, comenta Gabriel Orrego, ingeniero forestal cofundador de Symbiotica e investigador de la Fundación Fungi.

Caracol negro (Macrocyclis peruvianus). Crédito Claudio Andrés Agaricales
Caracol negro (Macrocyclis peruvianus). Crédito Claudio Andrés

Todos los registros fueron principalmente en áreas protegidas entre Biobío y Los Lagos. En la Región de Los Ríos solo hubo cinco registros, mientras que en Maule y la Araucanía hubo uno solo. De esta forma, este gran caracol se encontró principalmente en bosques nativos, estando presente en madera en descomposición, alimentándose de hongos. La discusión del paper apunta a que este tipo de madera se relaciona con los caracoles ya que estos pueden ayudar en la dispersión de esporas luego de consumir los hongos.

Por lo tanto, este gran molusco podría estar teniendo un rol en la dispersión de esporas en los bosques chilenos. Además, su presencia en los lugares registrados releva la importancia de la madera muerta en descomposición y/o la hojarasca en el suelo del bosque.

¿Alimentarse de otro caracol?

Otro de los registros que llamó la atención fue uno en Biobío, donde se identificó al caracol negro alimentándose de Plectostylus peruvianus, otra especie de caracol nativo. Según se relata en el artículo científico, se intentó separar ambos individuos, sin embargo, no fue posible. Ambas conchas estaban pesadas y al menos uno de los caracoles estaba vivo, por lo que se asumió que el caracol negro se podría haber estado alimentando de la otra especie, o al menos, partes de ella.

“En el caso del caracol negro que está consumiendo un caracol de árbol, entendemos que el caracol negro podría ser un oportunista porque no tenemos claridad de que esté consumiendo o haya cazado a ese caracol, entonces en ese caso llama la atención que, en un momento determinado, una persona llega y toma estos registros y cambia todo lo que suponíamos e hipotetizábamos con respecto a la alimentación de uno de los invertebrados más grandes de Chile”, agrega Barahona.

Caracol negro (Macrocyclis peruvianus) alimentándose de Plectostylus peruvianus. Crédito Paulo Valencia
Caracol negro (Macrocyclis peruvianus) alimentándose de Plectostylus peruvianus. Crédito Paulo Valencia

La importancia de la ciencia ciudadana

Los proyectos de ciencia ciudadana nacen con el fin de que quien quiera aportar en el conocimiento de los ecosistemas, en este caso, invertebrados, pueda hacerlo. De esta forma, la ciudadanía toma un rol activo compartiendo sus registros y aportando a la conservación de las especies chilenas.

“La ciencia ciudadana siempre está aportando con registros novedosos. Y esto nos ayuda a entender de que siempre hay algo más que se puede saber respecto a una especie o fenómeno. En ese sentido, lo que está haciendo el científico, voluntario o la comunidad, es aportar información que sistemáticamente la ciencia no escapa de registrar, pero que sí oportunistamente lo puede hacer. Eso después, de alguna u otra manera, lo podemos sistematizar y mostrar a la comunidad o al mundo científico mediante difusión o artículos científicos que validen esa información tremendamente importante”, comenta Barahona.

Caracol negro (Macrocyclis peruvianus). Crédito Vicente Guzman
Caracol negro (Macrocyclis peruvianus). Crédito Vicente Valdés Guzmán

Particularmente, sobre el caracol negro existe en Facebook el proyecto Caracol negro (Macrocyclis peruviana) en Chile. Ahí las personas pueden subir sus registros junto con información como: cuántos individuos vieron, qué tipo de árbol domina el lugar, dónde se vio, qué tipo de bosque —nativo, mixto o plantación forestal— o que tipo de sotobosque había —ramas, helechos, musgos, hojas, madera muerta, etc—.

A esa plataforma se suma Inaturalist y otro proyecto que ya será revelado. Mientras tanto, los registros todavía se reciben y la invitación queda abierta a toda la comunidad, ya que la ciencia ciudadana tendrá un rol fundamental en futuros conocimientos de esta especie, como su ocurrencia, hábitat o amenazas

2 Comentarios

2 Comentarios

  1. Mónica

    Alguna dirección a dónde enviar la foto

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