En el mundo existen más de 50.000 especies de hongos y tradicionalmente se les ha incluido dentro del reino vegetal, considerándolos erróneamente como plantas sin clorofila. Sin embargo, los hongos no son ni plantas ni animales, sino otro reino distinto: el Reino Fungi.

El mundo de los hongos es fascinante por sus colores, sus misteriosas formas y propiedades, aún poco exploradas en nuestro país. Esto los convierten en organismos muy especiales,  sobre todo por su participación fundamental en los procesos de formación del suelo y el flujo de nutrientes esenciales para mantener la vida y productividad de la biosfera, que reúne al conjunto de los seres vivos del planeta.

Digueñe ©Fundación Fungi
Digueñe ©Fundación Fungi

Y no solo eso, la verdad es que a los hongos les debemos mucho. “En términos medicinales son muy importantes; la penicilina deriva de un hongo, hay psicotrópicos como el LSD que derivan de hongos. La levadura que hace crecer el pan es un hongo y también hay hongos que se usan para procesos productivos en minería”, explica a Ladera Sur Giuliana Furci, fundadora de Fundación Fungi, organización que promueve la conservación, investigación y difusión de estos organismos.

¿Valer Hongo?

Hongo del norte de Chile. Especie no identificada ©Dinelly Soto
Hongo del norte de Chile. Especie no identificada ©Dinelly Soto

Aunque cohabitamos con ellos y los vemos constantemente, su importancia no es conocida por la mayoría de los habitantes de nuestro país, salvo en el aspecto alimenticio. “En el sur se valorizan muchísimo. La cultura gastronómica mapuche usa varias especies, considerándolos incluso como una entrada económica. En el centro se valoran, pero nos juega en contra nuestra idiosincrasia, dichos populares como “valer hongo”, despotrican en contra a este fascinante reino”, señala Furci.

Geastrum fornicatum ©Fundación Fungi
Geastrum fornicatum ©Fundación Fungi

En el norte también son poco conocidos porque las especies que hay no son comestibles. Los hongos crecen donde hay materia orgánica por lo que podemos incluso encontrarlos en el desierto más árido del mundo: el desierto de Atacama. Suena difícil de creer, pero en medio oriente, estas especies son esenciales para los habitantes del Sahara. Las trufas, que también son hongos, son el elemento base de su alimentación. Estos ejemplares del mundo fungi, a las que se apoda «los diamantes de la cocina», pueden valer desde US$200 hasta US$4.000 el kilogramo en algunos países.

¿Cuándo verlos?

Trametes versicolor ©Dinelly Soto
Trametes versicolor ©Dinelly Soto

Los hongos encuentran especiales condiciones para fructificar en los meses de otoño y primavera, donde podemos verlos en mayor cantidad. Sin embargo, prestando atención, puedes encontrarte con grandes sorpresas durante el verano, sobre todo en el sur de Chile. “Los hongos están presentes todo el año, ya que se trata de una red de células llamadas Micelio la cual permanece todo el año esperando las condiciones necesarias”, explica Dinelly Soto, especialista en hongos de la Patagonia y colaboradora de Hongustock, el festival dedicado a los hongos más austral del mundo.

Amanita muscaria ©Fundación Fungi
Amanita muscaria ©Fundación Fungi

Dinelly nos explica que en época veraniega en la Patagonia, podemos ver los hermosos Trametes versicolor o colas de pavo, especies muy apreciadas en la cultura asiática por sus beneficios a la salud en infusiones. También podemos encontrar a la Ganoderma australe, conocidas como orejas de palo, las cuales llaman la atención por su dura contextura y porque alcanzan en algunos casos grandes dimensiones (su tamaño va desde los 10 a 34 cm de ancho y de 10 a 25 cm de radio). Otras especies visibles en esta época del año son la Polyporus gallanus y la Phellinus andinus patagonicus ambos poliporales (por poseer poros y no láminas como algunos hongos con sombrero).

La época más idónea para ver hongos en la zona centro-sur, es en otoño, de abril a junio. En el sur, de octubre hasta enero, y de enero a mayo en el norte grande.

¿Qué especies ver?

Ganoderma australe ©Dinelly Soto
Ganoderma australe ©Dinelly Soto

Pues es difícil de responder. Los hongos son específicos de su sustrato. Donde hay mucho roble, los más comunes son los hongos asociados al roble, como los digueñes. Donde hay mucho abedul o pino, el más común es la Amanita muscaria. En general, los hongos más comunes están de la mano con las plantas y animales que están en ese lugar, ya que siempre viven asociados.

Apenas conocemos el 5% de los hongos que habitan en el planeta, se trata de especies tan  cotidianas como desconocidas. Convivimos con ellos, disfrutamos de ellos, podemos padecer de ellos y dependemos de ellos para poder vivir. Viéndolo así, parece razonable acercarnos un poco más a este particular reino por descubrir.

Ramaria flava ©Fundación Fungi
Ramaria flava ©Fundación Fungi

Fundación Fungi tiene una serie de actividades que te pueden interesar. En mayo estarán junto a la RedFungi en Nahuelbuta, con actividades de colecta de hongos, actividades con escolares y recolectores.

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