Fenómeno del Niño: ¿otoños muy secos, inviernos lluviosos?
El pronóstico estacional de la Dirección Meteorológica de Chile indica que se esperan alrededor de 200 mm de precipitación en Santiago durante el próximo trimestre, luego de un otoño que no superó los 15,8 mm. Aunque la influencia del Fenómeno del Niño en las precipitaciones se ha debilitado en las últimas décadas debido al cambio climático, se espera que este año no sea tan seco gracias a su presencia. ¿Significa la presencia del Fenómeno del Niño un otoño seco y un invierno lluvioso?
El otoño se acaba y las precipitaciones en la Región Metropolitana han sido escasas. Según la Dirección Meteorológica de Chile, se han registrado 15.8 mm de agua caída este año. Para hacerse una referencia en 2022, hasta esta fecha, habían caído 56,4 mm. Este año, a diferencia del año pasado, está marcado por la llegada del Fenómeno del Niño, y sigue a 2015 como un año de otoño muy seco. En esa oportunidad se registraron apenas 9,4 mm a la fecha.
Según Raúl Cordero, Climatólogo y líder del grupo de Investigación Antártica de la Universidad de Santiago de Chile, “El 2015, al igual que el 2023, estuvo marcado por el desarrollo del niño. El 2015 fue el año del famoso niño Godzilla. Ambos años estuvieron marcados por un primer semestre extremadamente cálido y seco. Sin embargo, en 2015, las precipitaciones repuntaron el segundo semestre. Al igual que en el 2015, este año tenemos la esperanza de que el segundo semestre, las precipitaciones estén más cercanas a valores típicos”.
El pronóstico estacional de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) indica que se esperan alrededor de 200 mm de precipitación en Santiago durante el próximo trimestre, similares a los valores típicos del invierno.
En las recientes ocasiones en que llegó el Fenómeno del Niño a Chile, en Santiago se registraron distintos valores a los actuales durante otoño, lo que no necesariamente significó que fuesen secos. Por ejemplo, cayeron 400.7 mm en 2002, 111.4 mm en 2003, 88.6 mm en 2006, 87.8 mm en 2007, 110.1 mm en 2009 y 141.7 mm en 2010. Según Cordero, en las últimas décadas, los años del Fenómeno del Niño solían caracterizarse por precipitaciones superiores a lo normal, es decir, eran años lluviosos: “Sin embargo, la influencia del Niño en las precipitaciones se ha debilitado en las últimas décadas, probablemente, por el cambio climático”.
En el pasado, cuando teníamos el niño, muy probablemente tendríamos un año lluvioso. Hoy, debido al calentamiento global, lo único que podemos decir es que si tenemos el «niño» el año probablemente no sea tan seco.
“La crisis climática ayuda a entender porque en las últimas cuatro décadas la zona central ha perdido un promedio un 30 % de precipitaciones, pero El Niño sigue teniendo un efecto positivo en las precipitaciones. Aunque probablemente no sea un año lluvioso como los que tuvimos durante los años de 1997 o 1982, sería sorpresivo que este 2023 fuese seco”, finalizó Cordero.